Las vacaciones de verano están a la vuelta de la esquina y por más descanso que podamos tener no debemos dejar de cuidar nuestro cuerpo ni dejar de hacer ejercicio, si estás pensando salir durante estos días a relajarte en una playa y piensas que por ello se te complicará seguir con una rutina entonces es mejor que veas estos consejos para salir a correr en la playa durante el verano.
Adaptar el cuerpo a este cambio de ambiente es lo más importante
De hecho, ir a correr por la playa es una actividad de la que ningún amante del ejercicio físico debería perderse ya que es una experiencia diferente, muy relajante, y es durante esta época que se nos presenta la oportunidad de hacerlo de manera frecuente. Sin embargo, este cambio de ambiente necesita de cierta preparación distinta a la que estamos acostumbrados y para ello sirven estos consejos.
Al comienzo lo recomendable es que vayamos corriendo por la parte mojada de la arena, es decir, la orilla del mar ¿por qué? Sencillo, porque es suelo más firme. Después de que nos hayamos acostumbrado a este tipo de terreno ya podríamos pasar a la arena seca donde la superficie irregular nos complica más las cosas. De todas formas puedes ir rotando entre un tipo de arena y otro hasta que consigas sentirte cómodo.
Una ayuda en cuanto al tema de la arena sería realizar ejercicios de propiocepción para que los músculos asimilen más fácilmente el cambio de superficie. Recomiendo empezar con los ejercicios desde ahora enfocándonos principalmente en los tobillos y rodillas antes de salir de viaje a la playa.
Antes de quitarnos los zapatos e ir correr descalzos para sentir la arena en nuestros pies, debemos tener en cuenta que gracias a que todo el año hemos estado corriendo con zapatillas especiales para ello, y, aunque podamos pensar que al ser una superficie blanda no podrá afectarnos, necesitaremos primero acostumbrando poco a poco durante cierto tiempo para apoyar primero la parte delantera del pie antes que el talón.
Al estar más al nivel del mar, el oxígeno en la atmósfera es mayor y por ende al correr deberíamos tener un mejor rendimiento. Sin embargo y como con todos los cambios, también debemos adaptarnos a este; ya que si no controlamos bien la intensidad y las distancias que recorremos podríamos sufrir síntomas desagradables como mareo o cansancio repentino por no estar acostumbrados al clima de estas zonas.
Por eso es recomendable pasar por un período en el que realicemos menor trabajo al que estamos acostumbrados hasta que nos sintamos como en casa.
Otro factor que nos obliga a controlar nuestro ritmo para correr así como a mantener las pulsaciones monitorizadas es la humedad. La humedad abundante en las zonas de playa hace que nuestro cuerpo no logre expulsar el sudor de manera eficaz y no nos refrigeramos lo que hace que nuestro rendimiento sí se vea reducido.