Empezamos una nueva sección, dietas. La primera, ‘libre de lácteos’, porque son muchos los problema de la leche para algunas personas. Pero no es la única, hay muchas dietas ‘sin’, por eso empezaremos por analizar este grupo, en el que se incluirán ‘la dieta sin gluten’, el próximo domingo 26 de julio; sin azúcar, sin residuos, sin hidratos, sin carne. Pero también hablaremos de dietas ‘con’. En definitiva, que hemos decidido, dedicar el segundo y cuarto domingo de cada mes, a analizar las más de ‘moda’. Todo ello por supuesto, de la mano de expertos como, en esta ocasión, José María Escudero Andrés, farmacéutico- nutricionista, terapeuta ortomolecular y experto en intolerancias alimentarias. Asesor Nutricional de la Clínica S&O. Seguiremos después con alimentación ecológica y, si os interesa, repasando todas aquellas que, con fundamento médico, están siendo seguidas por miles de personas en todo el mundo. Si tienes alguna duda sobre un tipo de alimentación concreto, también puedes planteárnosla, intentaremos resolverla con los mejores profesionales.
Pros y contras de la DIETA SIN LACTOSA
¿En qué consiste?
La lactosa es el azúcar que se encuentra de forma natural en la leche. Para digerirla, el organismo humano necesita una enzima (lactasa), que se produce normalmente en la mucosa intestinal, y que transforma la lactosa en unidades más pequeñas (glucosa y galactosa). La lactosa se encuentra sobre todo en la leche y derivados lácteos, pero también podemos encontrarlo formando parte de muchos otros alimentos, como aditivo alimentario.
¿Para quién está indicada la dieta sin lactosa?
Para aquellas personas que tienen disminución o ausencia de lactasa en el conducto digestivo. La causa de intolerancia a la lactosa puede ser congénita, o adquirida. Esta última se puede iniciar en la infancia, adolescencia o en la edad adulta. Puede deberse a una disminución progresiva de lactasa en las células de la mucosa intestinal, sin que se conozca la causa, o como consecuencia de una agresión a la mucosa intestinal por un virus, bacterias, antibióticos, quimioterapia, diarreas infecciosas, enfermedad inflamatoria intestinal crónica, enfermedad celíaca, ingesta excesiva de alcohol, etc.
La intolerancia se manifiesta entre otros síntomas con dolores de cabeza, malestar general, molestias intestinales, retención de líquidos y falta de energía.
El beneficio para una dieta saludable no es solamente la eliminación de lactosa de la dieta, sino la eliminación de la leche y derivados lácteos en su totalidad. Los problemas de salud provocados por los lácteos no solamente son debidos a la ingesta de lactosa, sino también a otras causas que se indican a continuación:
En un adulto, los niveles de renina gástrica, enzima necesaria para la digestión de las moléculas de caseína (parte proteica de la leche), disminuyen considerablemente. El resultado es la absorción de estos fragmentos procedentes de la hidrólisis parcial de la caseína, que pueden provocar en el organismo problemas de asma, bronquitis, eczema, rinitis… o ‘patologías autoinmunes’ (artritis reumatoide, lupus, enfermedad celíaca, diabetes juvenil, etc).
La leche y derivados contienen ácido araquidónico, precursor de prostaglandinas PGE2, que son mediadoras de los procesos inflamatorios y alérgicos.
Cada vez que tomamos un vaso de leche estamos ingiriendo hormonas pituitarias, esteroideas, pancreáticas, tiroideas, adrenales, sexuales, etc. Se han relacionado con esta ingesta ciertos tipos de acné, alteraciones ginecológicas y hasta algunos cánceres linfáticos.
La leche pasteurizada destruye microorganismos indeseables, pero también ciertas vitaminas y enzimas necesarias para la digestión de la proteína láctea. Por otro lado, la pasteurización no impide completamente la reproducción de microorganismos ‘omnipresentes’ en la leche, que en tan solo día y medio se duplican en cantidad, una vez abierto el envase.
Es cierto que la leche contiene grandes cantidades de calcio, pero curiosamente es en los países occidentales, grandes consumidores de lácteos, donde existe una incidencia mayor de osteoporosis, indudablemente mayor que en países orientales, como china, donde el consumo de leche animal es casi simbólico. Estudios epidemiológicos realizados en China y en Los Ángeles indican que la leche animal no solo no calcifica, sino que desmineraliza. Se apuntan dos factores, entre otros, que pueden estar implicados: 1.- La acidez transitoria provocada por la ingestión de proteínas lácteas puede inducir al organismo a recurrir a sales básicas del hueso para regular su pH. 2.- La asimilación de calcio es favorable cuando se ingiere en proporción de 2:1 con respecto al fósforo y al magnesio, y los lácteos presentan niveles demasiado altos de fósforo y demasiado bajos de magnesio. El Dr. William Ellis, afirmó que después de realizar más de 25.000 análisis de sangre, los niveles más bajos de calcio correspondían a personas con la costumbre de tomar tres, cuatro o cinco vasos de leche al día.
En la leche de cualquier mamífero podemos encontrar pesticidas, antibióticos, productos químicos, hormonas. Por otro lado, la leche disminuye las secreciones biliares necesarias para trasportar y excretar innumerables toxinas.
Inconvenientes de la dieta sin lactosa
Ninguno. Pero para evitar carencias en la dieta, deberemos consumir en nuestra dieta habitual otros alimentos ricos en calcio: tofu, semillas (girasol, sésamo, calabaza), frutos secos, algas, germinados de semillas, legumbres, vegetales de color verde oscuro, bebidas vegetales enriquecidas con algas…