En la primera parte nos explicaron los principales trastornos asociados al síndrome de Down.
Demencias
En la actualidad, cerca del 80% de personas con síndrome de Down vive más de cincuenta años. La edad avanzada, asociada a la duplicada presencia del gen de la proteína precursora amiloidea en la copia extra del par 21, explica la alta prevalencia de EA en las mismas.
El diagnóstico de demencia en personas con síndrome de Down es difícil dado que sus habilidades cognitivas suelen encontrarse por debajo de la media poblacional incluso antes de desarrollar una demencia.
Para asegurarlo deberá valorarse:
1) La presencia de un “cambio” respecto al propio nivel previo de actividad y no respecto a un funcionamiento “normal”. Por este motivo se recomienda la práctica longitudinal de pruebas.
2) La observación de cambios mayores en el funcionamiento cognitivo de los que provoca el proceso normal de envejecimiento.
3) El modo en que se manifiesta este declive en dependencia del funcionamiento intelectual premórbido de la persona con discapacidad intelectual y del grado de autonomía en las actividades de la vida diaria.
La forma de presentación de los síntomas de una EA en personas con síndrome de Down es similar a la de la población general. Los primeros síntomas son la pérdida de memoria para acontecimientos recientes y la desorientación espacio-temporal. En sus inicios, puede confundirse con otras patologías y es esencial realizar su diagnóstico diferencial con numerosos trastornos:
Hipotiroidismo
Pérdida sensorial
Depresión
Apnea del sueño
Deterioro cognitivo secundario a la medicación
Delirium
Hepatitis crónica
Cambios en el entorno
Enfermedad de Alzheimer
Demencia vascular
Demencia con cuerpos de Lewy
Neoplasias
Alteraciones del ácido fólico
Infección
Otros trastornos psiquiátricos (ansiedad, fobias)
Abuso
Evaluación de la demencia tipo Alzheimer en el síndrome de Down
Los instrumentos de evaluación que se usan habitualmente en la población sin discapacidad intelectual son inadecuados para detectar la presencia de un deterioro en las funciones cognitivas de las personas con síndrome de Down.
Se recomienda utilizar instrumentos especialmente diseñados o adaptados para evaluar rendimientos cognitivos más bajos y para evitar el efecto suelo.
La psicoestimulación cognitiva precoz asociada a tratamientos farmacológicos (inhibidores de la acetilcolinesterasa) consigue modificar y retrasar el curso natural de la EA en su fase leve/moderada.
REVISIONES Y CONTROLES PERIÓDICOS DE LA SALUD MENTAL
Las actuaciones encaminadas a la prevención de problemas de la salud mental son absolutamente necesarias para mejorar y mantener la calidad de vida y la inserción social de las personas con síndrome de Down.
La consulta sistemática con un profesional de la salud mental es importante en distintas etapas de la vida, estén o no presentes señales de alerta:
En el nacimiento
Al inicio de la etapa escolar
En la pubertad y adolescencia
Al inicio de relaciones afectivas y/o sexuales
Ante duelos y pérdidas
En cambios en la situación vital de la persona
Siempre que aparezca un cambio en la conducta o en el comportamiento.
A partir de los 30 años es recomendable:
a) una primera evaluación neuropsicológica del funcionamiento cognitivo basal.
b) repetición anual del estudio a partir de los 40 años.
Hasta aquí el repaso por el protocolo adecuado para los problemas de salud mental que pueden aparecer en las personas con Síndrome de Down.
Para cualquier duda que pueda surgir, dejo el enlace de la publicación original de Down España