Se supone que todo ser humano debería en algún momento de su vida hacerse consciente. Darse cuenta de lo que ES, algo más allá de una valoración sobre quien es, a que se dedica, o lo que ha hecho en su vida.
Pero no todo el mundo lo consigue. Por lo general estamos absorbidos por nuestro ego que lo único que hace es fijarse en lo que tenemos o lo que no tenemos, lo que tienen los otros y que no tenemos nosotros, y un sin fin de preocupaciones que nos hacen creer que estamos viviendo plenamente la vida, eso si, aferrados a toda una serie de cosas que no son nosotros.
De eso se trata despertar a la consciencia. Darse cuenta.
¿Y de que hay que darse cuenta?
De que tu mente se va. De forma muy parecida a cuando practicamos la meditación, nuestra mente se va, del momento presente, se evade y busca emociones y sensaciones en objetos, personas o actividades que nos hacen sentir vivos, que estamos disfrutando de esto que llamamos vida.
Y fijar la atención a todo ese tipo de cosas que no forman parte de nuestro presente ni de la realidad que se presenta es vivir en la inconsciencia.
Una cosa es hacer planes, tener metas, sueños y objetivos. Intentar que tu vida tenga un significado, si, pero solo ese intento va a ser satisfactorio cuando cumpla un propósito que sabes que es bueno para ti y para los demás seres.
Por ejemplo buscar tan solo como objetivo el enriquecimiento, si es rápido mejor, solo trae fracaso a largo plazo. He conocido en mi camino vital a personas que solamente pusieron en su orden de prioridades el acumular riquezas y poder o en obtener placer y algunos lo pagaron caro, otros lo están pagando aún y otros afortunadamente despertaron a la consciencia y, ese camino equivocado, finalmente les llevo al encuentro con su Ser interior y a tomar conciencia de sus actos.
Que no te suceda a ti.
Para otras personas el despertar de la conciencia puede llegar de forma muy dramática, a través de un sufrimiento extremo para el que lo vive y para otras personas de su entorno. Tal es el caso de personas que aferradas a su ego quieren imponer su voluntad por la fuerza, a toda costa, haciendo daño a otras personas, incluso provocando su muerte, en esos casos, a veces la persona toma conciencia del acto que ha cometido y en ese momento, despojado del control del ego en una clara visión de lo erróneo de su acción decide quitarse la vida…es pues una toma de conciencia “a lo bestia”
Ese es el caso desgraciadamente frecuente de los crímenes por violencia de genero. A mi me toco vivirlo muy de cerca cuando una mujer que fue pareja mía fue “presuntamente” (no hay sentencia firme aún) asesinada por su expareja de ese momento con la que estaba en proceso de separación. Son hechos muy tristes que demuestran al extremo que nos lleva la inconsciencia en nuestros actos y pensamientos.
Vivir de forma inconsciente no obstante ofrece aparentemente beneficios. Si no fuera así no habría tanta gente en el mundo actuando de esa forma.
Vivir inconsciente puede que te ayude a ocultar ese miedo irreverente del ego a desaparecer, a morir, a que un día todo ese “disfrute” acabe, aunque sólo sea una fantasía mental, pero tu ego lucha por mantener el control y llevar las riendas del carruaje.
Pero el carruaje lo debes dirigir tu. ¿Desde donde? desde la consciencia. Eres el amo, el que va dentro del carruaje, no los caballos de las emociones desbocadas. Tampoco eres el cochero que dirige esos caballos. El cochero se puede distraer con muchas de las cosas que ve en el camino y dejar que los caballos se descontrolen.
El amo, va dentro, en lo mas profundo, pero si el amo se ha dormido, todo el carruaje podrá finalmente acabar en el fondo de un precipicio o ¡vete a saber donde!
El amo tiene que ir despierto, dándose cuenta de por donde va circulando el carruaje. De si se sale del camino, de si va muy deprisa o se ha parado. Tiene que mantener al cochero también atento a su trabajo, que es dirigir las riendas de los caballos.
¿Entiendes ahora?
Mantente despierto.
Meditando cada día. Haciendo tus practicas informales cada día y cada vez que te sientas en piloto automático. Aprendiendo lo que puedas para lograr la atención plena y evitando las distracciones innecesarias.
Y también importante: viviendo desde el amor y no desde el miedo. Cuando obedeces a la parte inconsciente del ego en muchos casos actúas desde el miedo, el miedo a la perdida, el miedo a sentirte incompleto. Pero si vives desde el amor vives desde la integración de tu ser con todo el universo, desde la no dualidad, no te sientes separado del resto y tus acciones proceden de un amor incondicional.
Poco a poco sentirás que el amo, el Ser interior se percata mejor de todo, que incluso observa la escena desde fuera. Que controla la situación y toma las decisiones adecuadas, sin reacciones súbitas y desmedidas, con serenidad y decisión. Que asume que está en el camino y eso es lo importante, pues fijarse obsesivaménte en el destino puede arruinar el viaje, y puede despistarnos del camino que pisamos ahora.
Así puede ser que te haya tocado la lotería de la consciencia.
Aunque más que una lotería creo que es un deber y un encuentro que debes propiciar, no esperar a que suceda por las buenas. Pero es cierto que en muchos casos esto llega de forma inesperada, esa búsqueda de respuestas a esta vida y todo lo que en ella sucede conduce finalmente a la consciencia, a la conexión con el Ser y una vez encontrado, tu vida cobra otro sentido, y es gozada plenamente, en el presente.
Con la práctica de Minfulness tanto en su forma de meditación o en su modo “informal” en la vida diaria tienes la puerta de acceso a esa conciencia plena de lo que de verdad Eres, no las etiquetas que te han puesto los demás o tu mismo.
Sigue este blog para aprender sobre la conciencia plena y su práctica.
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Gracias.
El artículo La lotería de la consciencia lo puedes encontrar en Reducir Estrés.