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Al igual que muchas, tengo una relación amor-odio con mi cuerpo.
A veces ni siquiera puedo mirarlo. Odio sus estrías, su celulitis, sus rollitos y la cicatriz vertical producto de una cesárea de emergencia. Odio todo eso.
Pero a veces, amo mi cuerpo porque siempre está cuando lo necesito. Puedo confiar que puedo hacer cualquier cosa porque es fuerte y saludable, y de hecho, creo que mi cuerpo es realmente excepcional.
Aunque tengo una relación complicada con mi cuerpo, estoy segura de que lo aprecio mucho. He estado en situaciones en las que no he tenido completo control de mi cuerpo y ha sido todo un infierno. Por mucho que me desagrade su apariencia, estoy agradecida por todo lo que hace por mí.
He aprendido que estar agradecida por mi cuerpo y quererlo son los primeros pasos hacia una vida saludable. Si quieres verte y sentirte mejor, primero tienes que aprender a querer tu cuerpo, sin importar su apariencia. Si no haces esto, vas a terminar por recurrir a soluciones rápidas que van a dañar tu cuerpo y que no te van ayudar a bajar de peso.
Si aprendes a amar tu cuerpo con todo y sus rollitos, querrás hacer lo mejor para él y terminarás por sentirte y verte mejor.
Por qué estoy agradecida por mi cuerpo
Estoy agradecida de que mi cuerpo casi nunca se enferma. Cuando mucho, le da gripa una vez al año y se recupera en menos de tres días.
Estoy agradecide de que mi cuerpo no padece dolores. Aunque ya tengo 41 años, no me duelen las articulaciones y eso es importante. Conozco gente de mi edad que ya padece de dolor en la espalda y las rodillas.
Estoy agradecida de que mi cuerpo se ve joven. Como te digo, ya tengo más de 40 años, pero me han dicho que parezco de 30. No tengo arrugas, ni canas. ¡Estoy muy agradecida por eso!
Estoy agradecida de que mi cuerpo le dio vida a mis tres hijos. Tuve al primero por parto natural, sin anestesia ni medicamentos. Tuve al segundo con una cesárea de emergencia que me ocasionó una peligrosa hemorragia. Tuve a la última después de un embarazo de alto riesgo y otra cesárea. Mi cuerpo soportó todo eso y pudo recuperarse. ¡Qué increíble!
Estoy agradecida de que mi cuerpo es fuerte. Puedo levantar mi propio peso con mis brazos y mis piernas no se cansan. Siento que podría atravesar el país caminando si tuviera que hacerlo.
Estoy agradecida de que mi cuerpo está sano. Tengo antecedentes familiares de diabetes, presión alta y artritis, pero no padezco nada de eso. Por lo menos, no hasta ahora.
Estoy agradecida de que mi cuerpo sea ágil. Tengo buenos reflejos y soy bastante flexible, por lo que no soy propensa a lastimarme si me caigo.
Cómo cuido mi cuerpo
En verdad estoy agradecida por mi cuerpo. A pesar de que aún hay muchas cosas que no gustan de él, procuro cuidarlo de la mejor forma que puedo.
Estoy agradecida por mi cuerpo, por lo que me aseguro de darle 30 minutos de ejercicio todos los días. Si un cuerpo no se mueve lo suficiente, se deteriora rápidamente.
Estoy agradecida por mi cuerpo, por lo que lo alimento con comida lo más saludable posible. En general, evito los alimentos procesados y consumo por lo menos una porción de frutas y verduras en cada comida, además de tomar de 6 a 8 vasos de agua al día.
Estoy agradecida por mi cuerpo, por lo que le doy por lo menos 6 horas de descanso cada noche.
Estoy agradecida por mi cuerpo, por lo que trato de darme tiempo para consentirlo una vez a la semana. Una mascarilla facial, un tratamiento, o un baño de burbujas pueden hacerlo sentir mucho mejor.
Estoy agradecida por mi cuerpo, por lo que no lo perjudico con drogas, tabaco o alcohol en exceso. No quiero que mi cuerpo se deteriore antes de tiempo.
Estoy agradecida por mi cuerpo, por lo que no lo torturo con dietas extremas, píldoras para bajar de peso, o suplementos que no tienen ningún fundamento médico. Me esfuerzo por llevar una alimentación saludable y hago ejercicio para mantener un peso estable y una mente sana.
Lo que me falta hacer por mi cuerpo
Por supuesto que me faltan hacer más cosas para cuidar mi cuerpo. Estoy consciente de que he descuidado mi salud algunas veces y como resultado, mi cuerpo ha sufrido.
Ya sé que nadie es perfecto, pero está claro que si hubiera hecho lo siguiente a su debido tiempo, mi cuerpo estaría en mucho mejor forma.
Estoy agradecida por mi cuerpo, y por eso debo dejar de posponer mi tratamiento dental.
Estoy agradecida por mi cuerpo, y por eso debo hacer citas para realizarme un papanicolaou y una mastografía. Quizá estos exámenes sean molestos, pero son necesarios para detectar enfermedades que pueden dañar mi cuerpo seriamente.
Estoy agradecida por mi cuerpo, y por eso debo visitar al dermatólogo cada año para una revisión. Aunque uso bloqueador solar todos los días, es cierto que pasé una buena parte de mi vida disfrutando del sol sin protección y nunca se sabe.
Estoy agradecida por mi cuerpo, y por eso debo estar más presente cada día y tomarme unos minutos para deshacerme del estrés cotidiano. Disfrutar de cada momento que se vive ayuda a mantener la paz mental, y la relajación también ayuda a evitar muchos problemas de salud.
Mi cuerpo es el único que tendré, así que necesito apreciarlo y cuidarlo bien. Esto es muy importante para mí, ya que he visto con mis propios ojos la forma en que una enfermedad puede terminar con una vida de la forma más trágica y dolorosa.
Con demasiada frecuencia, dejamos el cuidado de nuestra salud para después con el pretexto de que otras cosas son más urgentes. El problema es que cuando de pronto ya no tenemos salud, descubrimos que es imposible recuperarla. La verdadera riqueza consiste en tener salud, no dinero.
Da gracias por tener el cuerpo que tienes, cuídalo, y nunca des por hecho que siempre estará sano y funcional. Recuerda que tu cuerpo puede hacer muchas cosas sorprendentes si tan solo si lo aprecias y les das los cuidados que necesita.
¿Y tú por qué estas agradecida por tu cuerpo?