En los años 60 empezó a circular una idea totalmente errónea alrededor de las comidas: que las grasas engordan.
¡Mentira!
Las grasas no nos hacen engordar. Lo que engorda es el exceso de calorías absorbidas con respecto a las calorías consumidas (en función del ejercicio físico y del estilo de vida). De entre todos los alimentos, los azúcares y los carbohidratos (glúcidos) son los que más engordan, ya que alteran el metabolismo y el apetito. Pues bien, la mayoría de los productos “0% materia grasa” están hasta arriba de ellos.
Sobre este tema ya no hay discusión posible: desde la moda del “0% materia grasa”, la obesidad se ha convertido en una epidemia. Hay el triple de niños con sobrepeso u obesos que antes. Y sabemos por qué: toman más azúcares en forma de galletas, caramelos, refrescos, meriendas de todo tipo, pero también en forma de cereales y alimentos feculentos, que dicen ser buenos para la salud por su pobre contenido en grasas.
Si existe una política de estado que ha fracasado, ésa es la de la lucha contra la obesidad. El mito de que la grasa engorda aparece en los programas escolares, en las paredes de los hospitales, en las revistas y en las pantallas de televisión. En el colegio los niños aprenden que un gramo de lípido (grasa) aporta el doble de calorías que un gramo de glúcidos (azúcar) y que para reducir la ingesta de calorías lo más eficaz es entonces reducir las grasas. En televisión se les repite hasta la saciedad que no deben tomar “ni demasiadas grasas, ni demasiada sal, ni demasiado azúcar”. Y la consigna de no comer “demasiadas grasas” está considerada como la más importante de ellas para estar sanos.
Y volvemos a lo mismo: es mentira. Pero no es el único mito que, en lugar de hacer que adelgacemos, hace que engordemos.
A continuación tienes 16 malos hábitos extraídos del programa Eat This, Not That (Coma esto, no aquello). (1) Tome nota de ellos para abandonarlos inmediatamente y lograr así salir del infierno nutricional y recuperar sin esfuerzo su peso natural
Mal hábito nº1: Comer sin grasas
Parece un disparate, pero por el bien de nuestra salud, nos interesa dejar de comprar productos con la etiqueta “0% materia grasa” o “bajo contenido en grasa”. Menos materia grasa a menudo quiere decir “más glúcidos” en forma de harinas y espesantes, que provocan un pico de azúcar en la sangre, un pico de insulina, y justo después, un ataque brutal de apetito.
Dependiendo del país, se recomienda que los glúcidos cubran entre el 50 y el 60% de las necesidades de energía.
Sin embargo, investigadores de la Universidad de Alabama en Birmingham (Estados Unidos) han comprobado que las comidas que contienen un 55% de glúcidos sacian menos y provocan un incremento mayor del nivel de azúcar en la sangre que las comidas en las que la ingesta de glúcidos está limitada a un 43%. (2) Si reducimos en nuestra alimentación la parte de los glúcidos en favor de las proteínas y grasas, podremos almacenar menos grasas corporales y disminuir la sensación de hambre.
Mal hábito nº2: Dormir demasiado o no lo suficiente
Según los investigadores de la Escuela de Medicina de Wake Forest en Estados Unidos, las personas que duermen 5 horas o menos acumulan 2,5 veces más grasas abdominales que las demás. (3)
Son las grasas más peligrosas, porque se acumulan alrededor de los órganos internos, a diferencia de lo que ocurre con la grasa que se encuentra, por ejemplo, en los muslos.
Pero el problema también afecta a las personas que duermen demasiado (más de 8 horas de media cada noche). Intente dormir entre 6 y 8 horas, ya que se trata de la duración más recomendable, tanto para el peso como para la salud en general. Mal hábito nº3: Comer en el restaurante el "picoteo" que no ha pedido
Puede que en los restaurantes el pan, las salsas, y a veces las patatas fritas y los aperitivos que le ponen en la mesa sin pedirlos sean gratis, pero eso no quiere decir que no lo vayamos a “pagar”. Cada vez que comemos un currusco de pan, estamos añadiendo 80 calorías a nuestro almuerzo. Si comemos tres trozos de pan a lo largo de la comida, ya tendremos 240 calorías adicionales. Lo peor es que son calorías vacías que no tienen ningún valor nutricional.
Mal hábito nº4: Beber refrescos
Las bebidas con gas, azucaradas, que hace 40 años prácticamente no existían en Europa, se han convertido en algo habitual para muchos niños y adultos. ¿Por qué son tan malas? Porque beber 1 ó 2 refrescos al día aumenta el riesgo de tener sobrepeso o ser obeso en casi un 33%, según demostró un estudio ya en el año 2005. Mal hábito nº5: Comer demasiado rápido
Si esa maravillosa creación que es nuestro cuerpo tiene un defecto es el siguiente: que el estómago tarda 20 minutos en decirle al cerebro que tiene suficiente comida. Comemos y tenemos el estómago lleno, pero el cerebro aún no lo sabe. ¡Sigue enviándonos mensajes de hambre! Un estudio del Journal of the American Dietetic Association ha comprobado que las personas que comen despacio absorben 66 calorías menos por comida. Y aún así, en comparación con las personas que comen rápido, ¡tienen la sensación de haber comido más! Usted me dirá, “¿qué son 66 calorías?”. Pues eche cuentas. Si empieza a comer despacio hoy mismo, en un año habrá perdido más de diez kilos. (4)
Mal hábito nº6: No dar importancia a lo que come
Cuando unos investigadores canadienses enviaron recomendaciones alimenticias y de estilo de vida a más de 1.000 personas, comprobaron que éstas habían empezado a comer mejor y a hacer más ejercicio físico en su vida diaria. Como era de esperar, los hábitos de aquellos que no recibieron nada… no cambiaron.
Mal hábito nº7: Ver mucha televisión
Un estudio de la Universidad de Vermont, en Estados Unidos, ha comprobado que las personas con sobrepeso que disminuyen a la mitad el tiempo que pasan delante de la televisión queman 119 calorías más al día, lo que significa un total de 6 kilos menos al año. Este dato se consiguió gracias a un aparato que apagaba de forma automática la televisión. (5)
Cuando esté viendo la televisión, intente al menos hacer alguna cosa como pelar verduras o cualquier otra actividad manual. Hasta una actividad poco intensa incrementará su consumo de calorías. Además, si tiene las manos ocupadas haciendo algo, no tratará de picar, que es el otro gran peligro de pasar tiempo ante el televisor.
Mal hábito nº8: Pedir menú en el restaurante
Un estudio de la publicación americana Journal of Public Policy & Marketing demuestra que, cuando pedimos a la carta, ingerimos 100 calorías menos que tomando un menú. ¿Por qué? Porque al pedir un menú, tenemos “derecho” a comida que no necesariamente habríamos pedido si hubiéramos podido elegir o si hubiéramos tenido que pagar por ella en concreto. (6)
De esta manera, esa tendencia tan natural de querer que nos den lo máximo posible por nuestro dinero es la que nos lleva a aceptar en el restaurante un refresco, un “chupito” o unas patatas fritas, que no necesariamente habríamos tomado si hubiéramos tenido que pedirlo (y pagarlo) por separado.
Mal hábito nº9: Comer en platos grandes
Un estudio ha confirmado que, cuando se da a elegir, el 98% de las personas obesas elige el plato más grande para servirse la comida. Y es automático: cuanto más grande es el plato, más grande es la ración que nos servimos. Por eso es mejor utilizar platos pequeños y servirse de nuevo si fuese necesario.
Mal hábito nº10: Poner las fuentes de comida en la mesa
Sírvase el plato en la cocina y diríjase a continuación a la mesa del comedor, pero sin colocar ahí las fuentes de comida. Si come en la cocina, instálese dando la espalda a las fuentes para evitar avivar el apetito mientras come. Un estudio de la revista Obesity ha comprobado que sentarse frente a un bufé bien surtido hace que comamos un 35% más durante la comida. Cuando estamos obligados a levantarnos para ir a la cocina y servirnos, nos lo pensamos dos veces. (7)
Mal hábito nº11: Elegir pan blanco
Un estudio del American Journal of Clinical Nutrition ha comprobado que cuando las personas obesas sustituyen el pan y los productos fabricados con harina blanca por pan y productos fabricados con cereales integrales, pierden más grasa abdominal durante 12 semanas. Sin duda, existen varios factores implicados, pero el principal es que los cereales integrales son difíciles de digerir y aportan más vitaminas y minerales. Aún así, los cereales, incluidos los integrales, deben ocupar un lugar muy pequeño en nuestra alimentación.
Mal hábito nº12: Comer bocados grandes
La revista American Journal of Clinical Nutrition ha comprobado que las personas que toman bocados más grandes consumen un 52% de calorías más por comida que las que toman pequeños bocados y mastican mucho. Al cortar los alimentos en trocitos, la sensación de estar saciados es mayor y sacamos más provecho a lo que comemos.
Mal hábito nº13: No beber antes de la comida
El agua ocupa espacio en el estómago y contribuye a la sensación de saciedad. En un estudio de la Universidad de Utah, las personas que estaban a dieta para adelgazar y tenían que beber dos vasos de agua antes de cada comida perdieron un 30% más de peso que el resto. (8)
Mal hábito nº14: Olvidarse de la báscula
Pesarse con frecuencia en la báscula refuerza nuestras posibilidades de alcanzar el objetivo de bajar de peso y dificulta que hagamos trampa. Cuando unos investigadores de la Universidad de Minnesota estudiaron a personas que se pesaban todos los días, se dieron cuenta de que estas personas perdían peso el doble de rápido que las demás. (9)
Para evitar errores de valoración por variaciones naturales de peso, pésese siempre a la misma hora, pero no se obsesione con ello: de un día para otro el peso puede variar mucho, especialmente por cambios hormonales.
Mal hábito nº15: Beber zumo de fruta
Beber un zumo de manzana no equivale a comerse una manzana, ni un zumo de naranja equivale a una naranja.
Según un reciente estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard, publicado en el British Medical Journal, beber tres zumos de fruta a la semana eleva el riesgo de sufrir diabetes en un 8%, mientras que comer tres piezas de fruta disminuye el riesgo de diabetes en un 7%. Este porcentaje llegaba al 12% en el caso del pomelo, al 14% en el de las manzanas y peras, e incluso al 19% en el caso de las uvas. (10)
Los zumos de fruta se digieren mucho más rápido. El azúcar de las frutas (fructosa) pasa más rápido a la sangre y enseguida es metabolizado por el hígado, que lo transforma en grasa en lugar de utilizarlo de forma progresiva para proporcionar energía.
Mal hábito nº16: Comer bajo el efecto de las emociones
Un estudio de la Universidad de Alabama ha comprobado que las personas que reconocen comer como reacción a un estrés emocional tienen un riesgo 13 veces mayor de sufrir sobrepeso o ser obesos. Si tiene la sensación de que come para compensar el estrés, intente beber agua, dar un paseo o, si eso no le resulta suficiente, masticar un chicle sin azúcar (como un mal menor).
¡Qué frecuentes son estos malos hábitos!, ¿verdad? Y qué sencillo a su vez es concienciarse y ponerles fin desde hoy mismo. Seguro que ahora mismo tiene en mente a alguien de su entorno que comete alguno de estos malos hábitos. Le animo a reenviarle este e-mail para ayudarle a desterrarlos y mantenerse así en su peso de forma natural.
Fuentes:
« Eat This, Not That, The No-Diet Diet »
The Endocrine Society (24 junio 2011). « Cut down on carbs to reduce body fat, study authors say ». Science Daily. Consultado el 25 noviembre de 2013.
Wake Forest University Baptist Medical Center (5 marzo 2010). Extremes of sleep related to increased fat around organs. Science Daily. Recogido el 25 noviembre 2013, desdehttp://www.sciencedaily.com /releases/2010/03/
Andrade A, Greene GW, Melanson KJ. Eating slowly led to decreases in energy intake within meals in healthy women. Journal of the American Dietetic Association, 2008; 108 (7): 1186-1191.
Jennifer J. Otten; Katherine E. Jones; Benjamin Littenberg; Jean Harvey-Berino. Effects of Television Viewing Reduction on Energy Intake and Expenditure in Overweight and Obese Adults: A Randomized Controlled Trial . Arch Intern Med , 2009; 169 (22): 2109-2115
Journal of Public Policy & Marketing, Volumen 29, Número 2, Otoño 2010
Obesity (Silver Spring). Agosto 2008;16(8):1957-60. doi: 10.1038/oby.2008.286. Epub 5 junio 2008.
Is Eight Enough? U Researcher Says Drink Up and Tells Why. University of Utah HEALTH CARE.
Ann Behav Med. Dic 2005;30(3):210-6.
Muraki I, Imamura F, Manson JE, Hu FB, Willett WC, van Dam RM, Sun Q. Fruit consumption and risk of type 2 diabetes: results from three prospective longitudinal cohort studies. BMJ. 28 ago 2013;347:f5001. doi: 10.1136/bmj.
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