¿Tienes problemas con la tiroides?
¿Quieres saber cómo identificar los síntomas de esta enfermedad?
Mantener a raya esta enfermedad es todo un reto, pero no es imposible. Lo cierto es, que no es plato de buen gusto, que te diagnostiquen una alteración en la glándula tiroidea y menos si tienes que aprender a convivir con ella.
Seguro que hasta ese momento ni te habría pasado por la cabeza indagar sobre esta enfermedad, y ahora al contrario, millones de preguntas rondan por tu cabeza:
¿En qué consiste? ¿Que tratamiento tendré que seguir?
En esta publicación podrás aclarar tus dudas acerca de la tiroides, entender detalladamente las diferencias entre hipotiroidismo e hipertiroidismo, identificar sus síntomas e incluso saber que dieta adecuada seguir para mantener tu peso.
Pero vamos por parte, ante todo debes saber que la tiroides es una glándula perteneciente al sistema endocrino, cuya función consiste en producir la cantidad necesaria de hormonas tiroideas para satisfacer la demanda de nuestro organismo.
La glándula tiroides produce 3 tipos de hormonas distintas:
Tiroxina (T4)
Triyodotironina (T3)
Calcitonina La calcitonina se secreta en la tiroides, pero pertenece al metabolismo del calcio, por eso las hormonas tiroidea por excelencia son: la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3) las cuales son aminoácidos yodados derivados de la tirosina.
De todas las hormonas que tenemos, estas son las más importantes, ya que sin ellas no podríamos vivir. El efecto de las hormonas tiroideas es el de estimular el metabolismo, intervienen de forma decisiva en el desarrollo del cerebro, son necesarias para un funcionamiento normal del cerebro a lo largo de toda la vida.
También regulan el consumo de oxígeno de la mayoría de las células del organismo, intervienen en el metabolismo de proteínas, lípidos e hidratos de carbono, de forma que no hay órgano y sistema en el que su presencia no sea necesaria para una función normal.
Funciones principales de las hormonas tiroideas
Aumentan la actividad metabólica de los tejidos corporales y el metabolismo basal entre un 6% y un 100%.
Tienen efecto anabólicos sobre las proteínas y colaboran en el crecimiento. Estimulan todas las fases de los hidratos de carbono y aumentan la glucemia en sangre. Consumen grasa para obtener energía.
Determinan el cierre de las epífisis, por lo que intervienen en el crecimiento de los huesos. El exceso de hormonas provoca una pérdida de calcio y fosfatos.
Favorecen la eliminación del colesterol y los triglicéridos, por lo que su falta favorece la obesidad y la arteriosclerosis. En definitiva la T3 y la T4 son esenciales para el crecimiento y el desarrollo adecuado, principalmente del sistema óseo y nervioso, aunque la mayoría del resto de órganos y sistemas están influidos por los efectos fisiológicos que ejercen estas hormonas tiroideas en el corazón, en los músculos, en la piel y en el aparato digestivo.
Esta influencia se manifiesta claramente cuando se da una hiper o hipoactividad de la tiroides.
El exceso de hormonas aumenta la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria, el gasto cardíaco y la sudoración, produce excitación, acelera los procesos digestivos y causa diarrea. Por el contrario, cuando hay un déficit hormonal, todas esas funciones se enlentece.
Esta alteración endocrinóloga que incrementa la secreción de hormonas tiroideas se conoce como hipertiroidismo, y el fenómeno contrario se llama hipotiroidismo.
Hipertiroidismo:
Este síndrome se presenta cuando los tejidos corporales se ven expuestos a concentraciones excesivas de T3 y T4, con lo que se presenta una tasa del metabolismo basal aumentada.
Hipotiroidismo:
Sucede cuando se da una secreción insuficiente de T3 y T4, causando cretinismo en niños y mixoedema en adultos.
Trastornos de la tiroides
Las alteraciones de la tiroides se pueden clasificar en tres grupos:
Secreción anormal de hormonas tiroideas ( Hipertiroidismo e Hipotiroidismo).
Bocio (agrandamiento de la glándula tiroidea).
Tumores. La función tiroidea anormal puede surgir además por un aporte deficiente de yodo en la dieta. La tiroides está estrechamente relacionada con el yodo, de hecho para obtener la síntesis de cantidades normales de hormonas tiroideas hace falta un aporte adecuado de yodo a la glándula tiroidea.
Así que hablemos del Yodo…
En los humanos, la mayor parte del yodo se encuentra en la glándula tiroidea, el contenido en nuestro organismo es de 20-50 mg. La tiroides contiene unos 8 mg, es el órgano más rico. La mayor parte del resto está en las glándulas salivales y mamarias, la mucosa gástrica, los riñones y circulando en el plasma. Todo el yodo se reabsorbe, circula por el torrente sanguíneo y se elimina por el riñón.
Otra parte nos llega a través del agua y los alimentos. En los alimentos se encuentra predominantemente en forma de yoduro, se absorbe casi completamente en el intestino delgado desde donde pasa a la sangre. La eficacia de absorción de yoduros depende del nivel de tiroides circulantes, a niveles bajos mayor absorción.
Los alimentos más ricos en yodo son de origen marino, seguido de verduras, carnes, huevos, productos lácteos, cereales y, por último, las frutas.
Existen sustancias llamadas antitiroideas que impiden el uso del yodo por la tiroides: el exceso de alimentos Bociógenos (ricos en tiocianatos que impiden la utilización del yodo y la transformación de tiroglobulina en hormonas activas) interfieren en la correcta absorción del yodo.
“Incluir alimentos bociógenos en la dieta, sería como conspirar contra uno mismo”
Estos alimentos son: brócoli, col, coliflor, lombarda, col rizada, repollo, nabos, colinabo, mostaza, mandioca, maíz, brotes de bambú, batata, rábanos, cacahuetes, piñones, melocotones y el mijo.
Otro factor importante es la concentración del yodo, esta varía según el tipo del suelo, abono e incluso técnicas de elaboración y manipulación de alimentos. La carencia de yodo se puede dar en zonas alejadas del mar o en dietas de bajo consumo de productos del mar, por eso hoy en día se recomienda el consumo de sal de mesa yodada, la cual supone una importante fuente de yodo.
A pesar que obtenemos el yodo por tres vías diferentes:
Desde el tiroides por difusión.
Proveniente de los alimentos.
Desde los tejidos, tras liberarse yoduro mediante la desyodación de las hormonas tiroideas. Tendremos en cuenta que las cantidades necesarias de este micro-nutriente son mínimas, se recomiendan:
90-120 µg/día para niños y adolescentes.
150 µg/día para adultos.
˃ 200 µg/día para mujeres embarazadas o que amamantan. A continuación te dejo un práctico vídeo informativo que explica de manera sencilla las diferencias entre hipotiroidismo e hipertiroidismo y cómo llevar a cabo una dieta adecuada para cada caso.
Hasta aquí algunos consejos de salud sobre la tiroides, como todo hábito con la práctica podrás ir mejorando; no olvides seguir al pié de la letra las indicaciones de tu endocrino y tu tratamiento.
Y tú, ¿qué opinas sobre estos consejos?
Tienes alguna otra duda que no se haya tratado en esta publicación, si es así, cuéntanoslo.
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