No se sabe exactamente cuándo se inventó la música.
Aunque hay algunos hallazgos arqueológicos de flautas hechas con hueso de ave o de otros instrumentos que podrían preceder al homo sapiens, se supone que al descubrir y crear el lenguaje se empezó a descubrir y crear la música.
Todos sabemos qué es la música, verdad? Pues es el conjunto de vibraciones que produce una fuente como por ej. un instrumento de percusión o de viento, las palmas de las manos o nuestra propia voz.
Las ondas generadas gracias a estas vibraciones son transportadas a través del aire hasta el oído y, finalmente, llegan en forma de impulsos eléctricos al cerebro.
¿Cómo reacciona el cerebro a la música?
La música activa las áreas auditiva, motora y límbica del cerebro.
También es procesada por los dos hemisferios y se cree que el procesamiento entre el lenguaje y la música, a nivel conceptual, sea compartido.
Existen circuitos en la corteza cerebral involucrados en la percepción, codificación, almacenamiento y construcción de nuestras experiencias musicales previas.
Según el científico Robert Zatorre: una vez que los sonidos impactan en el oído, se transmiten al tronco cerebral y de ahí a la corteza auditiva primaria.
Estos impulsos viajan a redes distribuidas del cerebro importantes para la percepción musical, pero también para el almacenamiento de la música ya escuchada.
La respuesta cerebral a los sonidos está condicionada por lo que se ha escuchado anteriormente, dado que el cerebro tiene una base de datos almacenada y proporcionada por todas las melodías conocidas.
El cerebro intenta anticipar lo que va a suceder, por lo tanto la activación se produce gracias a la memoria. Cuando escuchamos música, la activación cerebral empieza unos 400 milisegundos antes de que el sonido sea percibido.
La bioquímica de la música
La música libera oxitocina en el organismo la cual activa en nosotros emociones como la confianza, la estabilidad y la relajación. Es responsable también de la producción de dopamina, un neurotransmisor fundamental para generar la sensación de placer, tal como la producida por la comida, el sexo o las drogas.
De hecho, la sensación que se tiene al empezar a escuchar los primeros acordes de una canción que nos gusta, es provocada por la liberación de opioides naturales, endorfinas, serotonina, que provocan que las sensaciones placenteras se manifiesten.
Do-Re-Mi-Fa-Sol-La-Si…
Las notas musicales más antiguas que se conocen proceden de la India en el año 700 a.c. y corresponden a himnos védicos. Se trataba de más de 300 símbolos musicales asados en el alfabeto indio.
Los Griegos, entorno al 400 a.c., también utilizaban letras para identificar sonidos y puntos y líneas para representar el ritmo y la naturaleza del sonido.
Fue en el 800 cuando se crearon una serie de signos ascendentes y descendentes para ‘describir’ una melodía.
Pero, hasta que el monje benedictino Guido de Arezzo no inventó el tetragrama y las notas musicales (entorno al 995) , las melodías se transmitían de forma oral con pues indicaciones rítmicas y tonales rudimentarias.
La música para recordar, soñar, sentir, curar
Una de las hipótesis científicas que explicaría porque el ser humano creó la música es porque ésta interviene y estimula, al mismo tiempo, diversas áreas cerebrales.
Estas áreas son las responsables del movimiento, de la memoria y de las emociones.
Es más, se cree pues que la música se desarrolló para que los hombres tuviesen una ayuda para moverse juntos. Por lo tanto el fin era evolucionar gracias a la unión.
El filósofo Platón decía que: “La música es un arte educativo por excelencia, se inserta en el alma y la forma en la virtud”.
El ritmo se ha utilizado para ayudar el cerebro a memorizar información. La repetición rítmica de frases a menudo acompañada del movimiento del cuerpo ayuda el proceso mnemónico de la mente.
Elegir escuchar un determinado estilo musical, o bien recuperar canciones de hace un tiempo, o escuchar algo concreto, nos permite acompañar las emociones que estamos sintiendo (o que queremos volver a sentir).
Cuántas veces utilizas la música para llevar acabo acciones determinadas (a parte las obvias como bailar y cantar)? Estudiar, pasear, entrenar, conducir, hacer tareas específicas etc.?
Las terapias basadas en la música pueden favorecer la neuro-plasticidad cerebral (es decir nuevas conexiones y circuitos) que compensan en parte las deficiencias en las regiones dañadas del cerebro(1).
Cuántas personas con problemas cerebrales (derrames, estados de coma, perdida de conciencia u otras enfermedades y trastornos) se han recuperado también gracias a la activación que la música ha generado en su interior?
Y cuántas cosas hemos comunicado a los demás con tan solo enviarles o dedicarles una canción, con o sin letras?
La música no puede ser separada de las emociones ni de nuestros pensamientos.
Es un elemento necesario para la comunicación interna y externa, con nosotros mismos y con los demás.
Es un sistema vibratorio que permite que determinados procesos se lleven al cabo dentro de nosotros a nivel cerebral.
Es un ayuda fundamental para nuestra evolución.
La música es unión, porque nos permite compartir algo no solo a nivel pues vibratorio sino también a nivel social.
~ [(1) Neurociencia: ¿Qué le hace la música a nuestro cerebro?]
Fuentes: www.musicaantigua.com; www.curiosfera-historia.com; www.aarp.org
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Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach