El agua es imprescindible para la vida y es imposible que ningún ser vivo sobreviva sin ella. No obstante, no todos los tipos son iguales. Además, surgen muchas dudas en torno a si es mejor la del grifo o la embotellada. Si quieres estar informado de cuál es la mejor opción sigue leyendo este artículo.
¿Qué podemos encontrar en el agua del grifo?
El agua que llega a nuestra casa siempre lleva cloro y/o cloramina que se utiliza como desinfectante. Estas sustancias son muy perjudiciales para la salud. Parece ser que el riesgo de cáncer es mayor en las personas que la beben clorada.
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Cuando el cloro se mezcla con otros compuestos naturales se generan unos subproductos llamados trihalometanos. Dichas sustancias impulsan la producción de radicales libres en el cuerpo causando daño a nuestras células. Además de esto, la cloramina está relacionada con problemas digestivos, respiratorios, cutáneos y de los riñones.
El agua del grifo, además del cloro, contiene cosas que no podríamos imaginar. Se han llegado a encontrar restos del plásticos, nitratos, nitritos, restos de pesticidas, fertilizantes, metales pesados, derivados del petróleo y muchos más. Según una investigaciones de la Dra. Yolanda Valcárcel de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, el agua que llega a nuestras casas puede contener restos de fármacos, sobre todo antiinflamatorios, antidepresivos, anticonceptivos e incluso fármacos que se utilizan como quimioterapia. Otro estudio parecido realizado en Toledo encontró restos de cocaína, ansiolíticos y anfetaminas.
No diremos que el agua del grifo es peor que la embotellada porque ambas tienen sus pros y sus contras. Utilizando un buen filtro, podría ser la mejor opción y, sobre todo, la más sostenible.
El agua embotellada
El consumo de agua embotellada en el siglo XXI crece a un ritmo imparable en cualquier parte del mundo. Hace mucho tiempo que dejo de ser un artículo de lujo que solo algunas personas se podían permitir. Con el paso del tiempo y gracias al marketing, y al apoyo indirecto de algunas instituciones, el consumo de agua embotellada ha pasado de ser un lujo a una necesidad. Actualmente, son muchas las personas que creen que beber agua embotellada es sinónimo de salud aunque esto no sea la realidad.
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Diferentes estudios, que se han llevado a cabo en distintos países, demuestran que el agua embotellada no es tan saludable como creemos. También son numerosas las reclamaciones y demandas interpuestas que demuestran este hecho.
Cómo ejemplo podemos destacar el trabajo realizado por Peter Gleich en su estudio “The Word Water” que nos alerta sobre la poca vigilancia que tienen las plantas embotelladoras comparándolas con las de las canalizaciones públicas. Así mismo, es muy conocido el efecto negativo del Bisfenol-A de las botellas de plástico. Esta sustancia del plástico las botellas pasa al agua a determinadas temperaturas terminando, por lo tanto, en nuestro cuerpo. Se ha relacionado el Bisfenol-A con trastornos del sistema nervioso, endocrino, diabetes y cáncer entre otras patologías.
También podemos citar otro estudio que se presentó en el American College of Sports Medicine de Dallas. Este estudio que pone de manifiesto que alrededor del 25% del agua embotellada es, realmente, de las redes públicas. Tras analizar 1000 botellas de más de 100 marcas distintas, se encontraron en las mismas pesticidas, sustancias químicas artificiales, bacterias e incluso arsénico en un 22% de las botellas.
Además de todo lo expuesto, el agua embotellada es una opción poco sostenible ya que su consumo se está convirtiendo en un desastre medioambiental. Hay botellas de plástico acumuladas por todas partes, y en su fabricación se han usado importantes cantidades de petroleo. Estos envases tardarán siglos en descomponerse. Nuestros mares se han convertido en auténticos basureros que albergan toneladas de botellas de plástico. Además de esto, hemos de tener en cuenta que el agua embotellada debe de ser transportada hasta su destino con lo que el la creación de CO2 es inmensa.
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¿Cuál es la mejor opción?
Tanto una opción como otra tienen ventajas e incovenientes. No obstante, el agua del grifo será una mejor opción ya que es una acción más respetuosa con el planeta en el que vivimos. Solo es necesario que encontremos la manera de filtrarla y, de esa manera, poder disfrutar de un agua limpia, barata y respetuosa con el medio ambiente.
Opciones para filtrar o purificar el agua
Veamos los tipos de filtros que existen y sus ventajas y desventajas:
Destilación: este método no elimina el flúor ni la cloramina. Actualmente, existe controversia respecto a sus virtudes. Parece ser que el agua destilada carece de ciertos minerales que son importantes. Por este motivo no queda claro si su uso es lo más aconsejable.
Filtros de carbón activo granular: estos filtros reducen la cantidad de metales pesados, eliminan el cloro y también los pesticidas y otras sustancias tóxicas. Sin embargo, no eliminan la cloramina, el flúor ni una gran parte de los isótopos radioactivos.
Filtros de gravedad: Con este método el agua pasa muy despacio a través de un filtro de cerámica. Dicho filtro elimina gran cantidad de las sustancias tóxicas. Los más habituales solo llevan carbón en su interior y no eliminan la cloramina, el fluor y los isótopos radioactivos.
Ósmosis inversa: este método elimina muchas toxinas. Aún así, parece ser que también concentra de manera peligrosa el mercurio y el aluminio.
Filtros de arcillas volcánicas: este tipo de filtros son bastante eficaces pero el agua se debe de filtrar muy despacio. Son tan potentes que se utilizan en las plantas nucleares para limpiar los residuos radioactivos.
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La mejor opción sería no generar más basura utilizando botellas de plástico. Por ello, si utilizas agua del grifo los más recomendables son los filtros de gravedad que utilizan una buena combinación de carbón y arcillas volcánicas. Estos filtros eliminan los contaminantes y también elevan el pH del agua convirtiéndola en agua alcalina a la vez que le confieren propiedades antioxidantes.