Para tratar de frenar esta enfermedad, los diversos agentes del sector establecen que hay que concienciar a la población en llevar una alimentación más saludable y más responsable. Para ello, se necesita aportar información y formación al consumidor.
Otra de las actuaciones es la necesidad de medidas para volver a la dieta mediterránea, que es una de las mejores según determinados médicos. Con el uso del aceite para cocinar y la ingesta de frutos secos se reduce en un 30% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares o muertes por enfermedad cardiovascular. A su vez, se ha incentivado el aumento del consumo de vino y de pescado para frenar la obesidad.
Todas estas iniciativas deben ir unidas siempre al fomento de programas comunitarios de promoción de la actividad física y estilos de vida saludables. El estudio pone de manifiesto que el nivel de obesidad es mayor en determinadas comunidades autónomas, como en Asturias, Galicia y Andalucía, pero hay menos en el País Vasco, Cataluña y Baleares.
Este estudio ofrece una muestra epidemiológica poblacional sobre la base de una muestra representativa de 6.800 personas que tienen edades comprendidas entre los 3 y los 90 años.
Las recomendaciones generales de la OMS; la Organización Mundial de la Salud pasan por aumentar el consumo de frutas y hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos; reducir la ingesta total de grasas y sustituir las saturadas por las insaturadas; reducir la ingesta de azúcares, y mantener la actividad física de un mínimo de 60 minutos diarios.
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