A medida que envejecemos, las probabilidades de desarrollar enfermedades del corazón aumentan cada vez más.
Obviamente, no pensamos mucho en ese detalle cuando tenemos veinte o treinta años, a menos que hayamos visto un familiar cercano o un amigo sufrir un ataque al corazón o un derrame cerebral.
Sin embargo, en última instancia, la mayoría de las personas comprendemos que es fundamental cuidar la salud y que el corazón es uno de los órganos vitales para la vida.
Puesto que la enfermedad cardiovascular es en cierta medida prevenible, hay que comenzar por aprender cómo podemos modificar nuestro nivel de riesgo y al menos hacer todo lo posible para retrasar la aparición de los síntomas.
Una forma de evaluar el riesgo es midiendo los lípidos en la sangre.
Conocer el nivel de colesterol se considera valioso y por lo general se recomienda bajarlos.
Pero ¿qué hay de los otros tipos de grasas en el torrente sanguíneo? ¿Qué pasa con los triglicéridos? ¿Por qué son importantes?
Curiosamente, cuando se trata de evaluar el riesgo de enfermedad cardiovascular, los triglicéridos siempre han jugado un papel secundario al colesterol.
Como resultado, el asesoramiento dietético para las personas con enfermedades del corazón por lo general tiene como objetivo reducir el colesterol en la sangre, particularmente el colesterol LDL.
Por lo tanto, se recomienda sustituir las grasas saturadas por grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, y aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra y carbohidratos complejos.
Además, los medicamentos con estatinas juegan un papel clave en el tratamiento de personas con enfermedad coronaria, sobre todo porque reducen el colesterol LDL.
Una de las razones por las que es complicado hacer frente a los triglicéridos, se debe a que al mismo tiempo que el colesterol LDL es reducido mediante la dieta, esa misma dieta puede aumentar los triglicéridos y viceversa.
Por ejemplo, las dietas bajas en grasa pueden reducir el colesterol LDL, pero son menos eficaces en la reducción de los triglicéridos en comparación con las dietas bajas en carbohidratos (1).
Otra razón por la que se tiende a ignorar los triglicéridos es que la industria farmacéutica ha mostrado poco interés en el desarrollo de medicamentos que influyan en los triglicéridos.
Sin embargo, los estudios genéticos recientes sugieren que los triglicéridos juegan un papel causal en la enfermedad cardiovascular.
Por otra parte, un artículo reciente publicado en el Journal of the American College of Cardiology sugiere que entre los pacientes con síndrome coronario agudo tratados eficazmente con las estatinas, los triglicéridos en ayunas predicen el riesgo cardiovascular a largo y a corto plazo (2).
Antes de profundizar en el papel de los triglicéridos en las enfermedades del corazón, deberíamos hacer un viaje corto para entender con mayor facilidad el papel de las lipoproteínas ricas en triglicéridos.
El problema con dicho viaje es que trata sobre bioquímica y a un nivel bastante complejo, así que por mientras decido si lo incluyo o no, ese viaje queda en suspenso.
Los triglicéridos y la enfermedad coronaria
La importancia de reducir los niveles de los triglicéridos no se han considerado como una prioridad para los pacientes con enfermedad cardíaca coronaria.
Estudios genéticos recientes han abordado la relación entre lipoproteínas ricas en triglicéridos y el riesgo de eventos cardiovasculares.
Los resultados de uno de estos estudios implican que el contenido elevado de colesterol de partículas de lipoproteínas ricas en triglicéridos puede causar la enfermedad cardíaca coronaria (3).
Otro estudio encontró que una mutación genética asociada con bajos niveles sanguíneos de triglicéridos se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular (4).
Estos estudios apoyan firmemente la hipótesis de que los niveles sanguíneos elevados de triglicéridos pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular y que los niveles bajos pueden proteger contra dicha enfermedad.
Pero ¿qué pasa con las personas que ya sufren de enfermedad coronaria? ¿Importan los triglicéridos para los enfermos?
El síndrome coronario agudo
El síndrome coronario agudo es un término general para las situaciones en que el flujo de sangre al músculo del corazón se bloquea súbitamente.
A menudo es causada por la obstrucción en una arteria coronaria ocasionada por un coágulo de sangre superpuesto (trombosis).
El bloqueo puede ser repentino o intermitente. Ataque cardíaco agudo y angina inestable son ejemplos de síndromes coronarios agudos.
Dolor en el pecho es el síntoma más común del síndrome coronario agudo.
El síndrome coronario agudo es una emergencia médica hay que ingresar al hospital lo más rápido posible, ya que existe el riesgo de daños al músculo cardíaco y arritmia, que a veces conducen a paro cardíaco.
El tratamiento tiene como objetivo restaurar el flujo normal de la sangre y prevenir eventos recurrentes.
Riesgo residual
Aunque la mortalidad por enfermedad coronaria ha disminuido, los pacientes con síndrome coronario agudo se enfrentan a un alto riesgo de tener eventos recurrentes, a pesar de la terapia intensiva con estatinas y el tratamiento anticoagulante.
Es lo que se denomina riesgo residual.
Reducir el riesgo residual es el principal objetivo de la terapia después de un evento coronario agudo. Se puede llevar a cabo mediante la modificación del estilo de vida y el tratamiento con fármacos.
Es importante definir los factores que contribuyen al riesgo residual.
Síndrome coronario agudo, triglicéridos, y el riesgo residual
Los medicamentos conocidos como estatinas son la base del tratamiento tras un síndrome coronario agudo y su eficacia en este grupo de pacientes está bien establecida (5, 6).
Las estatinas efectivamente reducen el colesterol LDL y reducen los niveles en sangre de las lipoproteínas ricas en triglicéridos.
Sin embargo, aunque se puede lograr bajar los niveles de colesterol LDL mediante el tratamiento con estatinas, los triglicéridos pueden seguir siendo altos y las lipoproteínas ricas en triglicéridos deben ser el objetivo para la terapia posterior.
Recientemente, investigadores de Denver, Colorado abordaron la relación entre los triglicéridos en ayunas y el riesgo cardiovascular después del síndrome coronario agudo en dos grandes ensayos (dal-OUTCOMES y MIRACL) con pacientes tratados con estatinas (2).
Los resultados muestran que los niveles de triglicéridos en ayunas están asociados tanto a corto plazo (16 semanas) como a largo plazo (3,5 años) con el riesgo de un síndrome coronario agudo.
Ajuste por edad, sexo, hipertensión, tabaquismo, diabetes, colesterol HDL y el índice de masa corporal no afectan la relación.
Los investigadores concluyeron que a pesar de la terapia intensiva con estatinas, hay una relación fuerte y desfavorable en los niveles de triglicéridos en ayunas con el pronostico a corto y largo plazo después de un síndrome coronario agudo.
Ellos creen que sus hallazgos muestran que las lipoproteínas ricas en triglicéridos pueden tener una relación causal con el riesgo después de un síndrome coronario agudo.
Además, se concluye que el colesterol NO-HDL puede ser el mejor indicador de riesgo a largo plazo, ya que refleja el contenido tanto de colesterol LDL como de las lipoproteínas ricas en triglicéridos.
Modificación del estilo de vida y su efecto en los triglicéridos
Si los triglicéridos juegan un papel causal en la enfermedad coronaria, la disminución de los mismos parece un objetivo razonable.
Los niveles elevados de triglicéridos se asocian con obesidad y síndrome metabólico.
Además, los niveles elevados de triglicéridos se asocian a menudo con el colesterol HDL bajo. La proporción entre el colesterol HDL Y los triglicéridos es un fuerte predictor de riesgo.
En las personas que tienen sobrepeso, bajar de peso probablemente contribuya con la bajada en los niveles de triglicéridos y probablemente así la reducción en el consumo de azúcar añadido, también ocasione que bajen. Los estudios han demostrado que el consumo de fructosa y jarabe de maíz alto en fructosa aumenta los triglicéridos (7).
Bajo en grasa
Las dietas ricas en carbohidratos pueden ser problemáticas porque a menudo elevan los niveles de triglicéridos (8). En ensayos clínicos controlados, las dietas bajas en carbohidratos lograban bajar más los triglicéridos que las dietas bajas en grasa.
Aumentar el consumo de ácidos grasos omega-3, así como el ejercicio físico regular y limitar el alcohol, son medidas que pueden ayudar a reducir los triglicéridos.
Últimas palabras
Hay evidencia sustancial de que las lipoproteínas ricas en triglicéridos pueden jugar un papel causal en la aterosclerosis y la enfermedad cardíaca coronaria.
Estudios recientes sugieren que los pacientes con enfermedad coronaria arterial, que están bajo tratamiento intensivo con estatinas y que tienen niveles óptimos de colesterol LDL, los niveles de triglicéridos siguen siendo un importante predictor de riesgo residual.
La evidencia sugiere que las dietas bajas en carbohidratos pueden reducir los triglicéridos con más eficacia que las dietas bajas en grasa.
Las recomendaciones dietéticas y de estilo de vida para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular pueden tener que ser reevaluadas y en mayor medida dirigida a la reducción de las lipoproteínas ricas en triglicéridos.
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