Las relaciones personales son fuente de momentos de felicidad y de ilusiones compartidas, sin embargo, también existe una gran fuente de sufrimiento producida por los conflictos generados en las relaciones personales. Desecuentros, diferencias de criterio, incompatibilidad de caracteres, expectativas rotas, amistad falsa… podríamos seguir enumerando una amplia variedad de posibles situaciones que son un claro ejemplo del dolor que es posible sufrir en el contexto de la amistad.
Las dificultades en las relaciones personales son una realidad, a este respecto conviene puntualizar que cuando experimentamos un malestar con otra persona tendemos a observar más la carencia del otro que la propia. Sin embargo, en la escuela de la vida también aprendemos mucho de nosotros mismos a partir de cómo nos relacionamos con los demás. De ahí que también es positivo hacer introspección para poder mejorar las habilidades sociales, potenciar la empatía y relativizar las dificultades.
¿Cuándo estás el conflicto más en uno mismo que en los demás? Cuando una persona siente que hay muchas personas de su entorno que no le caen bien o cuando su día a día se torna una noria frecuente de enredos y desecantos, entonces, conviene hacer análisis para ver qué parte de responsabilidad puede tener uno mismo en esa situación.
Cómo gestionar las dificultades
Sigue hacia adelante sin quedarte estancado en aquello que ha pasado. Es increíble la cantidad de tiempo que una persona puede llegar a perder al dar vueltas y vueltas en torno a un mismo asunto.
Cuando nos encerramos en nosotros mismos sentimos que las relaciones sociales nos cuestan todavía más ya que las habilidades sociales también se entrenan. La comunicación tecnológica que abre tantas puertas positivas hoy en día, nunca debe de ser sustitutiva de las relaciones tradicionales.
Valora tu modo de ser. Existen personas tímidas que idealizan el carácter de alguien sociable. El amor hacia uno mismo supone potenciar las fortalezas personales y no querer ser alguien diferente. Existen habilidades que todo ser humano puede entrenar, por tanto, si existe un punto débil de tu carácter que te gustaría modificar, entonces, esfuérzate por ello.
Recupera la perspectiva objetiva de una situación: tendemos a ser muy exigentes con el otro y muy comprensivos con nosotros mismos cuando se trata de un conflicto interpersonal. Valora en qué forma puedes colaborar para que mejore la relación con una persona. Las relaciones no tienen por qué prolongarse en el tiempo si sientes que este vínculo es más una carga que una fuente de sufrimiento. Sin embargo, antes de cortar una relación es importante hacer balance.
Las heridas del corazón
A veces, damos vueltas y vueltas a por qué se producen ciertas situaciones. Simplemente, se trata de vivir, de aprender a partir de la experiencia a establecer relaciones personales más saludables a partir del respeto hacia uno mismo y también, hacia el otro.
Todos tenemos heridas internas y algunas de esas heridas están producidas por decepciones personales.¿Cómo se superan las dificultades? Aprendiendo a ser uno mismo frente al otro, reforzando la comunicación.
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