Lo mejor es recurrir a otras formas más efectivas para educarlos y corregirlos. Cuando gritamos de manera constante a los hijos, existe alta probabilidad de que cumplan las normas en base al miedo. Los gritos también pueden lograr que los niños se separen y tengan una imagen distante y autoritaria de sus padres. Veamos cómo conseguir no gritar a los hijos.
La autoevaluación
Para poder lograr que no se produzcan salidas de tono, es necesaria la autoevaluación. En respuesta a lo que experimentamos y sentimos, nuestra mente se carga de emociones que vienen y van.Por un lado, algunos padres suelen ser algo aterradores y otros se enfadan con mucha facilidad. Todo esto dependerá de la carga emocional que tengas en la vida y por supuesto de tu personalidad. Las luchas a lo largo de la vida, decepciones y las heridas pueden producir diversas emociones.
Por eso para evitar gritar a los hijos, lo fundamental es determinar el factor que desencadena la molestia. Probablemente estés reflejando en ellos cualquier vivencia, sin embargo, es fundamental comprender que ellos no tienen culpa alguna.
Cuando los padres plasmamos en nuestros hijos nuestros enojos, miedos y frustraciones esto se convierte en un verdadero problema. Por esta razón, te invitamos a intentar conservar la calma y a tener conversaciones amables con tus niños.
Es evitar lograr la calma por medio de tus niños
No debes conseguir calmarte por medio de otras personas y tampoco esperar que esas personas actúen de acuerdo a tus necesidades, pero principalmente por medio de tus hijos.Lo más adecuado es conseguir las formas apropiadas de calmarte usando diversas estrategias, como: escuchar una música relajante, dar una caminata o descargar la aplicación Siente en crearsalud.org/siente, la cual te ofrece interesantes opciones en varias sesiones, es una excelente aplicación que actualmente cuenta con miles de descargas en el mundo.
Cuando gritas frente a tus hijos, aumentan los niveles de estrés y lo más probable es que te sientas peor.
El control es importante
Es fundamental como padres aprender a controlarnos. Es por ello que lo mejor es comenzar a trabajar sobre la parte racional, para evitar que las emociones puras te dominen. Puedes controlarte por medio de la práctica, de igual manera debes conocer cuáles son las emociones más frecuentes que promueven los gritos: la frustración, el enojo, el miedo, la culpa y la tristeza.Aprende diariamente, cómo dominar tus emociones en los momentos que se produce algún estallido. Por ejemplo: Puedes leer sobre los elementos que promueven la pérdida de control y comenzar a aprender a batallar contra ellos.
Intenta detener los eventos que provocan los gritos sobre tus hijos, es decir, trata de darte algo de tiempo para calmarte, retomar el control y respirar. Puedes conversar con tus hijos sobre los factores que te causan molestia, es una solución bastante simple.
En caso de que sientas demasiada molestia porque tus hijos son desobedientes, es necesario que pienses que no lo hacen por mala voluntad. Posiblemente al darles una explicación sobre lo que te molesta, esto cambie completamente la actitud de los niños.
Lo mejor es predicar con el ejemplo, se dice que gritan más alto las acciones que las palabras y la respuesta de tus hijos será similar a la forma en que sean tratados. Por ejemplo, si te molesta que tus hijos te ignoren debes dejar de ignorarlos.
Analizar por qué te causa molestias su comportamiento
En lugar de gritar a tus hijos cuando algo te cause molestia, lo mejor es escribir tus pensamientos. Comienza a buscar a través de tu pasado y luego reconoce cuáles son tus principales miedos.Puedes preguntarte lo siguiente: ¿el comportamiento de mis hijos me asusta, me hace sentir indefenso, inseguro o fuera de control? Y luego, busca la forma de tener bajo control este tipo de sentimientos. Escribe qué puedes hacer para conseguir calmarte frente a cualquier factor desencadenante y luego practícalo.
Evitar las disputas de poder
Debes ser cuidadoso y no asumir patrones negativos con tus hijos o serán imperiosos los gritos. Evita reaccionar frente a la reactividad de tus hijos, tampoco te quedes enganchado en una batalla de voluntades. La mejor opción ante lo que sucede es ser realistas, mantenerse en la disciplina positiva y en los puntos fuertes.Es fundamental entender que no siempre controlarás las acciones de tus hijos
Aunque no es posible controlar cada acción de tus hijos, debes saber que siempre podrás tener el control sobre cada una de tus reacciones. Entiende lo siguiente: los gritos con tus hijos no funcionan. Aunque sigas cada uno de los consejos positivos de crianza para disciplinar a tus hijos, pero toda esta maravillosa labor puedes dañarla si gritas.Está en ti escoger si deseas gritar: ¡Ordena tu habitación! O simplemente optar por alejarte algunos segundos. Regresa nuevamente cuando recuperes la compostura y que tengas un enfoque renovado, para lograr de buena manera tu objetivo.
Cuando tomas algunos segundos para darte un respiro, esto puede servir para lograr las cosas sin recurrir a los gritos y generar miedo en ellos. Recuerda los gritos no funcionan y el miedo tampoco educa.
Otras sugerencias para conseguir no gritar a los hijos
Es esencial que estés consciente de que existe el problema, si estas leyendo este post, esto significa que ya tienes plena conciencia del problema. Por eso te recomendamos establecer una fecha límite para no gritar, es lo mejor que puedes hacer para tener conciencia del cambio.A través de la respiración puedes controlar la situación, antes de comenzar a gritar, detente, respira lentamente y sepárate de la situación por un momento. Una excelente forma de apoyarte es la relajación, ya que estarán demasiado tensos los músculos, tu cuerpo estará desbordado de los neurotransmisores y las hormonas, será más difícil calmarte.
Es sencillo, conversa con tus hijos sobre tu propósito. Por ejemplo, diles a tus hijos que a partir de ese momento trabajarás para evitar los gritos y al expresar tu propósito, podrás adquirir un compromiso. En el caso de que no cumplas con este compromiso, puedes pedirles perdón y seguir. No se trata de que seamos padres perfectos, simplemente debemos trabajar en mejorar las circunstancias.
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