Qué es el pH
El potencial de Hidrógeno o pH es la forma de medir la concentración de iones de hidrógeno. Esta medida nos muestra el grado de acidez o alcalinidad de una solución. Cuando el pH se encuentra por debajo de 7,0 se considera que hay acidez y si se encuentra por encima de esta cifra se considera alcalino.
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El pH de la sangre humana es y, debe de ser, ligeramente alcalino. Sus valores oscilan entre 7,35 y 7,45. Cualquier variación por encima o por debajo de estas cifras suponen que el cuerpo comience a enfermar. Una simple variación en el pH de la sangre, aunque sea muy ligera, puede llevarnos a la muerte. Por este motivo el cuerpo cuenta con una serie de sistemas que aseguran que estos valores se mantengan, aunque sea a costa de “desequilibrar” otras zonas corporales.
La acidez en el cuerpo humano
Como hemos visto, la acidez en la sangre no es algo que pueda ocurrir con facilidad. Aún así, son muchas las personas que lo confunden con el estado de acidosis crónica leve. Los mecanismos internos del cuerpo se encargarán, como se ha mencionado, de regular el pH de la sangre. Sin embargo, el pH de nuestros líquidos internos si que puede acidificarse por medio de los alimentos que ingerimos. Cuando nuestro tejido conectivo pierde su alcalinidad, poco a poco se va acidificando y esto puede llevarnos a sufrir ciertos síntomas de enfermedad. El hecho de tener un pH ácido puede tener su origen en diferentes causas. La primera sería la dieta, aunque también un exceso de tóxicos, o situaciones de estrés, pueden acidificar nuestros organismo. Cuando nos acidificamos nuestro cuerpo buscará el equilibrio utilizando minerales alcalinos. Por ello, si nuestra dieta no cuenta con abundancia de minerales, se acumularán una cantidad excesiva de ácidos en nuestro interior.
Los alimentos que acidifican
Los alimentos que ingerimos, después de ser digeridos, asimilados y metabolizados, liberan un ácido o una base alcalina. La carne, el pescado, el marisco, los huevos, los lácteos, el alcohol y la sal de mesa liberan ácido. A lo largo de los años, un consumo continuado de este tipo de alimentos provocan una acidifación en nuestro organismo que evita que el cuerpo pueda contar con los minerales esenciales que necesita.
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Si además de abusar de estos alimentos no se equilibra la dieta con alimentos alcalinizantes el cuerpo enfermará. Entre las muchas patologías que provoca una dieta excesivamente ácida se encuentran: debilidad en los huesos, músculos y articulaciones, problemas cardiovasculares, diabetes y enfermedades renales, entre muchas otras. Resumiendo, podemos decir que la salud y la longevidad se relacionan estrechamente con el equilibrio ácido-alcalino.
Beneficios de la dieta alcalina
Incluir alimentos que nos ayuden a alcalinizar nuestro cuerpo es una de las mejores cosas que podemos hacer por nuestro cuerpo. Este tipo de alimentos nos ayudan a:
Prevenir dolencias renales al incrementar el pH de la orina.
A que los huesos se conserven sanos, fuertes y mineralizados.
Prevenir las dolencias cardíacas ya que mantiene la buena salud del corazón.
Fortalecer el sistema muscular y gracias a la mineralización se evitan los dolores y contracturas.
A regular los niveles de azúcar en sangre ayudando, en muchos casos,a hacer frente a la diabetes tipo II.
Aumentar el nivel de energía y vitalidad. Por ello esta dieta es altamente recomendada para personas que tienen una gran actividad física.
Depurar el organismo. Gracias al poder desintoxicante, nuestra piel luce bastante mejor.
Regularizar el peso corporal.
Agilizar las digestiones.
Mejorar el estado de ánimo.
Aumentar la libido.
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Cómo llevar a cabo una dieta alcalina
La dieta alcalina podría considerarse casi como un estilo de vida. Podemos decir que esta dieta se basa en incluir, de manera habitual, alimentos naturales y sin procesar en nuestra alimentación. Todos los alimentos refinados o procesados están excluidos.
Alimentos altamente alcalinizantes
Las verduras, en general, son alimentos alcalinos. En este grupo incluiremos: Las coles, espinacas, brócoli, lechuga, ajos, pepino, remolacha, rúcula,rábanos, apio, berenjenas,cebollas, judias verdes y tomates.
De las frutas, las más alcalinas son el limón, el pomelo y el aguacate. De los frutos secos destacamos las almendras, las pasas y los dátiles. Así mismo, como condimentos, los más alcalinizantes son la sal marina, los granos de mostaza, el perejil, el pimentón y el jengibre. Los germinados también se incluyen en este grupo.
Alimentos de alcalinidad media
En este grupo, dentro de las verduras, podemos hablar de los espárragos, las zanahorías, los berros, el calabacín y los puerros. Entre las frutas, destacaría el coco y cómo fuente de proteínas la quinoa y las lentejas.
Alimentos de baja alcalinidad
Este tipo de alimentos, aunque no son acidificantes, no presentan el mismo grado de alcalinidad que los anteriores. De las verduras, en este grupo, incluimos las setas, la coliflor, las acelgas, la calabaza y los pimientos.
Las frutas de este grupo son los plátanos, las nectarinas, los melocotones y las peras. Aunque no es muy habitual incluir alimentos de origen animal en este tipo de dietas, en este grupo podríamos incluir el queso cottage, el yogur desnatado y los huevos escalfados.
Las castañas, los pistachos y las semillas de lino y de calabaza están también en este grupo. Dentro de los condimentos están el vinagre de manzana, la canela, el curry y el chile.
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Para terminar, el té verde, el polen, la levadura de cerveza y el miso también estarían incluidas.
Cualquiera de los tres grupos de alimentos, aunque su grado de alcalinidad varíe, serían perfectos para llevar una buena dieta alcalina. Además de esto, por supuesto, es necesario que la dieta incluya también alimentos que no sean alcalinos para poder equilibrar, aunque siempre en menor cantidad.
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