La libertad de pensar, de dialogar contigo mismo de una u otra forma, es algo que ninguna presión exterior puede llegar a eliminar del todo en una persona que ansía seguir disfrutando de ella.
La libertad de pensamiento es una característica única de los seres humanos, algo que nos hace diferentes a otros seres vivos que carecen de esta capacidad.
En aras de esa libertad de pensamiento muchas personas han sufrido persecuciones por distintos motivos a lo largo de la Historia de la humanidad, y es un bien preciado que todos tendríamos que valorar al máximo.
Curiosamente, muchas personas encuentran justificación a su propio consumo de alcohol o de otras drogas en ese concepto de "libertad".
Yo bebo porque quiero, es mi decisión - dicen -
En cambio, uno de los primeros y principales efectos que tienen tanto el alcohol como la cocaína, el cannabis y todas las substancias adictivas (sean legales o no), es alterar el funcionamiento normal del cerebro y la capacidad de pensar y razonar.
Cuando una persona adicta empieza a beber, o a consumir la droga que le ha generado la dependencia, su cerebro se altera y empieza a pensar y a actuar de modo muy diferente, si lo comparamos con el de la misma persona en estado sobrio.
Y esa alteración del modo de pensar produce una merma significativa de la capacidad de autocontrolar su propia conducta. Por eso la persona adicta continúa bebiendo, o tomando otras drogas, mucho más allá de lo que le hubiera gustado hacer. Se mete en problemas, daña su salud y bienestar, crea tensión y malestar a su alrededor y termina lamentando lo que ha hecho, sintiéndose culpable y proponiéndose no volver a caer en lo mismo.
Las drogas adictivas tienen el poder de alterar esa última capacidad de elección del ser humano que nadie te puede arrebatar. La libertad de elegir tus propios pensamiento y de tomar tus propias decisiones basadas en tu libre actitud ante la vida.
Al modificar el funcionamiento normal del cerebro la persona adicta se automutila la libertad de pensar, y por lo tanto renuncia a seguir viviendo como un ser humano en plenitud y empieza a comportarse como un animal irracional.
Por eso vienen después los sentimientos de culpabilidad, las lamentaciones, la vergüenza y tantos otros sentimientos negativos que hacen sufrir al adicto un dolor difícil de explicar al que no lo ha sentido nunca.
El mayor daño que producen las drogas es, en mi opinión, éste. Limitar tu Libertad. Reducir tu capacidad de pensar racionalmente y de autocontrolar tu conducta. En definitiva, convertirte en esclavo de algo que se apodera de tu ser por un tiempo y te lleva a hacer las cosas que detestas, incluyendo el daño a tu propia persona y a tus seres queridos.
Por favor, no apeles a la Libertad para justificar tu consumo de alcohol, marihuana, cocaína o lo que sea. Es el mayor autoengaño en el que puedes caer.
Si Viktor Frankl fue capaz, como tantos otros, de mantenerse libre a pesar de estar sometido a la tortura constante de la vida en un campo de concentración, no seamos nosotros tan necios de anular nuestra propia Libertad de pensar y de actuar mediante el uso de substancias que nosotros mismos nos metemos en el cuerpo.
Aprendamos a Vivir Libres de Adicciones.
Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
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