¿Estás buscando algo que te haga sentir mejor? Los alimentos que elige para levantar el ánimo probablemente sean los mismos que te han reconfortado durante toda la vida. Los alimentos reconfortantes o comidas caseras - aquellos platos tradicionales, sencillos y familiares - nos recuerdan a las comodidades de nuestro hogar.
El puré de papas, el pan de carne, la sopa o los macarrones de queso gratinados no son comidas extrañas, son platos sencillos, fáciles de preparar y que satisfacen. La ansiedad que sentimos por darnos el gusto con estas comidas se remonta a la niñez. Si estas comidas nos hicieron sentir mejor cuando no andábamos bien, establecemos conexiones entre el estado de ánimo y la comida que nos acompañarán toda la vida.
Además de ser relativamente fáciles de preparar, las recetas caseras también son fáciles de comer. Las comidas calientes, suaves y cremosas son reconfortantes. Es poco probable que las ensaladas, por ejemplo, encabecen la lista de comidas reconfortantes de una persona; las crujientes hojas de lechuga no se pueden comparar con la crema de chocolate que se desliza suavemente por la cuchara.
Cuando se trata de comidas caseras o reconfortantes, el hombre y la mujer son como Marte y Venus. Mientras que para unas cuantas mujeres preparar recetas caseras es una actividad tranquilizadora, la mayoría no encuentra motivos para reconfortarse en las comidas que requieren una gran preparación. Las comidas listas para comer y que a la vez les resultan familiares y sencillas, como el helado, el chocolate u otros dulces, son las opciones reconfortantes más buscadas por las mujeres.
Por otro lado los hombres prefieren los sándwiches y la pizza (el helado también ocupa un lugar bastante alto en su lista de preferencias). Para ellos, las comidas que requieren preparación son de su preferencia ya dicen que estas comidas les recuerdan que hay una persona que se preocupa por ellos.
Muchas de estas comidas reconfortantes pueden ocupar una gran parte del número de las calorías recomendadas. Si uno recurre a las mismas con demasiada frecuencia, tal vez convenga pensar en alguna forma más saludable de prepararlas. Mientras no se alteren demasiado el sabor y la textura general de la receta original, es posible lograr comidas que sean reconfortantes y razonablemente saludables al mismo tiempo.
En el caso de los amantes del helado y las cremas, hay una gran variedad de versiones más saludables, y los yogures de sabores con un toque de jarabe de chocolate pueden ser un sustituto adecuado. Los amantes de los pasteles pueden entibiar una suculenta compota de manzanas en el microondas, coronada con una galleta integral desmenuzada y espolvoreada con canela.
Los macarrones de queso gratinados en caja se pueden aligerar reduciendo la cantidad de mantequilla o salsa de queso requerida o añadiendo una lata de guiso de tomates sazonados.
También puede resultar eficaz aumentar el volumen de la comida con ingredientes de bajas calorías. Se puede cubrir la pizza congelada con pimientos o cebollas previamente picados antes de hornearla, o aumentar la altura del sándwich con lechuga, tomates, pimientos y pepinos para que llene un poco más.
Sin embargo, puede que tengas solamente una receta específica que logre su cometido. Para algunas personas, no hay sopa de pollo con fideos que sirva, sólo una marca en particular o la versión casera de mamá es verdaderamente reconfortante. Las fuertes asociaciones que tenemos con estas comidas familiares puede ser demasiado difícil de romper o modificar.
Si encontramos la forma de lograr que estas comidas sean un poco más saludables, ¿no sería esto algo reconfortante?