La cultura, los medios de comunicación, la educación... nos marcan muy bien el hecho de que hay cosas que son imperdonables, o cuando nos hacen daño tenemos que devolver el daño, o por el contrario la religión nos dictamina que tenemos que perdonar, pero... ¿Cómo?
Tampoco nadie nos habla del sentimiento de culpa, un sentimiento que la gran mayoría poseemos enterrado en lo más profundo de nuestro ser, sin ser conscientes de ello, debido a la creencia inculcada y tan arraigada de que no se pueden cometer errores, pues cometerlo significa que no eres perfecto y parece que tenemos que vivir un mundo basado en el perfeccionismo.
Liberarse de la culpa
Es por ello que primero no sabemos identificarlo pues nadie nos ha enseñado, y segundo, no queremos reconocerlo pues mostraríamos una imagen errónea no permitida según la creencia anteriormente mencionada. Sin darnos cuenta de cómo puede llegar a bloquear el flujo de nuestras vidas y afectarnos de una manera autodestructiva impidiéndonos la verdadera felicidad o incluso somatizando o hacernos más propensos a contraer enfermedades físicas.
Tenemos la gran suerte en el tiempo que vivimos que, poco a poco, se le está dando la importancia que merece a este tema, encontrando información al respecto, libros, cursos, estudios psicológicos que demuestran cómo muchos de los trastornos emocionales como la depresión, la ansiedad, los ataques de pánico mejoran notablemente haciendo posible las mejoría en los pacientes que se adentran y trabajan profundamente en este área, llegando a la conclusión de que el perdón hacia uno mismo liberando esa culpa, a terceras personas erradicando el resentimiento de nuestros corazones o situaciones que nos mantienen anclados en un pasado doloroso
¡Es una llave maestra para recuperar la calidad de vida, el bienestar, la libertad, ingredientes básicos para nuestra felicidad!
Para poder empezar adentrarnos en este maravilloso camino de autodescubrimiento y crecimiento interior tenemos que tener claro que el hecho de perdonar no significa exculpar a la persona que nos ha hecho daño, o en el caso de la culpa que no debamos asumir la responsabilidad de los hechos, sino todo lo contrario.
Es un regalo para nosotros mismos pues decidimos dejar de estar encadenados, dejamos de estar prisioneros en una jaula de dolor y sufrimiento, descubriendo que hemos sido nosotros mismos los que nos hemos encerrado en ella, pues recuperamos el control de nuestras vidas, emociones, recuperando ese poder que en su día entregamos a la persona que nos ofendió, situación o persona que causamos sufrimiento.
Es nuestra decisión poder aspirar a un futuro que todos merecemos dejando a tras un pasado de sufrimiento y dolor, ¡tomando la decisión en nuestro presente para poder alcanzar nuestro verdadero objetivo en esta vida, alcanzar la felicidad!
¿Qué es realmente perdonar?
Primero tenemos que tener claro que es una actitud y una forma de vida que vamos cultivando poco a poco y que por suerte es acumulativo su aprendizaje; cuanto más se practica, más lo vamos integrando en nuestras vidas hasta convertirlo en habito muy constructivo y necesario para nuestro equilibrio.
Es el equilibrio perfecto entre deseo de venganza que a todos nos sale como instinto primario de supervivencia, y la misericordia, comprensión y empatía. Un equilibrio imprescindible.
Es una decisión, por querer entrar en este camino entendiendo que es un bien para ti, y solo para ti. Comprendiendo que todos percibimos la vida de manera completamente diferente según nuestras experiencia, vivencias y creencias, es por ello que un mismo hecho vivido exactamente igual por dos personas, no experimentan los mismos sentimientos. Lo que quiero decir con esto es que la mayoría de las veces nos hacen daño sin darse cuenta, actuando de la mejor manera que creen o saben y sobretodo creyendo que hacen lo correcto pues no saben actuar de otra forma, y esta persona no es consciente del daño que te ha hecho.
¿Crees que merece la pena seguir anclado a este dolor?
Es una actitud, aceptar tu propia responsabilidad de tus emociones sentimientos y encontrar las herramientas necesarias para salir de ese papel de víctima para convertirte en el héroe que eres.
Es aceptar y tomar conciencia de lo ocurrido, realizar un viaje en nuestro interior para identificar esos sentimientos (ira, rabia, tristeza, rencor...) y darles la oportunidad de salir, en lugar de reprimirlos. Es dejar ir las necesidades interpersonales. Automáticamente cuando nos hacen daño nuestra mente nos muestra esta frase que nos hace permanecer atados a esa persona o hecho ¡me la debe!, o es imperdonable, o si la tengo que perdonar a cambio quiero..... con lo que nunca nos vamos a sentir pagados pues seguimos teniendo ese sentimiento y no hemos hecho verdaderamente el proceso.
Nos va a requerir que hagamos un cambio total y absoluto de nuestro ofensor o nosotros mismos en el caso de la culpa donde entra en juego la empatía, esa capacidad de ponernos en la piel de esa otra persona de forma objetiva y observar cómo se siente o que le ha hecho actuar de la manera que actuó.
¿Que conseguiremos cuando nos adentremos en este camino?
Desarrollaremos nuestra capacidad de empatizar, nuestra generosidad, nuestra imaginación pudiendo visualizar lo que verdaderamente queremos, aceptarnos y aceptar, luchar por conseguir nuestros objetivos, esperanza en una vida mejor llena de paz y felicidad, confiar de nuevo en la vida, nosotros mismo y en los demás, lo que nos llevara a poder dar y recibir amor de nuevo.
Nos ayudara a poder reconstruir de nuevo nuestras vidas, renovar o dejare marchar una relación desde el amor y no desde el odio o rencor, conoceremos de nuevo a ese maravilloso ser que todos somos al dejar caer todas las máscaras defensivas que hemos ido adoptando para evitar sufrir de nuevo llegando a confundirlas con nuestra identidad.
Un verdadero acto de amor hacia nosotros mismos pues decidimos tomar el control, un regalo que nos espera al final de este camino como nuestra libertad.
A lo largo de mi camino y experiencia me he dado cuenta de que la raíz de muchos problemas, tanto a nivel emocional como físico, es un hecho no perdonado o un sentimiento de culpa muy arraigado en nuestro interior. Cada vez se está conociendo más la verdadera importancia que este tiene, y nosotros como seres humanos merecemos todo lo mejor así que por que no iniciar este proceso tan sanador e importante a la vez, para nuestro bienestar.
Miriam Martinez
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