Sin embargo, para muchos resulta difícil darse el tiempo de hacerlo. La buena noticia es que probablemente lo has estado haciendo diario y no te habías dado cuenta.
Puede sonar ridículo al principio, pero casi cualquier cosa que hagas, incluso cuando caminas esas cinco cuadras para llegar al metro todas las mañanas, puede ser meditativo de alguna manera.
De acuerdo con la psicóloga clínica, líder de meditación y maestra de yoga Dra. Carla Marie Manly, algo tan mundano como beber una taza de café por la mañana puede considerarse una experiencia meditativa, si simplemente tratas de reducir la velocidad del momento, y verdaderamente lo saboreas.
Probablemente, si sueles hacer estas actividades tomándote tu tiempo y te recuerdas a ti misma que siempre tienes el poder de transformar conscientemente estas experiencias, seguro son momentos gratificantes de paz y tranquilidad para ti.
1. Lavar los platos
Concéntrate en la tarea que estás realizando. Mira el plato, toma la esponja y sé consciente de los círculos que haces sobre el plato: lento, fácil, a ritmo.
Estos pequeños detalles marcan la diferencia entre lavar platos y convertirlo en un momento de meditación.
La meditación sucede porque te estás centrando en el plato y el agua, y no estás pensando en la discusión que tuve con un compañero o en una fecha límite que se te pasó en el trabajo.
2. Tomar café
¿Te permites disfrutar por completo tu primera taza de café por la mañana o lo tragas apresuradamente, mientras tratas de ponerte el rímel al mismo tiempo, o lees los primeros correos del día?
Cuando dedicas tiempo y te das esa pausa para tomar café, aunque solo sea por unos pocos minutos, antes de comenzar oficialmente tu día, esto puede ser extremadamente terapéutico y tranquilizador.
En lugar de beber el café mientras haces otra cosa, intenta simplemente sentarte con tu taza (y solo tu taza), inhalar el aroma, apreciar cada sorbo de café caliente y despejar la mente de cualquier pensamiento negativo que pueda estar arruinando tu estado de ánimo esa mañana.
3. Pasear a tu perro
Sí, tu compañero de lomito suave también puede ayudarte a meditar. Al pasear a tu perro, evita hablar por teléfono o escuchar un podcast.
Solo siente el suelo debajo de tus pies y escucha el sonido de la respiración de tu perro. En lugar de apresurarlo, deja que él/ella huela todo, y mientras tu mascota lo hace, tú también puedes percibir el aroma del aire, las flores, el cambio de estación.
4. Bañarte
Mientras la mayoría de la gente tiende a pensar en lo que tiene que hacer ese día mientras se están bañando, ese momento en la regadera puede ser fácilmente un acto de meditación pacífica.
Para hacer de esto una experiencia meditativa, pon un poco de jabón o gel para el cuerpo en tus manos y cierra los ojos mientras te lavas. Siente tu piel, los bultos, los huesos, las curvaturas. Respira hondo y huele el jabón. Hazte presente en ese momento y simplemente existe allí, sin permitir que tu mente deambule hacia pensamientos de pendientes o tareas diarias.
5. Preparar comida
La meditación realmente solo significa que estás presente en el momento, así que mientras preparas una comida, no intentes realizar varias tareas al mismo tiempo.
Sé paciente y mira cómo hierve el agua. Huela las especias. Escucha el chisporroteo. Luego, cuando comas, tómate tu tiempo. No comas frente a tu computadora, televisor o teléfono. Saborea cada bocado y mastica completamente.
Entonces, ¿cuántas veces al día meditas?