La convivencia de pareja durante una depresión
Seguramente hayas constatado que la anhedonia, la falta de interés sexual o el mal humor se han convertido en tu día a día desde que tu pareja tiene depresión. Puede que él o ella aún no se hayan dado cuenta pero desde luego que quién lo sufre desde fuera sí que es consciente de ello.
Deseo sexual bajo mínimos: Se ha constatado que un 75% de las personas deprimidas tienen problemas de índole sexual. La dificultad de sentir placer o anhedonia es muy común entre las personas con depresión.
Falta de atención: Es común que la pareja con depresión pierda interés por todo lo que le rodea. Es un constante bajón que es muy difícil de solucionar. Pero, ¿Qué puede hacer la persona que acompaña al enfermo?
Lo que puede hacer la persona sin depresión para convivir con esta enfermedad
Lo primero para comprender a una persona con depresión es tratar de ponerse en su lugar pero tener claro desde el primer instante que es imposible entender del todo lo que le pasa. Sus neurotransmisores de la recepción de la recompensa y del disfrute están bajo mínimos por lo que no solo hablamos de una cuestión puramente comportamental sino física.
La paciencia es fundamental en estos casos pero debe ir acompañada de una gran firmeza para invitar a su pareja a que vaya a un especialista. Se trata de una enfermedad que se puede agravar con el tiempo por lo que no se debería pasar por alto su gravedad. Es imprescindible, asimismo, que se busque tiempo para estar en solitario ya que hay casos en los que la depresión puede resultar “contagiosa”, especialmente si es dentro de la pareja.
Lo que debes saber acerca de la convivencia con una persona depresiva
Has de saber que la depresión es una enfermedad grave que no depende de la actitud de quién la padece y que, si no se trata, puede volverse crónica. Lo ideal es no presionar a la otra persona y darle un poco de espacio. También deberás ser consciente de que puede que te desgaste emocionalmente. Hay casos de personas sin depresión que tuvieron que cortar una relación que había sido siempre positiva porque su pareja estaba enferma.
Además es frecuente cometer una serie de errores que son más fáciles de evitar de lo que se cree: tu no tienes por qué vivir como una persona que tiene depresión. Es natural que tu pareja no pueda disfrutar de la vida como antes pero tu no tienes ninguna responsabilidad sobre esto. Asimismo, no se puede obligar a la persona con depresión a que esté bien. La agresividad tampoco funciona, ni la presión. Un último consejo es que es recomendable no realizar todas las tareas que el enfermo no quiere realizar porque, en último término, la persona con depresión quiere sentirse útil y en esa utilidad puede residir su recuperación.
Autora: Alex Bayorti (colaboradora de nuestro Blog)