Experimentar ansiedad ocasional es una parte normal de la vida. Sin embargo, las personas con trastornos de ansiedad a menudo tienen preocupaciones y temores intensos, excesivos y persistentes sobre las situaciones cotidianas.
Los síntomas pueden interferir con las actividades diarias, como el desempeño laboral, el trabajo escolar y las relaciones. Hay varios tipos de trastornos de ansiedad, incluidos el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y diversos trastornos relacionados con la fobia.
Las causas de los trastornos de ansiedad no se entienden completamente. Las experiencias de la vida, como los eventos traumáticos, parecen desencadenar trastornos de ansiedad en personas que ya son propensas a la ansiedad. Los rasgos heredados también pueden ser un factor.
Tratamiento para los trastornos de ansiedad
Las experiencias traumáticas pueden llegar a estar profundamente arraigadas en la memoria de una persona. ¿Cómo pueden reducirse los temores posteriores a un evento traumático a largo plazo y evitar que se convierta en un trastorno permanente relacionado con el estrés?
Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Mainz, en Alemania, han planteado interesantes soluciones a estas preguntas. La clave de su enfoque radica en anclar firmemente las experiencias nuevas y positivas en la memoria de la persona. Al igual que en el tratamiento clásico, los pacientes traumatizados primero tendrían que exponerse a sus estímulos que provocan miedo para saber que estos estímulos a menudo son inofensivos. Esta experiencia se haría duradera más adelanteutilizando un tratamiento farmacológico seguro y simple. Los investigadores han estado analizando más de cerca los procesos mentales que subyacen a los procesos de formación de memoria positiva resultantes.
Sus hallazgos, publicados en la revista Nature Communications a mediados de octubre de 2018, podrían ayudar a mejorar el tratamiento de los problemas relacionados con la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático y ayudar en el desarrollo de medidas preventivas adecuadas.
Efectos de las experiencias traumáticas sobre el cerebro
El cerebro humano está cambiando continuamente y puede ser re-moldeado por experiencias, tanto buenas como malas. Esta es la premisa básica que subyace en la investigación sobre resiliencia y las terapias utilizadas para tratar las fobias y los trastornos de ansiedad. Pero, ¿cómo logran algunas personas reducir su miedo, o incluso utilizarlo y convertirlo en experiencias nuevas y positivas cuando se enfrentan a una situación que antes los hubiera aterrorizado? ¿Y por qué este mecanismo llamado extinción del miedo no funciona para otras personas a largo plazo? ¿Cómo forma y estabiliza el cerebro de un individuo los recuerdos a largo plazo y cuál es el papel desempeñado por factores como los procesos de consolidación neuronal espontáneos, que ocurren después de que se aprende una experiencia nueva y positiva? Estas son las preguntas centrales del trabajo realizado por este equipo de investigadores.
“Ya tenemos una buena comprensión de los procesos neuronales que son relevantes para aprender que un estímulo que induce al miedo ya no representa una amenaza. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que es muy importante poder recordar con claridad estas experiencias de aprendizaje. Esta es la única manera de evitar ser repetidamente presa de respuestas de miedo innecesarias y, por lo tanto, volverse resilientes al desarrollo de un trastorno de estrés postraumático”, explican los investigadores. “Por lo tanto, nos enfocamos completamente en la cuestión de cómo, después de un proceso de aprendizaje de extinción, la experiencia aprendida se puede consolidar en nuestra memoria”.
El equipo descubrió que los cerebros de sus sujetos de prueba mostraron patrones de activación específicos durante una experiencia de aprendizaje de extinción, que reapareció espontáneamente en una fase de descanso después de la fase de aprendizaje. Cuanto más frecuentemente ocurrieron estas reactivaciones espontáneas, mejor pudieron los sujetos recordar su experiencia positiva en un día de prueba posterior y menos marcadas fueron sus respuestas de miedo a los estímulos que de otro modo habrían activado la respuesta de miedo.
También descubrieron que los patrones de actividad relevantes para los recuerdos dependían del neurotransmisor dopamina, conocida como la hormona de la recompensa.
Los investigadores consideran que sus hallazgos ofrecen potencial para obtener nuevos conocimientos sobre los mecanismos fundamentales de la formación de la memoria y para desarrollar posibles nuevas formas de mejorar la prevención y el tratamiento del estrés postraumático.
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