Introyecto es un mecanismo por el cuál las personas, desde que somos pequeños, integramos y hacemos como nuestras determinadas ideas, normas, conceptos, sobre lo que está bien y lo que está mal, así como las actitudes y/o compartimientos de otros. Los introyectos se aprenden de personas significativas de nuestra vida en la edad temprana (padres, profesores, abuelos, etc.). Nos identificamos tanto con ellas que frecuentemente es difícil que el adulto sea capaz de percibir que esa idea o actitud realmente no sea propia, sino de aquél que se la transmitió en el pasado.
El niño, incapaz de poder juzgar si esa información es buena o mala, si corresponde con lo que él siente o no, con sus valores, con su personalidad etc., lo incorpora en su estructura y crea un sistema de valores y creencias.
Aprendemos a vivir a través de estas ideas, sin darnos apenas cuenta de que esa información pudiera estar generándonos conflicto o daño. Es difícil que el individuo se cuestione e intente modificar el pensamiento o la creencia pues teóricamente es así como debe ser y con frecuencia los introyectos son inconscientes, se aprendieron de alguien emocionalmente significativo, y eso es suficiente como para objetarlos.
El hecho a tener en cuenta sería que las personas pudiesen pensar por sí mismas, deshaciéndose de esas influencias del pasado y generando nuevas creencias, pensamientos o actitudes más acordes con sus necesidades actuales. Pero, por norma general, la persona cree que si piensa o actúa de otra manera estará traicionando a aquél que le transmitió esta idea.
Superar un introyecto
Para poder superar un introyecto, en primer lugar debemos ser conscientes del mismo. Para ello podemos crear una lista con todas las ideas importantes que nos inculcaron. Una vez identificadas, descubrir de donde nos vienen, de quien lo aprendimos, a quien pertenece esa idea, pensamiento, creencia o actitud, y esto nos permitirá devolverla a su dueño, para así diferenciarnos de ellas. Plantéate de qué manera esa idea ha influido en tu vida, en tus decisiones, etc. Finalmente, pregúntate qué opinas tú a día de hoy de ese valor o idea, y si en la actualidad pensar así o vivir a través de esa creencia te ayuda o te bloquea para conseguir determinados objetivos. Si consideras que no quieres mantener ese introyecto, hay que trabajarlo para que ya no forme parte de tu registro y así conseguir que no sea más una limitación o un generador de pensamientos o emociones negativas.
Poder llegar a reconocer que hasta una etapa o momento de nuestras vidas ese introyecto funcionó, pero que en la actualidad ya no, va a ser el primer paso para la superación del mismo.
Algunos ejemplos de introyectos son:
“Siempre debes ser educado con los demás”
“Siempre hay que ser fuerte, los demás no pueden ver tu debilidad”
“Las mujeres necesitan a un hombre al lado para poder ser feliz”
“Tienes que perdonar siempre”
“Nunca puedes mostrar desagrado ante algo, siempre agradecimiento”
“Expresar los sentimientos es inadecuado”