A mi me ha pasado muchas veces, resulta muy agobiante ver cómo pasan los días y sentir que se te va el tiempo. Que no avanzas en ninguna dirección, ¡que vas sin rumbo! Sabes que necesitas parar para reorganizarte, pero la sola idea de hacerlo casi te produce más angustia. Así que al final, decides dejarte llevar y esperar a que pase la tormenta.
Sin embargo, la experiencia me ha enseñado que esperar a que las cosas se solucionen por sí solas no es una buena opción. Es como si para encontrar un buen trabajo, decides esperar a que alguien te llame sin haber enviado tu currículum. No tiene ningún sentido, ¿verdad? Pues con esto ocurre lo mismo. Las tareas pendientes seguirán estando ahí, a no ser que hagas algo con ellas. Eres tú quien debe tener el control sobre la situación y no la situación quien determine tus pasos. Y ese control solo se logra estableciendo prioridades.
¿Por qué necesitas establecer prioridades?
Porque las prioridades sirven de filtro para separar la paja del trigo. Para dejar a un lado todo aquello que no tiene ninguna trascendencia en tu vida, y centrarte solo en lo que de verdad te importa. De esta forma puedes liberar tu agenda y concentrar tus energías en pocas actividades, consiguiendo así llevarlas a término y sentir, por fin, que avanzas en tus propósitos.
Cuando tienes muy claro qué es importante para ti y qué es totalmente prescindible, cuando sabes distinguir entre lo que quieres en tu vida y lo que no, lo que urge y lo que puede esperar. Solo cuando tienes todo esto muy definido, decidir en tu día a día a qué vas a dedicar tu tiempo es pan comido. Y todo lo demás, puede esperar.
¿Cómo establecer prioridades?
Desde hace unos cuantos años, tengo una estrategia para abordar estas situaciones que nunca falla y siempre me da buenos resultados. Puede que las primeras veces te lleve más tiempo ponerla en marcha, pero te sentirás tan aliviada y liberada al utilizarla, que no querrás probar otra cosa ;) ¡¡Toma nota!!
1. Para: cuando sientas que te estás colapsando, que no te da la vida, PARA. Puede sonar paradójico pero créeme que la única manera de salir de ahí empieza por parar. Reserva una tarde, unas horas para parar y analizar la situación. Si no puedes hacerlo en el momento, busca un día de la semana que tenga más libre y para.
2. Analiza la situación: qué está pasando, que te provoca tanto estrés, qué tareas ocupan tu día que no te dejan avanzar. Vacía tu mente por completo y vuélcalo todo en un papel o una libreta. el colapso se produce cuando tienes tantas cosas en la cabeza que ya no puedes concentrarte en tu tarea por pequeña que sea. Haz una lista con todos esos asuntos pendientes y agrúpalos por temas: casa, familia, trabajo, llamadas o citas
3. Piensa en tus objetivos: ¿qué quieres para ti en los próximos meses? ¿Quieres calma? ¿Una alimentación más saludable? ¿Tiempo para cuidarte? Elige 2-3 máximo. Haz lo mismo con lo que quieres para tu familia, tu trabajo o cualquier otro área sobre la que te apetece centrarte. Recuerda definir estos objetivos con detalle, es decir, cómo, cuándo, dónde, el qué
4. elige: llegamos a la parte que la mayoría de la gente se salta: elegir. El tiempo es limitado y no puedes hacerlo todo así que elige a qué quieres dedicarlo. Coge tu lista de tareas, colócala junto a tus objetivos y selecciona aquellas actividades que te ayuden, te acerquen o te faciliten tus metas. ¿El resto? El resto de tareas o se delegan en otros o se aplazan. No hay más.
5. Usa el calendario: puede ser un planner mensual que tengas en la cocina o tu agenda de uso diario. Donde sea pero apunta cada tarea en el día que consideres que podrás llevarla a cabo. Ten en cuenta fechas señaladas, vacaciones, imprevistos y busca el mejor día para cada actividad.
6. Hazlo: ya está. Ya has decidido qué vas a hacer, cuándo y cómo. Pues hazlo. Sin más. Tómatelo en serio, mantén tu compromiso contigo misma y haz lo que has planificado. Mentalízate de que es inamovible, pase lo que pase. Y si ese día te duele la cabeza, harás tu actividad con dolor de cabeza, pero lo harás.
Este método no falla. Nunca. Puede que Las primeras veces te cueste seguir todos los pasos. Que tengas la tentación de saltarte alguno o de inventarte cualquier otra solución. Pero créeme si te digo que esto funciona. Así es como se establecen prioridades y así es como se evitan o solucionan esos periodos de sobrecarga en los que entramos de vez en cuando.
No dejes de contármelo si lo pruebas ;) y si crees que este post puede ayudar a alguien, ¡envíaselo! Te lo agradecerá.
Un abrazo,
Sara