La esencia de la dieta mediterránea
El tomate es una maravillosa hortaliza, tiene sus orígenes en los Andes peruanos, aunque fue todo un acierto incluirlo en la alimentación mediterránea, ya que pocos alimentos aportan tantos compuestos antioxidantes como este tesoro de la huerta.
Esta hortaliza que tiñe de rojo nuestros platos favoritos, es una fuente inagotable de virtudes.
¡Disfrutemos juntos de su jugoso sabor; además de su aporte de vitaminas mientras aprendemos a cuidarnos!
Además al incorporarla en nuestra dieta, reducimos el presupuesto y ganamos en salud.
¿Cómo debo cocinarlo?
Tanto su preparación en gazpacho, como en rodajas, el tomate mantiene intacto su porcentaje de agua (el 95% de su peso), por lo que este sabroso e hidratante alimento, esencial en la dieta mediterránea, nos ayuda a:
Refrescarnos, imprescindible para cuando llega el verano. En esos días de tanto calor, comer gazpacho o tomate nos aporta una gran cantidad de vitaminas, minerales, antioxidantes, fibra.
Además como contiene pocas calorías (20 calorías por cada 100g y contiene gran cantidad de agua), nos ayuda a mantener la línea.
Es un eficaz anticancerígeno y previene las enfermedades cardiovasculares, ya que ayuda a reducir el colesterol.
Previene la pérdida de visión y es una ayuda natural frente al asma.
Mejora nuestro ánimo y nuestro sueño, debido a la gran dosis de vitamina B3 que posee, favorece el estado de ánimo positivo y el sueño reparador.Además, contiene ácido fólico, que puede mejorar el humor y la función neuropsicológica en pacientes con depresión.
Diurético y digestivo. El tomate es rico en potasio, un mineral que ayuda a eliminar líquidos, siendo un eficaz diurético, y también contiene elevadas dosis de fibra, por lo que favorece el tránsito intestinal y mejora los problemas de estreñimiento.
Esta hortaliza es rica en licopeno, un pigmento vegetal con propiedades antioxidantes que ayuda a reducir algunos tipos de cáncer, como: el de próstata, mama, vejiga, pulmón y tracto digestivo.
Su alto contenido en vitamina C también ayuda a reforzar el sistema inmunitario.
Recientes estudios confirman que el tomate contiene un nutriente, conocido como el ácido octadecanoico, que puede evitar la aparición de enfermedades relacionadas con el corazón, como los infartos.
¿Cómo puedo comerlo mejor?
Comer tomate es garantía de salud
El consumo regular de esta hortaliza tan sabrosa, reporta numerosos beneficios para la salud.
Para mejorara su absorción, puedes cocinarlo al horno o frito, o simplemente con aceite de oliva.
Cuando se come crudo, el tomate aporta dosis de potasio superiores a la que proporcionan otros vegetales más ricos en este mineral, pero que se cocinan antes de su consumo. Las personas hipertensas, deberían ingerirlo a diario, sin sal añadida, y acompañado de zanahoria y pepino.
Con su piel y sus semillas
Para su consumo en crudo, evita retirarle la piel, ya que es en ella donde se da la mayor concentración de fibra, minerales y vitaminas. Tampoco conviene extraer las semillas de su interior. Pese a que pueden resultar un tanto indigestas, el jugo que las rodea tiene propiedades anticoagulantes y disminuyen el riesgo de trombosis.
Secos, otra opción válida
Aunque no conserva el contenido en vitamina C del tomate maduro, los tomates desecados concentran buena parte de los nutrientes de la hortaliza fresca convirtiéndose en una fuente excepcional de vitamina A y E, de acción anticancerígena. Combinados con queso y orégano o con albahaca y piñones darás con una deliciosa a la par que original salsa, ideal en platos de pasta y muy utilizada en Italia.
Dato curioso:
El jugo de tomate estimula el apetito y ayuda a aumentar las secreciones gástricas.
Sin embargo, conviene eliminar su consumo en caso de estómago delicado y acidez gástrica.
Al natural, la mejor opción.
Los tomates enlatados al natural contienen valores nutricionales muy similares a los frescos, salvo por su menor contenido en vitamina C. El problema que presentan los zumos y las salsas de origen industrial es un alto contenido en sodio, dato a tener en cuenta en caso de hipertensión o de retención de líquidos.
¡Espero que os haya gustado este post!
En caso que no te guste el tomate, puedes utilizar estas recetas para incluirlo en tu dieta, haciendo click aquí.