Hay muchas personas que siguen pensando que sus conflictos de pareja, con el dinero, familiares o de salud siguen perteneciendo a lo externo (mala época, mala suerte...). Esta mentalidad es precisamente la que pertenece a ese plano básico de supervivencia orientada al exterior, y sin duda anclada en un paradigma caducado y poco práctico en la era en la que estamos.
Cuando me encuentro con alguien que me expresa su sentir o problema despojándose de cualquier responsabilidad y en muchos casos auto inculpándose erróneamente, veo claramente como su campo emocional está bloqueando a esa inteligencia que está detrás del pensamiento y que es la única capaz de conectar con el foco de poder que todos tenemos para salir de la oscuridad o para sanarnos.
Muchos chamanes esto lo conocen muy bien, y detectan rápido a la persona que vive desde la emoción-confusión de la que viene con una actitud de apertura, entrega y poder. En ambos casos se puede trabajar, pero en el primero hace falta una previa reeducación mental para que el proceso de sanación sea transparente y equilibrado.
Cómo aplicar la reeducación mental y de conducta en tu vida
La reeducación mental y de conducta se aplica trazando un mapa de toda tu vida deteniendonos en lo más significativo, para trabajar con parte de tu programación inconsciente (creencias, bloqueos, traumas, patrones) y entrenar a la parte mental-emocional a una nueva percepción que te permita elegir desde la parte de tí que siempre está disponible (poder-amor-paz) y no desde la parte que has creado desde tu programación-ego (miedo, confusión, rabia).
Hay 3 aspectos de tú que debes de cuidar cada día para potenciar tu autoestima, poder y amor propio:
Escucharte,
hablarte con cariño,
amarte por encima de todo.
Es fácil confundir estos aspectos con egoísmo, ser ególatra... Nuestra religión y cultura nos lo inculcó de lleno con creencias lapidarias que doblegaban la voluntad de la persona a través de la culpa y la pena. La mejor forma de hacer felices a los demás es siendo tú un ejemplo de amor, equilibrio y libertad.
Gandhi lo expresó muy bien:
Se tú el ejemplo que quieres ver en los demás.
Gandhi
Para mí no hay forma de egoísmo más grande que cuidar y dedicarte a los demás dejándote a ti en el último lugar. La abnegación, sumisión es una forma brutal de egoísmo que termina haciéndonos enfermar y alejándonos de nuestro poder y fuerza personal.
Cuando ya has perdido la confianza en ti misma y has dejado tu amor propio esparcido a lo largo de tu vida, no es de extrañar que la Vida (inteligencia infinita que siempre está para ayudarnos a evolucionar), te ponga situaciones adversas (pareja, trabajo, dinero, salud), para que utilices la experiencia y empieces a recuperar tu poder.
Pero si sigues echando balones fuera, pensando que son los demás los que te hacen o es la Vida la que te trata mal, ninguna terapia te servirá a largo plazo, ya que el Camino hacia uno mismo requiere asumir responsabilidad, emplear coraje y autoconvencerse de que tú eres lo más importante de tu vida.