Un acto de amor desinteresado
Ninguna opción es mejor que otra, lo importante es que cada persona, valore su decisión de acuerdo a cuál es su modelo de vida ideal. Sin embargo, en el caso de querer tener hijos, es muy importante recordar que este paso vital tiene que estar en coherencia con un deseo profundo de desarrollo personal y de amor desinteresado en sí mismo.
Es decir, los hijos no son un vehículo para matar la propia soledad o para llenar un vacío interior. Por eso, la maternidad debe vivirse como un gesto de amor desinteresado que lejos de vivirse como un sacrificio se afronta de una forma gozosa.
Existen personas que tardan más tiempo que otras en plantearse la posibilidad de tener hijos porque han estado centradas en otros asuntos. Por ejemplo, han estado centradas en disfrutar de su relación de pareja, en proyectos profesionales, en disfrutar de su autonomía… Pero en el momento en el que surge este interrogante es muy importante no convertir este asunto en una charla anecdótica puesto que tener un hijo es un tema trascendental que marca un punto de inflexión en el destino. Querer tener hijos no es uno de los síntomas del amor verdadero porque existen muchas parejas que se quieren y deciden no formar una familia.
Existe un ejercicio que puede ayudarte a reflexionar sobre qué significa para ti la maternidad o la paternidad. Imagina tu futuro, visualiza un punto de tu camino en el que tu hijo, como persona adulta, ya emprende su camino en solitario y se aleja de ti: ¿Como te hace sentir ese momento? Si ese instante no te produce angustia, entonces, es un buen síntoma de deseo de paternidad y maternidad positiva.
Fuente – Fiancee Bodas
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