Read this post in English
Sigue mi blog para recibir más tips de dieta y ejercicio
Clic para compartir en Twitter
Aunque fui enemiga del ejercicio durante casi toda mi vida, ya llevo 5 años ejercitándome casi a diario. Ya son años de levantarme por la mañana de forma casi religiosa para hacer mi rutina de ejercicio. Con todo y las épocas difíciles, las desilusiones y las crisis, nunca lo he dejado. De alguna forma, he aprendido a amar el ejercicio.
Después de tantos años de mover el cuerpo, pensarías que me parezco a las modelos fitness en Instagram, pero no. Tengo rollitos, celulitis, y una barriga sin tonificar. En definitiva, no podría modelar ropa de ejercicio ajustada.
Esto no significa que el ejercicio no valga la pena. Al contrario. Quizá todavía tenga barriga, pero pude bajar 25 kilos con una dieta saludable y ejercicio. Ha sido un proceso increíble y maravilloso.
Me siento culpable por no ser delgada
Aunque me encanta hacer ejercicio, no tengo los abdominales marcados ni glúteos firmes como una roca. Pero lo peor es que me he sentido culpable por eso, como si tuviera que ser delgada porque escribo un blog de dieta y ejercicio. Y de hecho sí deseaba tener el cuerpo como el de las chicas “fitness” de Instagram.
Por eso, empecé a sentirme deprimida. Cuando comencé este blog, recibí comentarios y felicitaciones por parte de otras mujeres por haber bajado tanto de peso. Algunas incluso me pidieron consejo, pero yo me sentía como una impostora porque seguía sintiéndome gorda.
La culpabilidad y la vergüenza poco a poco me hicieron caer en los antiguos malos hábitos. Soy propensa a comer por causas emocionales, por lo que no tardé en mucho en empezar a comer en exceso de nuevo.
La verdad es que a mis ojos, parezco una ballena cuando hago mi rutina de ejercicio. Cuando hago abdominales, mis rollitos se resaltan y mi barriga se sacude como gelatina cuando doy saltos. No parezco chica “fitness” en lo más mínimo.
Me siento fuerte y saludable
A pesar de sentirme gorda y avergonzada, nunca he dejado de hacer ejercicio. Al principio, lo hacía porque quería tener un cuerpo firme y tonificado. Después, lo seguí haciendo porque ya no podía detenerme. Tras años de hacer ejercicio, debo admitir que ya no puedo vivir sin él.
¿Pero si no he logrado tener un cuerpo tonificado, entonces por qué me ejercito? Porque me hace sentir saludable, feliz, fuerte y poderosa.
Por ejemplo, ahora puedo hacer cien burpees seguidos. También puedo hacer abdominales, flexiones, sentadillas y desplantes con saltos, dominadas y ejercicios con pesas.
Es más, puedo sentir que trabajan los músculos de mi abdomen cuando hago levantamientos de piernas. Tal vez no tenga el abdomen marcado, pero sí tengo fuerza y por eso puedo hacer muchas cosas muy útiles.
Puedo correr y jugar con mis hijos sin cansarme, puedo levantar a mi hija de tres años con un brazo y la mochila pesada de mi hijo con el otro. Puedo levantar mi propio peso con mis brazos.
¿Pero si me siento tan fuerte y saludable, entonces por qué todavía me siento gorda?
No soy gorda, soy hermosa
Hace un par de meses, descubrí este vídeo de la pasarela de lencería de la modelo plus Ashley Graham durante la semana de la moda en Nueva York. Y fue toda una revelación para mí.
Para ser honesta, ella es de talla mucho más grande que yo, pero aún así se le veía hermosa en la pasarela. Eso me hizo pensar que yo no tenía por qúe avergonzarme de mi cuerpo.
He estado casada casi veinte años, y mi esposo siempre me ha dicho que soy hermosa, incluso cuando he aumentado 10, 15 o 25 kilos en un embarazo. ¿Pero sabes lo más triste de todo esto? Que nunca le había creído.
Nunca le había creído, hasta ahora. Creo que ahora entiendo cómo me ve mi esposo. Cuando él me mira, no me ve como una enorme bola de grasa sino como una mujer hermosa. Eso es lo que soy.
Me siento orgullosa de mi cuerpo
¿Por qué es tan difícil verme a mí misma de esa manera? Yo sé que soy saludable y fuerte y tengo buena condición física. ¿Entonces por qúe no puedo aceptarme y amarme a mí misma?
Tengo estrías y la barriga flácida porque ya tuve tres hijos, dos de ellos por cesárea, y eso es maravilloso para mí. Tengo muslos y brazos grandes porque son fuertes y tengo celulitis porque me encanta disfrutar de una copa de vino y una rebanada de pastel de chocolate de vez en cuando.
Mi cuerpo es un reflejo de mi vida, y amo esa vida. Debería amar mi cuerpo y la forma en que luce. Debería sentirme orgullosa de ello.
Amar mi cuerpo no es fácil
Sé que aprender a aceptar y amar mi cuerpo toma tiempo. Habrá días en que me sienta a gusto con mi cuerpo, y habrá otros en los que no quiera ni verme al espejo. Aprender a amarme a mí misma no es cosa fácil.
Pero creo que puedo hacerme el hábito de quererme, igual que me hice del hábito del ejercicio. Cada día, voy a pensar que amo mi cuerpo, aunque en realidad no lo sienta así. Puedo pensar lo mismo muchas veces, hasta que empiece a actuar como si de verdad me guste mi cuerpo. Y quizá algún día me de cuenta de que por fin amo mi cuerpo de verdad.
Algún día dejaré de pensar que soy una enorme bola de grasa y dejaré de compararme con un león marino.
Sin embargo, todavía me falta mucho camino por recorrer.
¿También necesitas aprender a quererte a ti misma? ¡No estás sola!
Comparte este artículo si crees que puede ayudar a alguien.