Cuando las palabras hacen daño
La sinceridad está sobrevalorada cuando va acompañada por la mala educación. Esto es cada vez más frecuente en las redes sociales donde algunas personas leen comentarios muy dolorosos por parte de usuarios que encuentran un cómodo lugar para enviar sus dardos envenados desde el anonimato. Sin embargo, el sincericidio está presente en todos los ámbitos de la vida, también en las relaciones presenciales. La persona que cae en este error piensa que decir la verdad en todo momento es lo mejor que puede hacer. Sin embargo, comete un error importante.
No confundir la verdad con la opinión
Y es que da a su opinión un valor de verdad absoluta. Tan absoluta que siempre tiene que hacer constar su punto de vista propio. La sinceridad es importante cuando tus palabras realmente aportan un valor a quien las va a escuchar. Es decir, cuando se trata de un mensaje constructivo incluso aunque trate un tema doloroso. Sin embargo, cuando el mensaje busca la destrucción, entonces, existe un error importante. Porque el valor de la sinceridad también es proteger al otro, es decir, cuando expresas un mensaje puedes cuidar el tono de tus palabras y la forma. Por el contrario, el sincericidio puede matar autoestimas ya que aquel que se sienta humillado, se siente infravalorado como persona.
Hablar con respeto
La sinceridad deja de ser un valor cuando no va acompañada por el respeto. Es decir, cuando das más valor a tus palabras que a la persona que tienes delante. Alguien con sentimientos. Imagina cómo sería para ti vivir tu día a día si en cada momento, todas las personas que te rodean, incluso desconocidos, se acercasen a ti para contarte su opinión sobre cualquier aspecto que te afecta. La persona que comete el error del sincericidio se comporta de este modo. No reprime nunca sus palabras. Sin embargo, si todos actuásemos de este modo, el universo de las relaciones sería un auténtico caos. Porque las mentiras piadosas también son necesarias.
Las personas que se creen sinceras al extremo consideran un valor positivo decirlo todo a la cara. Esto sería positivo si bajo esa excusa no hubiese actitudes realmente hirientes. La honestidad es un tema bien distinto puesto que alguien honesto también es sensible a las necesidades ajenas.
¿Cómo puedes saber si estás siendo sincero o estás actuando con sincericidio? Eres sincero si te quedas en paz con tu forma de actuar. Una forma de actuar ética. Es decir, a ti también te gustaría que te tratasen del mismo modo si la situación fuese al revés. Y además, realizas un ejercicio para filtrar la información, para expresar aquello que realmente quieres expresar, y aquello que no quieres decir. Esto es lo que falla en el sincericidio, no existe ningún tipo de filtro. La persona no canaliza sus palabras y se guía por impulsos.