Y es que la sabiduría popular nos sitúa justo en donde debemos enfocar cuando perdemos algo que creíamos seguro, ese trabajo en el que pensábamos jubilarnos, esa relación que era para “toda la vida”, ese hijo que abandona el nido para emprender su vuelo solo, esa amiga del alma que se fue a vivir al otro lado del mundo
Solemos titular a estos hechos con sonoros enunciados. “El nido vacío”, “El sueño perdido”, “El síndrome de los cuarenta” etc. Y la realidad es que este tipo de vivencias son consustanciales al hecho de vivir, forman parte de nuestra Vida. Todos estamos expuestos a sufrirlas ¿Es sufrirlas la palabra adecuada?
Y es que damos por sentado que todo lo que vamos ganando o adquiriendo en la vida va a estar ahí siempre. Lo mismo da que sean relaciones, actividades, bienes, salud. Nuestro patrón limitante, que exige seguridad, nos lleva a creer que todo eso estará ahí indefectiblemente.
Así es que la vida se ve obligada, una y otra vez, a mostrarnos lo equivocados que estamos.
Y entonces nos abatimos, enfadamos, reaccionamos mal, nos saboteamos, nos herimos y dañamos a otros, incluso les culpamos. El color de nuestra vida se torna un gris hormiga, plomizo.
Si estuviéramos entrenados para considerar estos avatares como propios del camino, inherentes a ser y estar en este plano físico, aquí y ahora, nuestras reacciones serían diversas y seguramente mejores.
Empezaríamos por pensar (siempre que estuviéramos entrenados), que quizás ese ciclo se acabó porque ya aprendimos todo lo que teníamos que aprender, que lo que pareció el designio implacable del destino o el azar es solo la consecuencia de un conjunto de pensamientos, decisiones y acciones que tomamos en un momento dado y que ya no tienen vigor existencial. Ya no sirven. Punto.
Continuaríamos por agradecer lo vivido por la enseñanza aportada y nos dispondríamos a vivir el nuevo ciclo, la nueva etapa, como una oportunidad de crecimiento e incluso (siendo ya virtuosos del pensamiento positivo) como una ocasión única y preciosa para contribuir a otros, para desarrollar esa “misión” especial para la que estamos destinados a SER y ESTAR por encima de tener.
Te lo dice alguien que a una edad que otros consideran demasiado avanzada para recomenzar, lo hizo. Además de pensarlo, lo proyectó y ejecutó desde la ilusión del niño que, por primera vez, hace volar su cometa de colores.
No es fácil me diréis, pues claro que no, las cosas bellas e intensas de la vida nunca lo son. Te exigen esfuerzo, dedicación, disciplina y, ante todo, compromiso.
Con todo, lo mejor es que no estamos solos en este recalcular nuestra ruta. Existen profesionales que han hecho de esto su propósito de vida, su profesión, su pasión.
Patricia (Patty) y yo pertenecemos a este grupo. Queremos ayudar y guiar porque deseamos y podemos hacerlo. Ambas hemos transitado por el apasionante camino de volver a empezar de cero, con obstáculos muy significativos. Y estamos aquí, hoy, dispuestas a entregarte lo mejor de este bagaje que nos ha dejado ir superando, entrenando, alcanzando y creciendo. Modelando una vida mejor, más plena, FELIZ.
Y si llegamos aquí es porque un día supimos que nada había terminado irremediablemente, sino que la ventana aquella se cerraba para dar paso a una puerta más amplia detrás de las que nos esperaban nuevas vivencias y hondas experiencias que nos situarían en otra ruta.
El pasado nos brindó mucha enseñanza, el presente es lo que estamos haciendo hoy y el futuro está por explorar y explotar.
¡¡PERMITE QUE SEAMOS TU GPS!!!
¡SOMOS TUS ENTRENADORAS para un reinicio feliz y pleno!
Contáctanos a info@imagenycoaching.com o por facebook
Helen Sánchez
Abril 2017