Siempre es buen momento de iniciarse en el camino de transitar por la vida simple, porque, muchas veces, es más simple de lo que parece.
Encapsulados en una vida habitada en modo “piloto automático” y en unos tiempos en los que todo parece ir demasiado deprisa, el encuentro con un modo de vida simple, sé que no es sencillo, pero sí perfectamente posible con un poco de gratificante esfuerzo.
Se trata de poner atención en todo aquello que haces en todo momento. Mindfulness, al fin y al cabo, se trata precisamente de eso: Cómo observar la vida que discurre en el instante presente de un modo natural, sin juicio pero sin resignación.
Cuando inicias el camino de la práctica de la atención plena o mindfulness, te das cuenta de que muchas de las cosas que posees, no son tú. Digo esto porque normalmente, tendemos a identificar nuestro propio ego con toto lo material que tenemos a nuestro alrededor.
Si logras (y te aseguro que es posible) ir poniendo atención al instante en el que habitas, con el tiempo podrás ir reduciendo de manera eficiente, mucho de lo material que te rodea. Especialmente, trabajando en la desidentificación de lo material con lo personal.
El tránsito hacia una vida simple viene determinado por una nueva relación con lo material. Está bien tener ¿quién dice lo contrario?. Lo bueno es darse cuenta de para qué lo tienes, por qué lo tienes, si realmente lo necesitas y si perdiéndolo, tú sigues siendo el mismo o la misma. Ahí es donde radica la clave hacia una vida simple.
La práctica de la atención plena o mindfulness, es una poderosa herramienta que te va a servir para ponerle a tu vida ese sentido de atención que te falta.
Vivimos en un mundo de abundancia, pero no nos damos cuenta. Pensamos que sólo a través de la ostentación y de la acumulación, nos desarrollamos como personas, cuando precisamente, en la vía de la vida simple está la verdadera libertad.
Es más un sentido que una acción, porque desde ese sentir que eres un ser vivo completamente digno aunque no puedas tener aquello que quieres, se desarrolla el mayor sentido de libertad que el ser humano puede tener.
La vida simple determina tu grado de libertad en un mundo demasiado preocupado por el tener más que por el ser y estar.
Tener una vida simple, no tiene nada que ver con el concepto de pobreza, sino más bien con el de dignidad y valorarte como ser vivo que habita aquí y ahora, que pensar que sólo ERES si TIENES.
Te propongo como juego de vida simple, que cuando estés en tu casa, te pasees por todas las habitaciones y rincones y seas consciente de lo que en ellas hay.
En ese paseo meditativo “casero”, observa despacio lo que te rodea y piensa que sería de ti si mañana no tuvieses lo que allí ves y piensa que, sin tener que perder nada, cuantas cosas, en realidad, te sobran y son un verdadero peso en el aquí y ahora.
Vida simple, a través de la práctica de la atención plena o mindfulness, es también ser consciente de que la vida, no depende de lo que tienes sino de lo que sientes y haces en el aquí y ahora.
Como en el verso de Machado, “ligero de equipaje” y especialmente mental, que es donde verdaderamente radica tu libertad.
Aquí tienes dos buenos libros que pueden ayudarte en el camino.
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