Elogio de la tristeza
Hay días en los que lo único que te apetece es sentir tu tristeza y sumergirte en ese ritmo pausado de la melancolía. Hay días en los que tu mente hace oídos sordos a los consejos de optimismo y autoayuda porque, sencillamente, ni te apetece ni tienes energía para ponerlos en práctica. Hay días en los que te apetece estar solo, y eso no significa ser una persona individualista. Días en los que el proceso de recuperación pasa, sencillamente, por descansar más, desconectar del entorno, estar en casa y llorar si así lo necesitas.
Lo que resulta verdaderamente agotador es exigirnos una alegría constante porque esto puede llevarnos a la frustración de sentirnos desbordados cada vez que la tristeza altera nuestro estado de ánimo. Si tienes un mal día, intenta descansar y recuerda que mañana será otro día. Lo más probable es que sea un día mejor.
Es cierto que la vida es un regalo en sí mismo y que el simple hecho de estar aquí y ahora es una experiencia espectacular. Sin embargo, eso no significa que como seres humanos no tengamos derecho de sentirnos bajos de ánimo, incluso teniendo muchas razones para sentirnos afortunados. Evidentemente, tenemos que intentar convertir la alegría en nuestra meta, sin embargo, recuerda que la tristeza también forma parte de ese camino de la alegría.
Por medio de un mal día puedes descubrir que te arrepientes por haber actuado de determinada manera, por medio de la tristeza puedes escuchar un síntoma de algo que está pasando en tu interior, en estos días puedes potenciar la toma de conciencia de algo que no te hace sentir bien y que quieres cambiar.
Si cuando estamos tristes nos culpamos por sentirnos de este modo, entonces, nos hacemos más daño todavía. Al revés, tenemos que actuar con comprensión hacia nosotros mismos. Recuerda que todo aquello que reprimes persiste, es decir, todo aquello que rechazas adquiere más fuerza. Puede ocurrir que en esos días grises, encuentres mensajes célebres de optimismo en las redes sociales y te sientas todavía más desconectado de ese estado de ánimo. Ese tipo de optimismo que promueven algunos de esos mensajes, en ocasiones, es totalmente irreal cuando nos lleva a un universo rosa poco probable en el vivir cotidiano.
Dar tiempo a las emociones
Tienes derecho a expresar emociones desagradables como la ira, la envidia, la frustración, el enfado o el rencor. Sin embargo, reflexiona sobre cuánto tiempo quieres estar en ese punto. Una cosa es sentir estas emociones y otra muy distinta quedar en este punto durante más tiempo del deseado. Date un tiempo para sentir esta tristeza, pero después, pasa página. De este modo, sientes un desahogo y liberas tu pena.
La vida puede romperte el corazón en muchos momentos. Sin embargo, tú puedes recomponerlo al poner la atención en la belleza que late en el horizonte del presente.