¿Sueles comprar cosas compulsivamente? ¿Dejas las cosas a medias si no ves los resultados en poco tiempo?
Si es así, entonces sin duda eres una persona impulsiva. Una persona ansiosa, impaciente, poco dada a la reflexión y con poca fuerza de voluntad.
¿Qué debes hacer?
¿Cómo ser menos impulsivos?
1º.- Ve a la raíz del problema.
Analiza las posibles causas
Por ejemplo, si normalmente eres una persona callada y prudente, pero cuando estás en un nuevo grupo de amigos hablas de más, cuentas lo primero que se te viene a la cabeza y metes la pata? ¿Por qué crees que lo haces?
Es posible que seas una persona tímida con baja autoestima.
Te cuesta relacionarte y cuando conoces a gente nueva te haces el simpático para que no se note. Piensas: "si no hablo creerán que soy un soso y no querrán volver a estar conmigo" de manera que tratas de agradar a toda costa, o mejor dicho, a toda velocidad?y te sale fatal.
O en el trabajo. Puede ocurrirte que seas siempre organizado, precavido, eficiente en las labores administrativas, pero cuando tienes que enfrentarte a un posible cliente o tu jefe te agobia con los objetivos de ventas de ese mes, toda esa eficiencia se va al traste. Te sientes intimidado y te conviertes en un pésimo negociador, o quieres conseguir los mejores resultados lo antes posible y a toda costa sin evaluar las consecuencias.
2º.- Haz una especie de lista de todas esas situaciones en las que tu mente y tu cuerpo parecen ir cada uno por su lado.
Averigua qué es lo que te hace "saltar" sin pensar
Es probable que no te comportes siempre de forma impulsiva, quizás sólo lo haces en momentos concretos o con personas concretas. Define el cuándo, el con quién, el cómo te sientes y lo que piensas en ese momento.
3º.- Controla tus niveles de ansiedad.
Practica alguna técnica de relajación
Como por ejemplo la de respiración diafragmática (en este post te explicamos cómo)
Practica también algún deporte de forma habitual, pero escoge deportes "tranquilos" en los que la respiración sea un componente esencial.
El tai chi, el yoga, el Pilates, la natación? O el más barato de todos: caminar, preferiblemente solo, por lugares tranquilos y en silencio, para concentrarte en tus propios pensamientos, para aprender a reflexionar.
¿Recuerdas los beneficios psicológicos de practicar deporte? Repásalos aquí
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