Trae la energía de vuelta al cuerpo físico y concentra la conciencia en el plano físico, el plano terrenal.
Si te sientes ?flotando en el espacio? y necesitas traer tus energías de vuelta a tu cuerpo, el ónix ejercerá lo que puede ser percibido inmediatamente como una influencia equilibradora. Equilibradora es una buena palabra para esta piedra; llévala contigo, ella mantendrá tus mocasines derechos.
Abre y fortalece los chakras Base y Coronilla. Aporta autocontrol, independencia, justicia, pensamientos despojados de apasionamiento y da equilibrio. Combate la tristeza y la nostalgia, ayuda a sobrellevar la pena causada por la desaparición de seres queridos.
Trae armonía y equilibrio propiciando el bienestar de quien lo lleva, disipa los brotes de cólera, mantiene el buen humor, incluso en momentos de crisis.
Permite ordenar la confusión que suscitan los sentimientos contradictorios y aleja el sentimiento de culpa.
En esta piedra conviven los opuestos y ello la dota de capacidad para reconciliación y la consonancia con el universo.
Irradia una fuerza misteriosa debida al contraste de los opuestos y entre sus virtudes destaca que facilita el pensamiento y clarifica la comprensión y las ideas objetivas.
Confiere aplomo y optimismo, pues ayuda a olvidar los conflictos del pasado.
Además, estabiliza y equilibra la tensión sanguínea.
Una de sus cualidades más reconocidas es como amuleto de protección ante la negatividad de otras personas, por lo que ante su poder los malos pensamientos de los otros pierden su energía y son absorbidos por el ónix.
Además, esta gema purifica el aura de la persona que la lleva consigo, convirtiéndolo en uno de los mejores protectores.
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