Siempre que hablamos de adicción se suele vincular la palabra al consumo de alcohol o de sustancias psicoactivas de manera reiterada. Incluso se utiliza la palabra adicto para referir a aquellas personas que se intoxican de manera continua o periódica, con un deseo compulsivo de consumir dicha sustancia y con una enorme dificultad para poder interrumpir de forma voluntaria el consumo.
Sin embargo, los especialistas han determinado que no necesariamente se es adicto a sustancias, también se pueden desarrollar adicciones a actividades o relaciones. La adicción, de acuerdo a la definición de la Organización Mundial de la Salud, es “una enfermedad física y psicoemocional que genera dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación”. Este entendimiento de la adicción nos permite diferenciar un amplio abanico de adicciones que van más allá de lo estrictamente químico o biológico, y que aborda también lo emocional y lo conductual.
¿Qué es y cómo se identifica la adicción al trabajo?
Su primera descripción la hallamos en 1968, cuando un profesor estadounidense de religión utilizó el término para referirse a su propia actividad. El término workaholism se vincula en un principio tanto al alcoholismo como con la dependencia de las drogas. En su acercamiento lo define como una necesidad excesiva e incontrolable de trabajar sin descanso, afectando a la salud, la felicidad y las relaciones de dicha persona.
A la hora de detectar a una persona que sufre de adicción al trabajo hay dos características fundamentales:
- Sucede cuando el trabajo pasa a ser una obsesión y ocupa la mayor parte de la vida del trabajador.
- El propio trabajador no tiende a reconocer la situación, suele aparecer una detección por parte de la familia o los amigos que perciben que pasan cada vez menos tiempo juntos y empieza a romperse el vínculo.
Analistas de diferentes ramas han abordado la problemática de la adicción al trabajo analizando distintas variables, desde los patrones de personalidad de los individuos hasta las variables disposicionales de las personas. En la psicología clínica se estableció un fuerte vínculo entre las personas adictas al trabajo y aquellas que se corresponden con un patrón de conducta tipo A.
Las características que comparten este tipo de personas incluyen:
- Una poca valoración de los logros, resultados o ideas de terceros.
- Conducta arrogante.
- Expresiones reiteradas de forma autorreferencial.
- Sobreimplicación y compromiso excesivo con las organizaciones en las que realizan actividades.
Sin embargo, hay que remarcar que no existe un tipo de personalidad específico que pueda tener una adicción al trabajo. Esta vinculación al tipo A de personalidad sirve como un marco de referencia a la hora de identificar posibles casos a futuro, pero cada situación es específica y tienen características propias que pueden ir modificando la norma.
Seguiremos analizando más acerca de la adicción al trabajo, sus consecuencias en el entorno y cómo detectar y trabajar sobre esta afección. Lo importante es estar siempre atentos ante cualquier rasgo que pueda hacernos pensar que podemos estar sufriendo o un cuadro de este tipo, o algún ser querido.