¿Por qué es difícil ser persistente con la meditación?

La meditación se ha convertido en uno de los ingredientes necesarios de cualquier vida sana. Puedes comprobarlo en las páginas web, las redes sociales o incluso en tu círculo más cercano. Y no hace falta ni que te hablemos de los famosos.

Puede que también tú te hayas animado a probar esta técnica de relajación y de autoconocimiento en más de una ocasión. Incluso a lo mejor te has comprado una esterilla sobre la que sentarte o algo de incienso para el ambiente.

Sin embargo, te ha pasado lo que a tanta otra gente: que después de practicarlo dos veces has dejado de hacerlo. Y no porque no fuese efectivo para tu relajación, sino porque no has encontrado la manera de integrar el mindfulness en tu rutina. Es normal, ya que es una acción con una serie de valores a los que no siempre estamos acostumbrados.

Por eso queremos darte una serie de consejos que te ayudarán a integrar a la perfección este elemento dentro de tu vida diaria.

FUENTE: Pixabay/lograstudio

Diez minutos de mindfulness


Probablemente el elemento que mayor relación tenga con lo que te estamos contando sea el deporte. Es algo con lo que cuesta empezar y establecer una rutina. Pero en cuanto te acostumbras es imposible dejarlo por sus increíbles beneficios y por el bienestar que te proporciona.

Las sesiones de meditación no tienen por qué ser tan largas como una maratón. Realmente tú decides el tiempo que puedes dedicarle. Desde diez minutos a varias horas. Por lo tanto, no te fijes una franja en tu día demasiado cerrada para practicar esta actividad. Este es el primer consejo.

Otro elemento que te ayudará a meditar a diario es enfocarte en tus objetivos. Es decir: qué es lo que quieres solucionar, eliminar o paliar mediante el mindfulness. ¿Te estresa el trabajo, la pareja? ¿Sufres de ansiedad? No olvides que se trata de una técnica que te permite alcanzar un interesante equilibrio interior. Y, por lo tanto, te sirve para lidiar mejor con tus problemas.

De este modo, enfócate en aquello que más te moleste, en tu principal fuente de estrés y empieza a asumir directamente que solo si meditas diariamente podrás hacerle frente. Así tendrás claro el motivo de ese proceso.

Marcarse una rutina es esencial para que empieces a asimilar esta actividad como parte de tu vida diaria. Fíjate una serie de días a la semana (5, por ejemplo) y busca un momento. Después del desayuno, antes de la ducha el que sea. Y tienes que conseguir sí o sí meditar siempre en ese tiempo. Así es como lo interiorizarás dentro de tu vida diaria y te será mucho más fácil.

Revisa constantemente sus beneficios. Es muy bueno saber de primera mano todo aquello en lo que te va a ayudar una práctica así. Además, esto te permite desarrollar una motivación mucho más fuerte.

Avisar a tus seres queridos o compañeros de piso también es un elemento clave en la lista. Es como cuando dejas de fumar. La presión social puede ayudarte y mucho a conseguir generar, por fin, una rutina de meditación. Y además, te aseguras de que no te molesten con llamadas o intromisiones en tu habitación.

Al mismo tiempo, al hacer pública tu motivación conseguirás que los demás la conozcan y que puedas hablar de ella con libertad. Esto siempre es bastante liberador, ya que en caso contrario puedes tener la sensación de que estás manteniendo una especie de secreto.

El consejo de expertos puede ser también una parte con mucho peso en tu proceso de meditar. Un maestro o maestra te puede ayudar a resolver tus dudas. Y es que es muy normal al principio que haya fallos en tu rutina que se puedan solucionar muy fácilmente.

Por lo tanto, lo mejor que puedes hacer es confiarle tus dudas o tus inquietudes a una persona que haya practicado esta técnica durante más tiempo.

Finalmente, la paciencia es la madre de toda ciencia. Evidentemente tendrás traspiés en tu rutina y es poco probable que empieces enseguida a meditar adecuadamente. Por lo tanto, hazlo con calma y piensa en que nadie nace aprendido.

Otro punto fundamental es el espacio. Te explicamos cómo acomodarte.

FUENTE: Pixabay/ evitaochel

Crea un lugar para el mindfulness


Una opción es la de que te apuntes a cursos guiados o a centros en los que, con un horario programado, un profesional te ayuda y te orienta en esta práctica. Sin embargo, otra opción igual de buena y saludable es hacerlo por ti mismo en tu propia casa. Pero para ello vas a tener que disponer de una serie de elementos que te faciliten mucho más la tarea. Y es que no todos los lugares son buenos para un novato en meditación.

El primer elemento en el que tienes que pensar es en el ruido. Si no tienes costumbre de meditar, es muy difícil que seas capaz de hacerlo con la televisión encendida o con el móvil al lado. Y mucho menos si escuchas los gritos de los vecinos y el ruido de los coches. Por lo tanto, lo primero es buscar un lugar tranquilo y unas horas en las que haya el mínimo ruido posible.

La luz también es fundamental. A muchos la oscuridad les ayuda, o eso dicen. Sin embargo, es mejor que haya algo de luz, así te acostumbrarás a meditar en las condiciones adecuadas y podrás practicar la mejor manera de dejar la mente en blanco con estímulos a tu alrededor.

Finalmente, otro punto fundamental son las personas. No puedes meditar en un sitio donde hay otra gente haciendo otras cosas. Por lo menos al principios. Se requiere un espacio tranquilo y en soledad. Ahora bien, otra opción es que medites con gente. En ese caso sí que puede haber más personas en tu misma habitación.

FUENTE: Pixabay/silviarita

En conclusión, la meditación es una disciplina que cada día atrae a un mayor número de personas. Sin embargo, establecer una rutina clara es el principal inconveniente de la mayoría de novatos. Si sigues estos consejos te costará mucho menos integrar de manera eficaz el mindfulness en tu vida diaria.

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Fuente: este post proviene de Crear Salud, donde puedes consultar el contenido original.
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