Es decir, desde este plano, adoptas un rol impersonal en el que no te cuestionas qué necesitas, por qué y para qué. Simplemente, te centras en lo inmediato porque es allí donde parece estar la clave de la felicidad. Y, sin duda, este es un ejemplo de cómo la apariencia no puede confundirse con el ser que es lo verdadero.
El estrés es uno de los enemigos de la salud en la sociedad actual. Su gestión puede comenzar por un objetivo tan esencial como reducir las compras que no aportan una alegría real.
El consumismo produce una falsa abundancia
El consumismo te produce estrés. En primer lugar, existe una relación constante entre la gestión de las finanzas y el ámbito emocional. Mientras que el ahorro es un hábito que te permite preparar el futuro desde el presente con el fin de tener un fondo con el que poder cubrir posibles imprevistos con los que tú no contabas, por el contrario, el hábito del consumismo te lleva a vivir al día y, en ocasiones, puede que hayas tenido dificultades para llegar a final de mes si te has dejado atrapar por esta trama del comprar por comprar.
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En algunos casos, esta rutina también puede derivar en el efecto negativo del endeudamiento. Cuando vives por encima de tus posibilidades, experimentas insatisfacción porque no tomas tus decisiones sobre la base de tu realidad. Te comparas con otras personas.
Planes que no cuestan dinero
Además, también tiendes a programar planes de ocio que están vinculados con el gasto económico, cuando en realidad, existen muchas actividades que son apetecibles y son sencillas.
Por ejemplo, dar un paseo por zonas naturales, organizar un picnic al aire libre, acudir a la biblioteca para tomar libros en préstamo, practicar deporte, quedar con los amigos para tomar algo en alguna cafetería… Los mejores planes no son los más caros. Por esta razón el consumismo produce estrés y vacío emocional.
Esta superficialidad no alcanza la profundidad del alma humana. El recuerdo de los placeres consumistas no permanece en la memoria.
Más allá de las tendencias del momento
Además, cuando te encuentras en esta posición de vida, pierdes mucha energía en programar actividades que exceden a tu presupuesto. Por ejemplo, crees que las próximas vacaciones de verano no serán tan bonitas si en lugar de disfrutar de las vistas de un paraíso de ensueño tienes que quedarte en casa por falta de presupuesto. A su vez, también puede que des una importancia excesiva a las modas.
La vida de un ser humano no es lineal. Existen periodos en los que los ingresos mensuales son más altos y otros periodos que pueden estar marcados por un mayor nivel de escasez. Sin embargo, cuando una persona centra su vida en el consumismo, sufre especialmente por esta cuestión.
El sentimiento de envidia
El consumismo también puede estimular el sentimiento de la envidia cuando te comparas con las personas que tienes a tu alrededor y envidias aquello que poseen y a ti te falta. Un fenómeno, el de la comparación, que también va en aumento en la era de las redes sociales.
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Todas las acciones de presente tienen consecuencias en el futuro. Y el consumismo es un ejemplo de acción que tiene efectos en el presente inmediato. Es decir, tal vez no has podido resistirte a la compra de un recurso determinado, incluso sabiendo que no puedes permitírtelo en este momento.
Sin embargo, el aliciente de ese capricho te ha hecho caer en la tentación. Ese placer dura poco porque pronto te das cuenta de que este hecho va a traer consigo un efecto inmediato en tu presupuesto mensual.
Control de las finanzas
El nivel de ingresos siempre debe estar en relación con los gastos. Es decir, estos movimientos de entrada y salida afectan a tu contabilidad. Por tanto, es muy importante que hagas un seguimiento de tus finanzas porque también incrementas tu empoderamiento personal.
El consumismo también produce un efecto en el hogar: acumulación. Y esta tendencia hacia la acumulación también incrementa el tiempo que debes invertir para mantener el orden. Es un trabajo extra que también viene a sumarse a la realidad de tu propio plan de conciliación.
Además, a partir de este efecto de acumulación, también tardas más tiempo en encontrar dónde está cada cosa. La gestión de los minutos adquiere valor en tu agenda. La simplicidad y la sencillez son características que ponen en valor la armonía de la felicidad porque te ayudan a fluir desde el aquí y el ahora.
Reflexión consciente frente al consumismo
Desde tu posición actual, a partir de una decisión libre y voluntaria, puedes marcar un punto de inflexión en tu existencia. Puedes dejar de llevarte por la corriente de la prisa para experimentar el arte de la paciencia como una virtud desde la que observar el presente con su luz.
Como ser humano eres un ser consciente, con capacidad de reflexión y de decisión. Por tanto, empieza a ejercitar estas capacidades en el ámbito de la experiencia práctica. Frente a aquello que es tendencia en cada momento en las tiendas, se encuentra una realidad: la felicidad verdadera nunca pasa de moda, precisamente, porque su raíz descansa sobre un bien más profundo.
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Mientras que el consumismo te sumerge en una rueda de compras que no tienen un sentido real, te alejas de la gratitud porque vives más pendiente de aquello que crees que te falta que de aquello que ya posees. Sin embargo, la realidad es que convives con muchas necesidades creadas que no son verdaderamente auténticas y sinceras. El consumismo no responde a la ley natural, por esta misma razón, produce un efecto negativo en el plano del bienestar emocional.
Y el estrés es una de las principales amenazas de nuestro bienestar emocional. Así, lla base para gestionar el estrés está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Debemos ser conscientes de que para combatir el estrés no basta solo con aprender a relajarnos, sino que también necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral.
Herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí – pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida libre de estrés. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.