La leche es el más completo y equilibrado de los alimentos, exclusivo del hombre en sus primeros meses de vida y excelente en cualquier edad.
La leche de vaca, que es la que con más frecuencia consumimos, contienelo siguiente:
-- 87.5 % de agua
-- 35 % de proteínas animales ( caseína, lactalbúmina y lactaglobulina )
-- 45 % de lactosa
-- 6% de minerales (fosfatos y cloruro de sodio)
-- grandes cantidades de vitaminas A, B y D, además de pocas cantidades de vitamina C.
Otras características secundarias de la leche son una débil reacción alcalina y una reacción ácida.
Esta última indica alteración por fermentación.
Los factores que influyen en el grado de pureza de la leche son: la salud de la vaca, la limpieza a la hora de la ordeña y la limpieza en el manejo del producto. Esto, al menos, en lo que a la leche bronca o cruda se refiere. El tratamiento obligado para garantizar la pulcritud de este alimento es la ebullición.
Las proteínas de la leche no sólo son importantes por la cantidad, sino también porque algunas de ellas son exclusivas de este alimento. Es decir, no se pueden encontrar en ningún otro, al menos no de forma significativa. Un ejemplo de éstas son las caseínas, unas proteínas que, además, son las causantes del color de la leche. Estas moléculas se asocian entre sí y con iones de calcio, formando estructuras que dispersan la luz.
Es importante señalar que algunos de estos componentes de la leche tienen funciones biológicas específicas. Algunas de ellas actúan directamente en la glándula mamaria, otras sobre quien la consume. Esta es una de las razones por las que es tan importante alimentar a los recién nacidos con leche materna, ya que ésta protege al pequeño frente a los microorganismos causantes de infecciones. Además, la leche produce una enzima llamada lipasa activada por las sales biliares, que facilita la digestión de la grasa de la leche.
Las proteínas de la leche son: la lactoferrina, la lactoperoxidasa, la inmunoglobulina y la lisozima. La primera de ellas desempeña un papel esencial en la protección de recién nacidos frente a infecciones gastrointestinales. La segunda permite la formación de sustancias con gran poder antimicrobiano. La inmonoglobulina también es conocida con el nombre de anticuerpos y se caracteriza porque facilita la destrucción de las estructuras contra las que está dirigida. Por último, la lisozima es capaz de destruir bacterias.
Y tu, ¿consumes leche?