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El dolor de espalda es un tópico importante en el embarazo, durante esta etapa tu cuerpo cambia dramáticamente. Además de la parte obvia que ocupa el bebé, muchas partes del cuerpo se verán afectadas debido a oleadas hormonales. Los pechos, muslos, pies y manos pueden hincharse; se puede sufrir de acidez estomacal, indigestión y urgencia urinaria e incluso la piel puede cambiar para lucir mejor o peor.
Los ligamentos se ablandan durante el embarazo para preparar a la madre para el parto, esto aunado con los cambios posturales necesarios para dar cabida a un aumento de peso, y debido a esto el dolor de espalda es una consecuencia normal junto con el dolor de cuello, dolores de cabeza, dolor de piernas y fatiga excesiva.
Para ayudar a evitar o controlar los dolores de espalda y cuello, no hay nada mejor que mantener una buena postura, cosas como colocar una almohada como soporte lumbar o colocar los huesos pélvicos en el lugar adecuado de la silla pueden evitar estos dolores. Si los músculos que sostienen la columna eran fuertes antes del aumento de peso por el embarazo, se deben mantener en forma. Aunque en la mayoría de los embarazos se puede realizar una actividad física, se debe preguntar al médico que es lo adecuado y en qué cantidad para cada etapa de la gestación.
Actividades para cuidar tu espalda en el embarazo
Por lo general se puede montar bicicleta en las primeras semanas, y cuando el vientre haya crecido lo mejor es optar por una bicicleta estática por cuestiones de seguridad, el ejercicio moderado en la bicicleta estática ayuda a controlar el peso y a proteger las articulaciones, en especial las de la rodilla, que generalmente son las más afectadas con el sobrepeso.
Otra actividad más que recomendable para cuidar de la columna durante el embarazo, son las clases especiales de yoga para esta etapa. Una de las causas del dolor de espalda es que los músculos no son flexibles y carecen de fuerza, el yoga prenatal trabaja estas características directamente. No intentes realizar los ejercicios sin la ayuda de un monitor especializado ya que puede ser peligroso.
Otras actividades que puedes intentar son la caminata, el pilates, y la natación. Siempre sin un esfuerzo excesivo.
Tras el nacimiento, volver a estar en forma es a menudo una preocupación para las nuevas mamás. No debes apresurarte inmediatamente a un estricto régimen de ejercicio, incluso si piensas que todavía pareces embarazada. Debes darle tiempo a tu cuerpo para recuperarse y sanar y, definitivamente esperar hasta que se detenga el sangrado. La mayoría de los médicos recomiendan que se evite el ejercicio vigoroso hasta después del chequeo de 6 semanas, especialmente si has tenido una cesárea.
Sin embargo, los ejercicios de suelo pélvico deben iniciarse tan pronto como te sientas capaz, ya que estos músculos están más débiles de lo que solían estar. Esto ayudará a evitar la incontinencia además se pueden hacer en cualquier lugar y nadie lo notará.
Las nuevas madres se concentran generalmente en la pérdida de peso y la tonificación de los músculos del estómago para tratar de recuperar su cuerpo anterior al embarazo. Sin embargo, los músculos centrales necesitan la mayor atención ya que estos proporcionan un apoyo a largo plazo para todo el cuerpo. Sin el fortalecimiento de estos músculos, una madre puede sufrir de incontinencia por estrés, mala postura y dolor de espalda. Muchas madres no pueden permitirse el lujo de estar fuera de acción con el dolor de espalda mientras tratan de cuidar a un nuevo bebé.
Recuerda que al iniciar un régimen de ejercicio, las articulaciones y los ligamentos son todavía flexibles, por lo que es más fácil lesionarse por la exageración de movimiento y estirar demasiado.
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