Todos sabemos el gran efecto que la música tiene en el ser humano. En todas las culturas humanas aparece la música, somos seres musicales.
¿Es la música una necesidad biológica?
Numerosos estudios han demostrado los efectos benéficos de cierta música, sobre todo de la clásica, a nivel cardiaco, muscular, sistema inmune, rendimiento intelectual y físico, memoria, etc., etc.
Desde hace ya unos años hay cada vez más estudios que relacionan más directamente la música con el cerebro.
Un interesante artículo describe cómo la música habita en el cerebro. La música estimula todo el cerebro, todas las estructuras cerebrales están comprometidas cuando escuchamos música.
Otro artículo se refiere a un estudio que muestra cómo escuchar música clásica mejora la actividad de los genes implicados en la función cerebral.
Para los que trabajamos con el Método Tomatis todos estos estudios confirman resultados que habitualmente encontramos en nuestras consultas.
El artículo “Está comprobado: La música clásica modifica tus genes y te hace más inteligente“, cuenta el estudio que se realizó en la Universidad de Helsinki, donde se investigaba cómo escuchar música clásica afecta los perfiles de expresión genética de los participantes.
Los participantes se dividieron en dos grupos, los que estaban acostumbrados a escuchar música clásica y los que no, y todos escucharon el concierto Nº3 para violín en G-mayor de Mozart.
Los investigadores midieron el perfil transcripcional de todo el perfil de la sangre periférica antes y después de la exposición a la música. Los resultados indicaron que después de la música los participantes con experiencia musical mostraban cambios a nivel genético. En los participantes sin experiencia no se relevaron cambios significativos a nivel genético.
(…)Los cambios producidos fueron de dos tipos. Por un lado, la música clásica impulsó la función de los genes relacionados con la memoria, el aprendizaje y el funcionamiento cerebral en general. Además de un receptor específico que regula el estrés, la depresión y hasta los comportamientos adictivos.
Y por otro lado, y esto quizás sea lo más interesante, redujo o neutralizó la función de los genes relacionados con el envejecimiento cerebral y el deterioro neuronal en general, incluídos los genes relacionados con el Alzheimer, entre otras enfermedades.
El artículo no explica el porqué no hay cambios significativos en los participantes no acostumbrados a la música clásica.
¿Podría ser por el siguiente hecho que aparece en el artículo ¿Cómo habita la música en tu cerebro? ?
“Cuando escuchamos nuestra música preferida, el cerebro estimula la secreción de dopamina (una hormona y neurotransmisor que reacciona cuando hacemos actividades placenteras), también de endorfinas (un opiáceo natural relacionado con la felicidad) y de serotonina (otra hormona que influye en el humor y regula el sueño, entre otras funciones).”
El artículo ¿Cómo habita la música en tu cerebro? nos cuenta la total implicación del cerebro en la escucha musical, de ahí que la música sea tan importante para el ser humano. Oimos con nuestro cerebro.
La música que escuchamos es captada y codificada por nuestros oídos. Esas señales eléctricas llegan a la corteza auditiva en el cerebro, que las reconoce y distribuye en los centros que procesan el lenguaje, otorgándoles un significado. Resumiendo: el oído recoge el estímulo y el cerebro lo interpreta.
Los centros de la audición están situados en los lóbulos temporales; para que te hagas una idea, a la altura de tus sienes. La percepción musical involucra a los procesos sensoriales, emocionales, cognitivos y motores, pero es bueno aclarar que no sólo podemos percibir la música mediante los oídos, sino también a través de la conducción ósea – mediante el tacto.
Algunos de los neurocientíficos basan sus investigaciones en el campo de la neurofisiología de la música, midiendo la actividad eléctrica y química del cerebro. Han llegado a la conclusión de que escuchar o ejecutar música estimula zonas que se utilizan para otras funciones concretas, como las cognitivas y las motoras. Por lo tanto, si una persona tiene algún trastorno cerebral a estos niveles, podría ayudarle en su recuperación.
(…) Ese sonido lleno de información llega a zonas concretas de la estructura cerebral, como por ejemplo:
– Las letras de las canciones son interpretadas por el área de Wernike y el área de Broca, situadas debajo del lóbulo frontal; el córtex visual se activa cuando puedes imaginar el contenido del mensaje, y si notas que alguna parte de tu cuerpo se mueve al compás, es debido a la estimulación que se produce en el córtex motor.
– El ritmo de cualquier melodía revela activaciones en el córtex frontal y parietal izquierdo y también en el cerebelo derecho.
– La tonalidad se percibe en el lóbulo temporal, en el cerebelo y el córtex prefrontal, que está íntimamente relacionado con casi todas las regiones principales del cerebro y su función es la de atender o inhibir los estímulos, según se advierta si son relevantes o no para determinado momento.
El cerebro se divide en dos hemisferios (izquierdo y derecho), éstos tienen diferentes formas de elaborar y procesar la información.
Los investigadores han demostrado que el derecho percibe la música melódica, los tonos, el volumen, el timbre, la entonación de la voz, está relacionado a la expresión y comprensión de las emociones. Observaron también que la música que nos gusta estimula la producción de ondas alfa (energía creativa) y theta (asociada con el aprendizaje y la relajación). Por su parte, el hemisferio izquierdo identifica el ritmo, razona el contenido semántico de la palabra y memoriza.
Como podemos ver, la música activa un amplio conjunto de neuronas; por eso la podemos utilizar para ejercitar nuestro cerebro, restaurar conexiones neuronales, desarrollar ideas creativas y mejorar los procesos de aprendizaje.
Es muy interesante escuchar la conferencia de la Dra. Luz Stella Caycedo, “Música y Cerebro”
¿Tiene sentido que retiren la música o que ésta no aparezca como una de las principales actividades dentro de los programas educativos?
Que la buena música te acompañe a lo largo de tu vida, tu cerebro y tus genes te lo agradecerán.
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