Si crees que para ser optimista necesitas que toda tu vida fluya por un cauce perfecto, entonces, el optimismo no es para ti. Por el contrario, si quieres plantearte el reto de pensar en positivo a partir de tu propia realidad, entonces, bienvenido al mundo real. Siempre vas a convivir con límites, dificultades y barreras. ¿Significa eso que no puedes ser optimista? Al contrario, significa que el optimismo cobra verdadero significado cuando lo ponemos en su contexto. Y cuando de verdad nos hace falta armarnos de paciencia, energía y alegría es cuando hay algo que nos afecta personalmente.
Consejos para optimistas realistas
La clave del optimismo reside precisamente en el realismo, en ser conscientes de que no podemos abstraernos de la realidad completamente pero sí dulcificarla. Y para ello, no hay mejor lección práctica que la que te ofrecen esas personas de tu entorno a las que admiras precisamente por su sonrisa. Si ellos pueden tú también puedes. Pero para eso tienes que dejarte de excusas que te colocan en el rol de víctima.
Empieza por marcarte retos pequeños. Si tienes una preocupación que te roba la paz, márcate el propósito de vivir bien hoy, este rato, este instante. La felicidad comienza por un entrenamiento.
Te sentirás más optimista desde el momento en el que no conviertes las preocupaciones en una excusa para no salir de casa. Y a pesar de todo, sales a dar un paseo, quedas con un amigo para tomar un café o haces algo con tu vida más allá de dar vueltas y vueltas a tu “drama”. Pongo la palabra drama entre comillas porque tenemos una gran capacidad para montarnos películas que en realidad, son más livianas en la vida pero las complicamos con nuestra actitud.
Aquello que hoy te angustia será pasado muy pronto: ¿Por qué dedicarle entonces tanto tiempo? Si buscas una fórmula matemática y exacta para convertirte en optimista de la noche a la mañana, no la vas a encontrar. En realidad, aprenderás a base de ensayo y error pero nunca de un modo automático al más puro estilo de pulsar un botón. La mente y el corazón son otra historia.
Motivos para ser optimista
Tienes motivos para ser optimista frente a las dificultades ya que a pesar de los límites tienes herramientas para solventarlos. Superamos dificultades desde que nacemos. Cuando los bebés aprenden a caminar, se caen en más de una ocasión, sin embargo, eso no les roba la sonrisa de una forma permanente. Cuando aprendemos a andar en bicicleta, también superamos obstáculos hasta alcanzar el equilibrio definitivo sobre las dos ruedas. La vida también es así en cierta forma. Estamos entrenados desde que nacemos para superar nuevos retos.
Pero si quieres un motivo de peso para ser optimista, una razón que pese toneladas aquí la tienes: estás vivo. ¿Hay algo más importante que eso? Habrá un momento en el que ya no tendremos dificultades: cuando estemos muertos. Sin duda, la idea de tener obstáculos es mucho más enriquecedora que la ideal del final.
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