Parece que toda la gente que habla de "querernos" o "querer nuestro cuerpo" lo tiene muy fácil, ya que ellos disfrutan de cuerpos esculpidos y vidas de ensueño. Pero, ¿cómo querernos cuando no nos gustamos? ¿y de qué manera podemos cambiar esta situación, y comenzar a estar mejor, a sentirnos bien?
En el artículo de hoy, Marian Zuniga nos da la respuesta. Marian es diplomada en nutrición, investigadora postdoctoral en biomedicina, y apasionada de la salud y de tener una relación positiva con la alimentación, tal como lo cuenta en su blog lavidasindietas.wordpress.com.
A continuación, descubre de la mano de Marian lo que hacer para lograr sentirse bien consigo mismo y de forma incondicional.
Por qué es difícil sentirse bien consigo mismo
La sociedad actual nos empuja constantemente a intentar ser perfectos, especialmente en lo que respecta a nuestra imagen física. Y como consecuencia, todos tenemos alguna queja sobre nuestro cuerpo:
"soy demasiado bajito",
"estoy gorda",
"no tengo músculos",
"mis pechos son pequeños"...
La imagen corporal es por definición cómo percibimos nuestro propio cuerpo, y es por tanto, completamente subjetivo.
Todos nacemos a gusto con nuestros cuerpos. Prueba a preguntarle a cualquier niño pequeño si le gusta su cuerpo, o no entenderá la pregunta o responderá que sí sin pensarlo.
Es la sociedad, a través de la publicidad principalmente, la que nos va inculcando, a una edad cada vez más temprana, la idea de que nuestro cuerpo no es lo suficientemente bonito.
Y muy a menudo, una imagen corporal pobre se traduce en una imagen personal pobre, dañando nuestra autoestima a todos los niveles.
Una imagen corporal pobre se traduce en una imagen personal pobre
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Ciertamente, una imagen corporal pobre puede interferir en tu vida personal y profesional a muchos niveles. Tal vez pienses que no podrás encontrar el amor hasta que no pierdas esos kilos de más, y ni lo intentes; o te sientas inseguro al dar una presentación en el trabajo porque estás pensando que el traje que llevas no te sienta bien, y como consecuencia pierdas aplomo.
El problema obvio es que cada cuerpo es diferente, y la mayoría de nuestras quejas no tienen solución.
Sin embargo, las que la tienen, como el peso o la masa muscular, nos empujan a muchos a obsesionarnos con cambiar nuestro cuerpo a cualquier precio, cayendo en dietas de restricción calórica, consumo de suplementos poco seguros y regímenes de ejercicio físico demasiado intensos. Comportamientos que, a menudo, lejos de solucionar el problema, lo empeoran.
Asumimos que, si conseguimos cambiar nuestro cuerpo, empezaremos a gustarnos, y entonces nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos aumentará.
Pero no es así. Si tenemos un problema de autoestima de base, cumplir estos objetivos físicos no nos va a satisfacer, seguiremos queriendo más: bajar una talla más, un poco más de definición muscular, etc.
Por qué solamente dieta y ejercicio no solucionan el problema
Por supuesto, la alimentación y el ejercicio son dos de los pilares del bienestar físico y emocional, y son herramientas indispensables para conseguir nuestros objetivos, pero por sí solos no pueden solucionar el problema en este caso. De hecho, si tenemos un problema de autoestima e imagen corporal pobre, esta estrategia tiene efectos secundarios a nivel psicológico y fisiológico que lejos de acercarnos a nuestros objetivos, nos alejan de ellos.
Tanto dieta como ejercicio, realizados con el único objetivo de cambiar nuestro aspecto físico son percibidos por el subconsciente como un castigo: "Tengo que comer la ensalada y tengo que correr durante una hora porque mi cuerpo no es aceptable".
Y como a nadie la gustan los castigos, en estas circunstancias es muy difícil que disfrutemos de una alimentación sana y un plan de ejercicio, aunque sean razonables y bien equilibrados.
Este auto-rechazo y los pensamientos negativos hacia nuestro propio cuerpo tienen dos efectos poco conocidos pero decisivos a la hora de conseguir resultados:
Contribuyen a empeorar nuestra autoestima en general. El mensaje que estamos alimentando en nuestra cabeza es que nos merecemos un castigo por ser como somos, por lo tanto no somos merecedores de amor, éxito, o lo que sea que perseguimos.
Generan estrés a nivel fisiológico. El cerebro interpreta estos pensamientos como un ataque hacia el propio cuerpo, poniéndolo en el modo metabólico de lucha o huida. En este estado, almacenamos grasa y no creamos músculo. Por tanto, no obtenemos los resultados esperados y nos frustramos todavía más.
El problema real y la sencilla solución para sentirse bien consigo mismo
El problema de raíz es que afrontamos el deseo de cambiar el cuerpo desde el odio y el rechazo. Cualquier estrategia que utilicemos desde esta perspectiva fracasará, porque nuestro cuerpo se defenderá de lo que percibe como un ataque.
El problema de raíz es que afrontamos el deseo de cambiar el cuerpo desde el odio y el rechazo
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Imagina ahora afrontarlo desde el amor y la aceptación.
Imagínate por un momento que decides amar tu cuerpo incondicionalmente (y te aseguro que tienes muchas razones para hacerlo).
Entonces, esto es lo que sucede:
cambios en la dieta los haces con el objetivo de nutrirlo lo mejor posible, de aportarle los alimentos que van a proporcionarle mas energía, y moderar aquellos que sabemos que no nos apoyan igual de bien;
el ejercicio se percibe como algo necesario y deseable, que nos hace sentir bien física y emocionalmente;
no hay lugar para ningún comportamiento que sea abusivo hacia el cuerpo.
Igual que cuidas y quieres lo mejor para tus seres queridos, quieres y haces lo mejor por tu cuerpo.
Consejos prácticos para empezar a amar tu cuerpo
La auto-aceptación y el amor propio son tareas diarias e indispensables para sentirse bien consigo mismo, es una decisión que debes tomar todos los días. Recuerda que tu imagen corporal es subjetiva, es tuya, puedes decidir y trabajar para verte como tú quieras.
Aquí tenemos unas prácticas sencillas para empezar a cultivar el amor al propio cuerpo:
1. Haz una lista acerca de tu cuerpo
Haz una lista de todas las partes de tu cuerpo, sé específico, desde las partes principales y obvias, como cara, piernas, pecho, etc., hasta las pequeñas como uñas, pestañas, piel...
Incluye también tus órganos internos: hígado, corazón, huesos, etc. Todo lo que sepas que forma parte de tu cuerpo.
Después, escribe al lado de cada uno lo que te gusta y lo que no de cada uno de ellos.
Apuesto que a las partes de las que tienes quejas son una gran minoría. Entonces, ¿qué sentido tiene no querer a tu cuerpo si la mayor parte de él te gusta y cumple sus funciones de forma maravillosa? Date cuenta de que tu cuerpo es mucho más que grasa y músculos.
Nuestro cuerpo es mucho más que grasa y músculos, ¡vamos a quererlo! #amorpropio #autoestima
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Practica la gratitud
Empieza a practicar la gratitud hacia tu cuerpo. Piensa en todo lo que tu cuerpo hace por ti cada día.
Cada noche, escribe algo que has podido hacer ese día gracias a tu cuerpo. Desde algo tan grande como mantenerte con vida, a algo sencillo como dar un paseo o ver una película.
Reconoce que gracias a tu corazón, tus piernas, tus ojos y tus oídos pudiste hacer estas cosas.
Decide ser amable con tu cuerpo
Toma la decisión de no tener pensamientos negativos hacia tu cuerpo.
Los tendrás igualmente al principio, pero sé consciente de ellos y detenlos. Sustitúyelos por afirmaciones positivas y gratitud.
Comienza ahora
¿Sientes a veces que tienes baja autoestima, que tu imagen corporal no es óptima, y que no te sientes bien con tu cuerpo?
¿Cuáles de estas recomendaciones te ha ayudado más a darte cuenta de las cosas que puedes cambiar a partir de ahora para mejorar esto?
Cuéntanoslo en los comentarios, para así saber si lo que compartimos contigo te resulta útil y valioso
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