Los complejos ocultan conflictos psicológicos inconscientes, relacionados con una baja autoestima pero ¿qué son? ¿Cómo se forjan?
Los complejos son percepciones distorsionadas que tenemos sobre nosotros mismos, sobre nuestras habilidades, sobre nuestra valía
La falta de apoyo o de atención en la infancia, recibir una educación demasiado estricta con un nivel de exigencia demasiado elevado, la infravaloración por parte de los padres? Todo ello provoca que el individuo crezca sintiendo que no da la talla, con dificultades para relacionarse con los demás y una visión pesimista de la vida.
Y es que los complejos tienen mucho que ver con la timidez, con la vergüenza y con la baja autoestima, de ahí la importancia de superar estos complejos ya en la infancia. De no hacerlo, el individuo seguirá teniendo estos problemas en la edad adulta, problemas de inadaptación e insatisfacción vital que a menudo le llevarán a padecer trastornos de ansiedad o incluso depresión
. Los complejos extremos: inferioridad y superioridad
El complejo de inferioridad implica sentirse menos que los demás. No gustarse a sí mismo y creer que no es posible tampoco gustar a los demás.
Quienes sufren complejo de inferioridad son tremendamente inseguros por lo que evitan relacionarse con los demás.
¿Cómo han llegado a sentirse así?
Generalmente por sentirse rechazados o poco apreciados por los demás, especialmente los padres. Aunque no siempre este rechazo es real: así, por ejemplo, una persona hiperexigente o que se ha marcado metas poco reales para sí misma, también puede llegar a sentir que no da la talla y por tanto tener complejo de inferioridad a pesar de ser una persona en realidad muy válida.
En otros casos, en cambio, esta hiperexigencia en lugar de ser la causa se convierte en la forma de superar el propio complejo. Así, por ejemplo, es frecuente ver casos de personas que llegaron a ser muy brillantes en algunas disciplinas o en su trayectoria vital en general, precisamente para compensar ese complejo de inferioridad. Es decir, que el propio complejo de inferioridad, en lugar de ser una rémora en su vida, se convierte en el germen de su ambición, de su afán de superación.
El complejo de superioridad, por su parte, implica sentirse más que los demás; querer tener siempre la razón, aparentar ser los mejores.
La realidad es que tras un complejo de superioridad siempre se esconde un miedo enorme a la crítica que los hace vulnerables.
¿Por qué surge el complejo de superioridad?
Generalmente por un exceso de perfeccionismo por parte de los padres inculcado en la infancia.
Paradójicamente, puede decirse que detrás del complejo de superioridad se esconde otro de inferioridad pero que, en este caso, se manifiesta a través de los delirios de grandeza, del narcisismo, de la vanidad.
ilustración creada por Adarve Photocollage, retoque fotográfico
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