Somos inmensamente afortunados. Tenemos a nuestra disposición una red pública de agua potable pensada para satisfacer una de nuestras necesidades más básicas para la supervivencia. No tienen tanta suerte en otras poblaciones situadas en algunos de los países más pobres del planeta, donde viven una verdadera catástrofe humanitaria.
Pese a tener a nuestro alcance un agua potable totalmente apta para el consumo tal y como lo exige la reglamentación, a veces nos pueden asaltar las dudas sobre su seguridad cuando nos encontramos frente a alguna noticia que nos pone particularmente en alerta sobre posibles efectos dañinos o simplemente cuando charlamos por casualidad sobre el tema con algún conocido. Cada vez es mayor la cantidad de familias que prefiere consumir agua embotellada o filtrada por temor a poner en peligro su salud, por precaución o simplemente por una cuestión de sabor. Sin embargo, ¿es realmente mejor el agua de botella que el agua del grifo?
Hay que saber que el agua de la red pública es sometida regularmente a controles para ofrecer, precisamente, la seguridad necesaria a la población. Estos controles siguen una reglamentación estricta, por lo que el agua del grifo cuenta con unas garantías básicas de seguridad. Sin embargo, todos hemos oído hablar de la posibilidad de que algunos microorganismos o partículas puedan escapar, por ejemplo, si el estado de las canalizaciones es muy antiguo o se degrada, o si pasan al agua restos de medicamentos a través de la orina que sean imposibles de filtrar. ¿Tendrá esto alguna relación con ciertas preocupaciones sanitarias como la de la infertilidad masculina, que va en aumento, por una hipotética contaminación del agua con hormonas femeninas tras el incremento del uso de la píldora en las últimas décadas?
Sea como sea, hay gente que piensa que es bueno filtrar el agua del grifo para limitar los daños. Existe una gran variedad de filtros en el mercado que se adaptan a todos los bolsillos y que pueden encontrarse fácilmente en alguna tienda especializada o por internet. Los expertos piensan que usar filtros es una opción tan válida como no hacerlo, a condición de realizar el mantenimiento correcto de esos filtros para evitar que se conviertan en foco de contaminación. Dependerá entonces de vuestro propio criterio elegir una u otra posibilidad. Yo ante un tema tan sensible no he podido resistirme a pedir opinión a un profesional de la salud. Filtrar el agua tiene efectivamente sus ventajas, pero al igual que se filtran ciertas partículas no deseadas para mejorar la calidad de un agua que, insisto, ya tiene unas garantías básicas, también es posible que se filtren otros químicos del agua que son beneficiosos para el cuerpo.
Entonces, ¿y si optamos por el agua embotellada?, ¿qué tipo de envase es mejor? Creo que en esto no hay ningún secreto. El agua mineral natural embotellada es un agua pura que contiene muchos minerales y otros componentes beneficiosos para la salud. Ya sabemos que si es una botella de plástico no nos libramos de ciertos micro plásticos que pueden, a la larga, ser perjudiciales. Además, la calidad y el sabor del agua de estas botellas pueden alterarse con el calor o si se conservan en algún lugar con un olor fuerte. La mejor forma de obtener todos los beneficios de un agua pura sin los inconvenientes del plástico sería comprarla de vidrio.
La botella de vidrio es una excelente opción tanto para nuestra salud como para la del planeta ya que incluso el agua potable requiere de ciertos trabajos de mantenimiento de las canalizaciones que resultan menos ecológicos que el uso del vidrio. De los efectos del plástico sobre nuestro entorno creo que no es necesario hablar. Existen además algunos servicios de entrega de agua en botellas de vidrio reutilizables. Te traen tus botellas de agua y después vienen a buscar los envases vacíos para volverlas a llenar. Sus grandes inconvenientes son su fragilidad, que la hacen poco práctica para el transporte o para las manos más torpes, y su precio elevado, que la convierten en una forma de beber agua para privilegiados. Hay quien sugiere poner fundas a estas botellas para protegerlas en las caídas, pero el precio sigue haciéndolas casi inaccesibles a la mayoría de la gente.
Por supuesto existen otro tipo de envases como el de acero inoxidable, ideal para deportistas por su resistencia y que tiene la ventaja de mantener la temperatura y conservar el sabor.
Como veis, cada forma de consumir el agua tiene sus ventajas e inconvenientes, lo que significa que ninguna es perfecta. La opción ideal no existe, pero en la práctica, según los profesionales, la solución está en la variedad. Lo mejor es alternar entre todas ellas siempre que se pueda para intentar obtener sus mejores beneficios y evitar al máximo las desventajas de recurrir sólo a una de ellas.
Antes de terminar, repaso rápidamente algunas recomendaciones más sobre el consumo de agua que a veces olvidamos y que no está mal recordar: las botellas de plástico están hechas para servir sólo una vez, es preferible no rellenarlas para evitar el riesgo de contaminación de microorganismos, y si se trata de una botella que ha contenido alguna bebida azucarada el riesgo es mayor; no dejar botellas fuera del frigorífico con el tapón abierto, pueden entrar polvo, bacterias o microorganismos e incluso reproducirse en la botella; no beber el vaso de agua de la noche anterior por el mismo motivo que acabo de mencionar; evitar el agua del grifo en países donde existan dudas sobre la seguridad de la red pública. También está bien recordar que en los países a riesgo de catástrofe natural se recomienda disponer de agua embotellada en caso de emergencia.
Y una vez dicho todo esto, vosotros, ¿qué tipo de agua preferís? ¿qué os parece lo de alternar entre las diferentes opciones? ¿usáis filtros para el grifo? No dudéis en dejar vuestros comentarios.