Cada vez hay más personas que piensan que se puede reducir peso con ciertas dietas que sugieren saltarse el desayuno, comer más de la ingesta total de energía del día durante la tarde,
tener la costumbre de comer fuera de la casa diariamente o la cantidad de comida bajas y luego altas. Sin embargo, estas pueden provocar un mayor riesgo de sobrepeso u obesidad.
Así lo ha querido demostrar la revista Public Health Nutrition con la publicación de una nueva investigación: "Diferencias en los patrones alimentarios y horarios de ingesta en las comidas con respecto a la obesidad abdominal en el estudio científico ANIBES". Haciendo hincapié en la frecuencia de las diferentes comidas, el tiempo empleado en las mismas, así como los patrones de consumo de nutrientes y comidas relacionados con la obesidad abdominal.
La investigación se aplicó a un grupo de personas adultas, sus edades variaban entre los 18 y 64 años de edad. Donde el 48,2% eran hombres y 51,8% mujeres. Para determinar la existencia de obesidad abdominal se calculó la relación entre la medida de la circunferencia de la cintura y la talla. Tras esto, se dividió a los sujetos del estudio en dos grupos: aquellos sin obesidad abdominal y los que sí la tenían.
Este estudio que fue coordinado por la Fundación Española de Nutrición (FEN), trató de identificar las mejores estrategias de alimentación con el fin de prevenir la obesidad. La base del estudio es la cronobiología, que es la disciplina encargada de estudiar las secuencias temporales previsibles. Es decir, cómo el reloj biológico puede influir en nuestra vida y, sobre todo, en las comidas. Debemos comer justo en las horas en donde nuestro cuerpo lo necesite más. Una de las conclusiones a las que se ha llegado es que existe una clara relación entre un número de ingestas diarias igual o superior a cuatro y la reducción del riesgo de padecer obesidad abdominal.
Sin embargo, parece que no es fácil seguir este plan alimenticio, sobre todo para los hombres. Así lo ha determinado este proyecto, puesto que el 54,4% de las mujeres realizaban más de cuatro comidas al día, mientras que el 38,8% de los hombres eran más propensos a saltarse el desayuno, el almuerzo o la merienda. Pero no sólo eso, también el sexo femenino destacaba en cuanto a la calidad de los alimentos selecionados: "los hombres consumían más huevos o carne, mientras que en las mujeres era más alto el consumo de pescado, fruta, cereales integrales y lácteos”, así ha apuntado la Prof. Dra. Rosa Mª Ortega, directora del Grupo de Investigación VALORNUT y Catedrática de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid.
Otro de los factores que influyen en la aparición de la obesidad abdominal es el tiempo dedicado a cada ingesta y a la variedad de los alimentos. Los individuos con obesidad abdominal eran aquellos que dedicaban menos tiempo a la comida de media mañana. Es más, también eran los que comían más veces fuera de casa, dormían menos horas y se alimentaban con una menor variedad de alimentos.
Y esto no ha sido lo único que han descubierto. ¿Alguna vez has escuchado el dicho de desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo? Pues se acabó. Según los resultados del estudio, "los desayunos y comidas que contenían más del 25% y el 35% de la ingesta total de energía respectivamente se asociaron con una mayor probabilidad de padecer obesidad abdominal. Por el contrario, las comidas de media mañana y las meriendas, cuya alimentación suponía más del 15% de la energía total, se asociaron con una disminución de la probabilidad de presentar obesidad abdominal, por lo que la importancia de estas dos ingestas es notable", así señaló la Prof. Dra. Ortega.
Teniendo en cuenta todos los datos obtenidos, la Prof. Dra. Ortega concluye diciéndonos que "las futuras estrategias de alimentación enfocadas en reducir la prevalencia de la obesidad abdominal deberían aconsejar la realización de al menos cuatro comidas al día donde el desayuno suponga menos del 25% de la ingesta total de energía, se introduzcan comidas a media mañana y a media tarde que supongan más del 15% de la ingesta total de energía y se intente que la comida se lleve a cabo en un horario apropiado y no exceda del 35% de la ingesta energética total”.
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