Por otro lado, hay también muchísima gente (seguro que un gran porcentaje coincide con los anteriores) con una gran preocupación por lo que el futuro les deparará: ¿me quedaré en paro?, ¿tendré una enfermedad?, ¿me robarán?, ¿me engañarán?, ¿y si llueve?, ¿y si me sale mal esto?, ¿y si me dicen que no?...
Imagen: Mutuasplabras
Para todas estas personas, la receta de vive el presente puede ser una buena medicina, no digo que no. Está claro que están desperdiciando su vida por estar anclados en sufrimientos pasados y preocupaciones futuras. Hay una gran cultura hoy en día que defiende eso, el vivir el ahora. Y no, tampoco quiero ir contra todos los gurús o sabios (dos características que rara vez coinciden) echando por tierra esto. Sin embargo, tengo que decir que no estoy del todo de acuerdo. El ahora es un sitio fantástico en donde vivir, de hecho el único en que se vive, y tiene su importancia, pero el ahora no sería nada si no tuviéramos un pasado y un futuro. El pasado es lo que somos. Los recuerdos conforman nuestros pensamientos. Si nuestro pasado hubiera sido otro, seríamos totalmente diferentes. ¿Y el futuro? El futuro es, como decía Mark Twain (aunque lo de las citas siempre es complicado de atribuir) "donde vamos a pasar el resto de nuestra vida" y por ello, en donde están nuestros sueños, ilusiones, proyectos... En definitiva, en el futuro está el resultado de nuestras acciones, tanto las pasadas como las presentes.
Entonces, ¿qué propongo yo? Pues propongo vivir hoy, por supuesto, pero impregnando nuestra existencia con todos los recuerdos fantásticos que hemos ido acumulando y que nos enriquecen y nos traen felicidad, y todas las ilusiones sobre lo que viene, que nos hace ser mucho más llevadera cualquier situación complicada por la que atravesemos. Eso sí, si el pasado te va a servir de lastre, olvídate. Y si el futuro no te causa más que miedo y angustia, ignóralo.
Vive hoy intensamente, pero disfruta tus recuerdos y apasiónate con tu futuro.