Hay dos principios fundamentales a partir de los cuales funciona el proceso creativo. El primero es la activación, el otro es el principio de no interponerse en el camino y permitir que las sigan su propio curso. Estos dos principios creativos existen en todo el universo y se manifiestan en todas las cosas de tu vida. Controlan
todo lo que sucede deseable e indeseable, importante o banal, desde el suceso más pequeño y mundano hasta la creación del universo.
Si lo que se crea ha de ser constructivo, fructífero, alegre y placentero, entonces estos principios deben interactuar de manera armoniosa, deben completarse.
Si lo que se crea es destructivo, doloroso, vergonzoso o triste, los dos principios también deben estar trabajando, pero en este caso
lo hacen de manera distorsionada e incomprendida. En vez de complementarse, interfieren el uno con el otro.
En vez de que configuren una totalidad unidad, un cierto dualismo los convierte en opuestos mutuamente excluyentes. Cuando se reconcilian los dos lados de la dualidad, entonces las dos fuerzas aparentemente
opuestas trabajan juntas hacia una meta.
La dualidad en contra de la unidad es una situación que se
manifiesta en toda la creación: siempre que una entidad es sacada de su centro y por lo tanto está sumida en la ignorancia y el error y aparece la dualidad.
Todo el globo terráqueo, especialmente la conciencia humana,
se encuentra en el estado dualista, de modo que todas las funciones creativas perceptibles se encuentran divididas.
El proceso creativo también se encuentra afectado por el estado dualista de la conciencia humana.
Los dos principios fundamentales de la creación, activar y dejar que las cosas sigan su propio curso, son leyes universales presentes en todo lo que ha sido creado. No se trata de leyes mecánicas como las de la gravedad.
Todas las leyes, incluyendo a las leyes físicas e impersonales, surgen de, a través de y por la conciencia, y tienen que haber sido creadas por la combinación de estos dos principios fundamentales.
La creación directa, con sus leyes específicas siempre es una expresión de la conciencia, pues todo en la creación sólo puede ser resultado de la conciencia. No importa si la conciencia surge de un cerebro individual o de una persona o si la conciencia es el gran espíritu universal que impregna toda la vida. El principio es el mismo.
Tu actitud consciente expresa si activas o no y dejas que las cosas sigan su propio curso o no. Estos dos principios y sus papeles requieren de un profundo análisis por tu parte.
Permite y deja que suceda . Haz click en la imagen
Del miedo al amor EVA PIERRAKOS
JUDITH SALY