Empieza como algo inocente, tal vez divertido, ligeramente transgresor - lo cual hace que tenga un especial atractivo a ciertas edades - y poco a poco las cosas se empiezan a complicar.
Hoy día sabemos que la genética tiene un papel importante en el desarrollo de la conducta adictiva. La mayoría de los adictos, cuando analizan el tema durante su terapia, se dan cuenta de alguno de sus mayores ha tenido también problemas de abuso o dependencia de alcohol o de otras drogas.
Pero es la reiteración del consumo lo que va produciendo poco a poco cambios en los circuitos cerebrales que regulan las sensaciones placenteras, los cuales llevan a hacer creer al sujeto que el consumo de ciertas substancias es algo tan necesario para su propia vida y bienestar como la alimentación o la hidratación y tan imprescindible como el sexo para la supervivencia de la especie.
La adicción va ganando terreno y va conquistando la vida de la persona, tomando cada vez más control sobre sus decisiones, sus estados de ánimo, sus percepciones sobre lo que es importante y lo que no lo es, etc.
Al mismo tiempo se va deteriorando su salud, dependiendo de la genética de cada cual se manifestará en uno u otro órgano del cuerpo, y también se va modificando el carácter y el comportamiento en muchos aspectos.
El proceso es progresivo y sin retroceso. Como dicen algunos adictos al alcohol es solo cuestión de copas y de tiempo. A menos que el sujeto corte radicalmente con la conducta adictiva, es decir, deje de beber, de consumir cocaína, de fumar, etc. el proceso continuará y la situación tenderá a empeorar cada día más, cada mes más, cada año peor.
Pero la propia evolución de la enfermedad adictiva hace que la persona afectada no se de cuenta de lo que pasa, o bien lo atribuya a otras causas, o bien encuentre infinidad de justificaciones para su conducta patológica. Así pues, como la culpa es de otros, yo no tengo nada que cambiar … y sigo bebiendo, drogándome, fumando, y mi adicción avanzando.
Los familiares y allegados suelen darse cuenta, pero no saben cómo actuar. Algunos optan por mirar para otro lado y tratar de que no les salpique. Otros toman el camino de la reprimenda y el enfado, lo cual suele llevar a que el paciente se cierre aún más en si mismo e intente ocultar su consumo todavía mejor.
La única solución para una persona adicta pasa por el reconocimiento de su patología, y por un tratamiento terapéutico específico. Hay muchas opciones disponibles hoy en día, aunque nosotros, lógicamente, defendemos la que hemos desarrollado en los últimos 32 años, el Programa Victoria (www.programavictoria.com)
Si quieres ayudar a un familiar o allegado a salir de su adicción debes hablarle con franqueza y con claridad de que:
Estás sufriendo porque le quieres y deseas su bienestar.
Has observado cambios en su comportamiento y en su estado físico que te preocupan. Sé específico y refiérete concretamente a cosas que hayas observado
Estás a su lado para ayudarle a superar sus problemas y a sentirse mejor
Conoces un método terapéutico que es perfecto para ayudarle en su caso concreto
Siguiendo estos pasos y ofreciéndote a acompañarle en el proceso de la terapia, puedes ayudar mucho más que con una bronca o haciendo como que no pasa nada.
También puedes tu, como persona allegada al adicto, buscar ayuda profesional y orientación para saber cómo dar esos pasos con más eficacia.
Y ten paciencia. A veces hablas hoy y el resultado se produce un año después, pero tu tarea es plantar esa semilla. El fruto llegará en su momento.
Berrnardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
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