El bienestar emocional fluye de la capacidad de comunicar claramente lo que quieres en la vida. Este no es un regalo innato sino una habilidad que se puede aprender. Si no eres experto en expresar tus necesidades, es porque aprendiste de personas que no eran competentes.
El principio clave de la comunicación consciente es hacer que sea lo más fácil posible para que otra persona satisfaga su necesidad al solicitar el comportamiento específico que la satisfará. Cuando las personas se sienten vulnerables, comúnmente compensan volviéndose exigentes y amenazantes, creyendo que la contundencia aumentará la probabilidad de obtener lo que desean. Este enfoque a menudo tiene el efecto contrario. Una demanda implica que el receptor es de menor valor que el emisor y, por lo tanto, este último tiene el derecho de dictar a los demás.
Incluso si cedes a mis demandas, es probable que lo hagas con resistencia y resentimiento. Tarde o temprano, ya no estarás dispuesta a aceptar mis órdenes y dejarás de satisfacer mis necesidades. Este principio se aplica a todas las relaciones, incluidas aquellas con sus socios comerciales, compañeros de trabajo, amigos, hijos y padres.
Practicando la comunicación consciente
Con este artículo las acerco a la visión Marshall Rosenberg, psicólogo estadounidense fallecido en 2015 y creador de la Comunicación no violenta, un proceso de comunicación y mediación que ayuda a las personas a intercambiar la información necesaria para resolver conflictos y diferencias de un modo pacífico.Basado en su legado aquí les comparto un proceso simple de cuatro pasos que te ayudará a comenzar en el camino para convertirte en un maestro de la comunicación consciente.
Identificar el evento que desencadenó tu trastorno emocional. Describe lo que sucedió, siendo lo más objetiva posible. Simplemente describe los hechos como si fueras una observadora externo. Por ejemplo, decir: “Mi esposo nunca llega a tiempo” es menos útil que decir: “Mi esposo acordó reunirse en el cine a las 7 p.m. y no apareció hasta las 7:30”.
Asumir la responsabilidad de sus sentimientos. Cuando describas tus sentimientos, elije palabras que expresen las sensaciones que estás experimentando, como “Me siento triste, sola, frustrado o celosa”. Evita palabras que refuerzan la sensación de victimización: “Me siento descuidada, traicionada o rechazada”. Estas palabras sugieren que alguien más jugó un papel en sus sentimientos. Cuando asumes la responsabilidad de tus emociones, estás informando en lugar de culpar a las personas en tu vida.
Identificar lo que necesitas que no está recibiendo. Cuando éramos bebés, teníamos cuidadores tratando de descubrir lo que necesitábamos porque no podíamos identificar nuestras necesidades y comunicarlas nosotros mismos. Como adultos, subconscientemente esperamos que los seres queridos sepan lo que necesitamos y lo proporcionen espontáneamente. Esto rara vez sucede. Es mucho más probable que satisfagas tus necesidades si puedes identificarlas por ti misma y comunicarlas con claridad.
Pide lo que quieres. ¿Qué comportamientos o acciones específicas satisfarían sus necesidades? Por ejemplo, si deseas más atención de su pareja, no solo pídele pasar más tiempo juntos; pide salir a caminar después de cenar o ir al cine el sábado por la noche. Expresa tu necesidad en forma de una solicitud en lugar de una demanda. Todos tenemos un impulso inherente para resistir las demandas, mientras que nuestra autoestima aumenta cuando podemos cumplir con las solicitudes.
Aunque el uso de este proceso no garantiza que siempre se satisfagan tus necesidades, aumentará sustancialmente la probabilidad de que pases más tiempo sintiéndote cómoda y a gusto y menos tiempo en angustia emocional.
Las habilidades de comunicación consciente y conciencia emocional son componentes vitales a desarrollar en la realidad actual, donde el roce y la calidez del tono de la voz y la comunicación no verbal han sido sustituidas por el vació de la tecnología. Si quieres vivir relaciones de excelencia debes comenzar por elevar la calidad de cómo te comunicas.