Los seres humanos viven con prisas y urgencias cada día más difíciles de resolver. Las exigencias aumentan y el agotamiento, tanto físico como mental, bajan las reservas de energía, la vitalidad se va por la ventana.
En busca de soluciones comienza a actuar la memoria de otros tiempos, aparecen recuerdos del pasado donde quizá todo era más sencillo y posibilitador de oportunidades, también se presentan las creencias que se tenía en aquellas épocas de cómo sería todo en el futuro, hoy el presente.
Como esto no alcanza la mente comienza a lanzar imágenes, en el mejor de los casos trazadora de futuros, mas es tal la desorientación que se tiene poca claridad de lo que se quiere, de hacia donde se va, las imágenes aparecen difusas.
Se vive en dos tiempos, el pasado (recuerdos) y el futuro (imaginación), por cierto importantes y significativos, pero inexistentes, pues el único tiempo con que se cuenta realmente es con el ahora.
El mejor momento es entonces enfocarse en el presente, donde esta sucediendo la vida. Es un acto de intención y atención, para conectar con el cuerpo, la mente y el espíritu. Sin valoraciones, solo el sentir nuestro cuerpo, sentimientos y pensamientos. Y allí dirigir nuestra energía acompañada por las mejores intenciones de bienestar.
La práctica de la atención en el presente trae aparejada un sin fin de beneficios a la salud, las emociones, las relaciones, para la vida en general.
Un breve ejercicio de 10 minutos diarios, cualquiera sea la práctica, ya que no tendrá mucha aplicación en la vida cotidiana, sí beneficios múltiples que expondrán los fallos de atención que se suele tener llevando a vivir en una nebuloza de sensaciones agotadoras.
Como les decía, tomarse 10 minutos para realizar una tarea pretexto, llevar cosas de un sitio a otro, por ejemplo tomar de la biblioteca un libro y ubicarlo en otro lugar, luego ir por otro y acomodarlo ordenadamente junto al anterior, así sucesivamente hasta concluir. Luego devolverlos de a uno al lugar original, tratando durante esos 10 minutos de no distraerse con otras cosas externas ni con los pensamientos que de continuo tratan de “sacarme de tema”. Hacerlo solo atendiendo al cuerpo, la postura y la respiración. Estar simplemente atento a lo que se esta haciendo.
La repetición de este ejercicio fortalecerá la atención y mejorará la memoria hasta llegar un momento que la práctica no será necesaria porque se actuará en la vida cotidiana con total atención. Entonces se podrá decir que todas las actividades se harán sabiendo claramente que se esta haciendo eso en su momento (caminando, trabajando, hablando, riendo) y no otras cosas.
Se esta en el presente, se vive el Ahora, el momento del Poder, con energía y sabiduría. Todo gracias a un buen trabajo atencional.
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