Durante el período de gestación son numerosos los cambios que se producen en los pechos: aumentan de tamaño, aparecen estrías, las venas se vuelven más azuladas, están más sensibles. Para prevenir problemas y molestias, y prepararlos para la lactancia, cuídalos desde el primer momento.
El pecho es una de las partes del cuerpo que más variaciones sufre a lo largo del embarazo:
1) Aumento de tamaño. Los días previos a la regla es muy común que los pechos se hinchen y crezcan, pero también lo es al quedarse embarazada. Por eso, es común que este síntoma de embarazo se confunda a menudo con la llegada del periodo. A principios de la gestación, se acumula grasa en los senos y las glándulas mamarias aumentan de tamaño. Es posible que a las seis semanas las mamas hayan crecido notablemente, incluso una talla entera o más. Durante los tres primeros meses de embarazo, seguirán aumentando preparándose para la lactancia.
2) Cosquilleo y sensibilidad. Para la mayoría de mujeres, uno de los primeros signos del embarazo es la molestia en los senos, causada por la mayor cantidad de hormonas femeninas en el cuerpo: prolactina, oxitocina, hormona lactógena placental y luteinizante. Se vuelven más sensibles al tacto, duelen, se hinchan, molestan al dormir...
3) Picazón y aparición de estrías. Al aumentar tanto de tamaño, es muy común que aparezcan las tan temidas estrías y que se sienta, por lo tanto, picor en la zona.
4) Las venas aumentan de tamaño. Durante estos nueve meses, el volumen de sangre de la futura madre aumenta hasta un 50%, lo que puede provocar que las venas del pecho se vuelvan más azuladas y se distingan mejor.
5) Pezones más oscuros y sobresalidos.
6) Areolas más oscuras. No solo la piel que rodea a los pezones también se torna más oscura sino que crece. Las pequeñas glándulas de la superficie de las areolas se elevan y se tornan irregulares. Esas irregularidades producen una sustancia aceitosa que evita que los pezones se resquebrajen o resequen.
7) Secreción de calostro. Aunque aún falte mucho para el momento del parto y para comenzar la lactancia, algunas mujeres empiezan a segregar calostro (el líquido que nutre al bebé los primeros días después de dar a luz antes de que los senos comiencen a producir leche) El calostro puede salir por sí solo, al masajear el seno o durante la excitación sexual. A principios del embarazo, este líquido suele ser espeso y amarillo. Al acercarse el momento del parto, se torna más pálido y casi incoloro.
¿CÓMO CUIDAR LOS SENOS?
La lactancia no es la causante de las lesiones que se producen en las mamas, sino el embarazo, que es cuando se producen los mayores cambios, por lo tanto ese es el momento de cuidar los senos. Un cuidado exhaustivo ayudará a una pronta recuperación después del parto y a aliviar las posibles molestias que ocasionan los cambios hormonales y su crecimiento. Los senos serán el primer alimento del bebé, así que conviene cuidarlos mucho.
Usa un sostén especial. El sujetador de maternidad alivia muchas molestias musculares. Preferentemente debe ser de algodón, con tirantes anchos. Incluso para la noche hay sujetadores especiales que debería usar toda embarazada.
Hidrata desde el primer momento la piel de tus senos. Así evitarás la aparición de estrías, que pueden volverse irreversibles. Es necesario dedicar unos minutos al día para el cuidado del pecho y aplicar una crema hidratante mediante suaves masajes por lo menos dos veces al día. Puedes usar una crema antiestrías a partir del tercer mes de gestación. Debes continuar con esta rutina hasta que, después de dar a luz, tus pechos se hayan recuperado completamente y hayan vuelto a su tamaño normal.
Evita los jabones que puedan provocar sequedad en los pezones y su contorno, pues contribuyen a crear grietas que son muy dolorosas, que pueden llegar incluso a abrirse durante la lactancia.
Usa almohadillas protectoras desechables si tienes secreción de calostro. Deja secar los senos al aire un par de veces al día, sobre todo, después de bañarte.
Al terminar la ducha aplica sobre cada pecho un chorro de agua fría. Si el frío no es lo tuyo, puedes darte un masaje con un trozo de hielo, de esta forma tonificarás la piel.
Realiza ejercicios específicos para el embarazo y para el pecho y espalda. Estas rutinas fortalecerán los músculos de sostén y te ayudarán a evitar el descolgamiento de la zona por el nuevo peso y a minimizar los dolores de espalda tan comunes en las embarazadas. Mira una rutina para realizar con Fiorella aquí