De los escritos de Joseph Pilates, se pueden extraer ocho principios guía, que representan claves fundamentales para la correcta ejecución de los ejercicios del método Pilates. Estas nociones son útiles para cualquier disciplina física.
1. Concentración en el ejerccicio.
Es fundamental para la ejecución de los ejercicios del método Pilates que la mente esté activa y atenta a cada movimiento: debemos considerar permanentemente que cada movimiento es fruto de nuestro pensamiento. No nos podemos permitir distracciones porque debemos ser conscientes del trabajo que nuestro cuerpo está llevando a cabo. Con el objetivo de lograr está concentración, es vital, conocer precisamente el movimiento que debemos efectuar, pues, solo de este modo, activaremos los músculos adecuados para ese movimiento y obtendremos mayores beneficios.
2. Respiración libre y profunda.
Generalmente, no respiramos con pulmones plenos, es decir, no utilizamos toda la extensión pulmonar y, en consecuencia, no favorecemos un recambio total del oxígeno. Muchas veces, mientras estamos ejecutando una actividad física, nos viene espontáneo retener la respiración. Esto es nocivo para nuestro cuerpo. Para respirar correctamente debemos inhalar y exhalar completamente porque, de este modo, garantizamos una adecuada cantidad de oxígeno en la sangre, favorecemos la circulación y eliminamos toxinas. El método Pilates nos enseña a no dejar de respirar nunca, en ningún movimiento, aunque sea exigente. Básicamente, nos basta recordar que debemos inhalar (con la nariz) cuando estamos empezando un movimiento y exhalar (con la boca) mientras lo estamos ejecutando, y de hacerlo siempre profundamente.
3. Búsqueda del centro: la "Powerhouse”
La técnica de Pilates puede considerarse CENTRIFUGA, es decir, que la energía se dirige desde el centro hasta las extremidades. Por “centro” se entiende la zona que se encuentra entre la parte baja de la espalda y el tórax, comprende todos los abdominales, internos y externos, visibles o no. Este eje es considerado un punto esencial para todo el baricentro del cuerpo; desde aquí parten todos los movimientos, determinándose la postura corporal que adoptamos. Si conseguimos reforzar nuestro centro, hacerlo más estable, los movimientos que realizaremos serán correctos y, en consecuencia, mejoraremos nuestra postura.
4. Control de los ejercicios en Pilates.
Joseph Pilates había denominado su método como “Contrology” porque, para su adecuada ejecución, es fundamental tener bajo control toda la secuencia de ejercicios. Esto garantiza su correcta realización. El riesgo de no tener bajo control la práctica es que utilicemos los mismos músculos siempre, es decir, que nuestra mente active la musculatura que reconoce en modo inmediato y que es más sencillo movilizar, descuidando otros músculos que es necesario tonificar. Este tipo de descuidos hace que el método no sea, en todos los casos, eficaz y, por eso, se aconseja que los grupos de trabajo sean pequeños y que la ejecución sea llevada a cabo lentamente.
5. Precisión del ejercicio en Pilates.
Movimiento, ritmo e coordinación son los elementos esenciales y fundamentales del método Pilates. Por este motivo, es necesario reservar la máxima atención a cada detalle, pasaje o elemento dentro de la práctica del ejercicio. Las secuencias de ejercicios son simples en el inicio para lograr su correcta y precisa realización. Cuanto mayor es la precisión de la ejecución del ejercicio, mayor es el beneficio que aporta. La complejidad de los ejercicios varía de nivel a nivel, sin embargo, un ejercicio simple realizado con precisión y de modo correcto, puede aportar mayores beneficios que uno complejo realizado inadecuadamente.
6. Fluidez de los movimientos.
Así como la energía de la naturaleza es un constante fluir, las secuencias del método Pilates deben ser ejecutadas como un “continuum” de movimientos. Esto facilita que los beneficios de la práctica influyan en la vida diaria. El correcto funcionamiento de nuestras articulaciones y una conexión cuerpo – mente más sincronizada nos permite tener una mejor elasticidad y una motricidad más delicada, ayudándonos a fortalecer y relajar todo nuestro cuerpo.
7. Aislamiento muscular y articular.
Este principio se puede sintetizar en que: cada músculo coopera al desarrollo de los otros. Por este motivo, debemos esforzarnos por “comprender”, en cada ejercicio, qué músculos y articulaciones intervienen. Discernimiento y concentración pueden ayudarnos a aislar los músculos y las articulaciones que deben intervenir en la correcta ejecución de cada movimiento. De este modo, no solo obtenemos un mayor beneficio sino que ahorramos energía
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8. Repetición de los movimientos
La repetición ayuda que cada movimiento adquiera un ritmo natural. La frecuencia en la práctica lleva consigo una mejora en la destreza. Asimismo, la constancia en la reiteración de los ejercicios y el respeto de estos ocho principios – guía nos permitirán tener no solo entrenado nuestro cuerpo sino activo nuestro cerebro. Desde la mente parten los impulsos para realizar una acción. Cuando más “training” tenga nuestro cerebro en ejecutar los movimientos, más fácil será utilizar los músculos adecuados para realizar la práctica del método Pilates de modo correcto.
Sabrina Visconti